El Cine Argentino en la década del 30 y Mario Soffici como uno de sus grandes exponentes
Ai daMonografía17 de Junio de 2021
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ENERC – Escuela nacional de experimentación y realización cinematográfica.
El Cine Argentino en la década del 30 y Mario Soffici como uno de sus grandes exponentes.
María Eugenia Atencio Berrrocá
San Juan, junio del 2021
Historia del cine I
Introducción:
En el presente trabajo queremos hacer un recorrido por la década del 30 conocida como la etapa de oro dentro de nuestro cine, ya que en este período avanzó y se afianzó como industria, con un sello propio que no solo alcanzó a Latinoamérica, sino que logró cruzar el atlántico y ser conocido en las ciudades que habían sido cuna del séptimo arte.
En un primer momento contextualizaremos la década del 30, ya que la coyuntura internacional y las situaciones dentro del país prepararon el terreno para que el cine con sus nuevas características ocupara un lugar muy importante en la vida cotidiana de los habitantes a lo largo y a lo ancho del país, pero especialmente de aquellos que estaban en las márgenes de la sociedad.
También veremos las principales características del cine en esta época, qué fue lo que marcó la diferencia con la década anterior y mencionaremos dos de sus principales películas, donde el éste no solamente fue un espacio de entretenimiento sino un modo de conocimiento tanto dentro del mismo territorio como fuera.
Y por último nos acercaremos a la vida y obra de Mario Soffici, el cual nos regaló una mirada nueva en el séptimo arte que logró cautivar al público que antes no había estado tan cercano al mismo. Mencionaremos algunas de sus principales películas que mostraron esa otra mirada del cine en la época.
La década del 30’:
Figura 1
Antonio Berni (Obra 1) refleja la situación del sector obrero
(Berni)
Contexto histórico:
Tres acontecimientos marcaron la realidad de la Argentina en aquellos años, por un lado, la crisis del sector agrario, el proceso de industrialización que trajo aparejada las grandes migraciones y el golpe cívico militar de septiembre de 1930.
El modelo agroexportador base de la economía colapsó con la crisis económica del 30 producida por la caída de la bolsa en el año 1929, hasta el momento la Argentina se había relacionado con las grandes potencias por medio del intercambio de las materias primas y alimentos por productos manufacturados. Frente a esta imposibilidad apareció la necesidad imperiosa de la industrialización. El granero del mundo daba un paso en este terreno desconocido lo que produjo la migración del campo a la ciudad por trabajo y una mejor calidad de vida, y tanto los servicios como la industria los necesitaban, para el momento la base industrial no era inexistente pero no podía satisfacer la alta demanda del interior.
La llegada de los obreros a la ciudad produjo el encuentro de dos realidades culturales; por un lado, los inmigrantes extranjeros con un modo de vida moderno propio de la ciudad y los obreros venidos del interior, del campo con una experiencia de actividades preindustrial. Frente a esta realidad como dice A. Romero: los sectores populares, fueron conformando una cultura propia forjada en la experiencia y el aporte de ciertos discursos contestatarios que circulaban en la época, fundamentalmente, el socialismo y la Doctrina Social de la Iglesia. Sin embargo, cabe mencionar que los sindicalistas para la década del 30 estaban más dispuestos a negociar que al principio de la década del 20.
Figura 2
Antonio Berni (Obra 2) refleja la situación del sector obrero
(Berni)
La crisis del 29 repercute en la estabilidad que el sistema agroexportador había mantenido hasta el momento, se devalúa la moneda generando aumentos en el orden público creando desorden y miseria, todo aquello desemboca en el golpe revolucionario de septiembre de 1930 que lleva al general Uriburu a la presidencia.
Figura 3
Collage con las estrellas más representativas de la época.
(Incorvaia, 2019)
Es así que el movimiento del 6 de septiembre de 1930 recibió múltiples adhesiones; instituciones patronales y algunos sindicatos; dirigentes de la derecha y ciertas agrupaciones de izquierda; todos los partidos importantes con excepción de la UCR personalista; la casi totalidad del periodismo; el movimiento estudiantil universitario... Pero, más allá de las repercusiones de la crisis, ¿cuál era el interés que lograba agrupar a todos estos sectores? El objetivo proclamado era la restauración del régimen democrático e institucional que estaría siendo violado por el presidente, a través de la centralización de las decisiones. Un análisis que es difícil de entender hoy en día, ya que la caída de Yrigoyen significó, precisamente, el comienzo de un largo período empapado de golpes militares y el consiguiente retroceso del proceso democrático, iniciado en décadas anteriores (Salvatori, 2001, pág. 5)
El cine:
En el ámbito del cine la década del 30 trae una importante innovación, el sonido el cual le dio al cine nacional un impulso fundamental por ser un producto más completo y al mismo tiempo poder escuchar en el propio idioma y de ese modo se privilegiaron las producciones propias por sobre las extranjeras. El aumento en las taquillas permitió que se realizaran más películas y que mejorara la calidad de las producciones como la apertura de nuevas salas de cines en todo el país. Con el cine sonoro comienza la denominada “época de oro” que fue llamada así por la cantidad de películas que se realizaron, por el éxito que tuvieron en el extranjero, por la calidad artística de las mismas y por el aumento de los espectadores en las salas. De este modo el cine logró atraer como público a los sectores populares. Algunos autores ubican la época de oro entre el estreno de Tango! (Moglia Barth, 1933) y La Guerra Gaucha (Demare, 1942).
El cine sonoro no se dio de un día para el otro, fue un proceso de pequeñas incorporaciones hasta alcanzar el sonido de la película completa. En un principio se utilizó el método vitaphone, que era la reproducción paralela por medio de un disco, no siempre se lograba la sincronización. Luego se fueron incorporando algunos diálogos, cantos y por último la sonorización completa.
Figura 4
Afiche de la película La guerra gaucha (1942)
(Rosario Cine, 2018)
¿Qué tenía de especial este cine que conquistó al público?
“El lenguaje nuestro de todos los días, la imagen porteña que se paseó mitificada por todo el interior del país, la presencia de los inalcanzables del teatro, el cabaret y la revista en la intimidad individual de la sala de proyección, la voz y las figuras de las orquestas que se escuchaban por la radio, los cantores populares, el paisaje del conventillo y el patio de buenos aires, poetizados por el teatro y las letras de tango (...) (Stella, 2004, pág. 10).
La radio y el cine, ya presentes en la década anterior, se transformaron en los entretenimientos favoritos de todos los argentinos y en un elemento clave de integración cultural. Las personas de estas clases populares se encontraron identificadas con este cine argentino, que había volcado la mirada hacia los sectores marginales. En 1933 abren sus puertas “Argentina sono film” y “Lumiton” dos empresas que comienzan a mirar el cine como una industria y que pondrán en práctica el mismo sistema de Hollywood la creación de un “sistema de estrellas” y algo muy particular del cine de esta época era la idea de los realizadores de convertir el objeto del cinematográfico en una representación de los argentinos como colectivo muy diferente al de otros pueblos.
La mayoría de las producciones se realizaron en Capital Federal, así que la reina en las imágenes de los films era Buenos Aires y sus alrededores los argumentos también giraban en torno a ella. De este modo la mítica ciudad fue conocida en el interior y las estrellas antes escuchadas fueron vistas.
Los principales exponentes de esta época fueron: Mario Soffici, Luis Saslavsky, Alberto de Zavalía, Daniel Tinayre. Estos, lograron que el cine tuviera una correlación con sus espectadores, ya que este hablaba su idioma y tenía su música. Todas las producciones tenían un gran acento nacional. En un primer momento las realizaciones eran más intuitivas, pero con estos realizadores se pasó a mostrar un cine más real y mostrar temas de índole social.
La promisoria década del 30 fue un crisol de nuevos directores, guionistas, actrices y actores que compartían un mismo sueño. Fueron los años en los que se sentaron las bases de la industria cinematográfica argentina a nivel local y también internacional. Todavía quedaba mucho por hacer y experimentar, pero el primer paso ya se había dado.
Figura 5
Retrato del realizador en sus tiempos de actor.
(linyera, 1933)
Mario Soffici:
Nacido en Florencia en el 1900, llegó a la Argentina a los nueve años. Se recibió de técnico electrónico, pero a los 28 años ya era un actor consagrado de teatro clásico y en una gira por Barcelona conoció al director José Ferreyra, los dos quedaron fascinados con el cine sonoro y conversaron el proyecto de filmar en Buenos Aires. Estudió cine desde el punto de vista técnico, según contaba: “iba a ver cómo se filmaba y después veía los negativos revelados y analiza críticamente los resultados, intentado descubrir las leyes de la cinética.”
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