“El Comienzo. Capítulo I Esculpir el Tiempo de Andrey Tarkovski”
Enviado por Santanderelizabe • 19 de Octubre de 2018 • Ensayo • 1.732 Palabras (7 Páginas) • 305 Visitas
Universidad de Los Andes
Facultad de Arte
Escuela de Artes Escénicas
Cátedra: Actuación para Cine y Televisión.
“El Comienzo. Capítulo I
Esculpir el Tiempo de Andrey Tarkovski”
(ensayo)
Hecho por
Elizabeth Santander
C. I. V- 14 873 313
Cuarto Año
Profesora: Irina Dendiuck
Mérida, mayo de 2011
Inicia Tarkovski este capítulo con una reflexión en torno a ese cuestionamiento al que llegó, luego de haber rodado lo que fue su primer largometraje: La Infancia de Iván, basado en el cuento de Bogomólov. Destaca aquí, lo expuesto por otros textos referentes al hecho cinematográfico, donde se exalta la necesidad de separar el cine de la literatura. Cualquier obra literaria no puede ser llevada a la pantalla, cada rama del arte tiene sus propios códigos de expresión.
No obstante, existen historias claramente estructuradas, con temas originales y a las que parece no importarle el sentido estético con el que son contadas, este es el caso de la historia escrita por Bogomólov. Texto que es empleado como fuente para el largometraje de Tarkovski. El director y guionista, confiesa el hecho de haberse dejado atrapar por esa narración que habla de la cotidianidad de la vida militar. Lejos de describirnos las hazañas heroicas de los protagonistas, se centra la historia en ese intervalo existente entre dos de ellas; aunado a un final en el que el protagonista muere y ello conlleva a que no exista un más allá del final propuesto.
Dice el autor de Esculpir el Tiempo, que estos planteamientos generaron en él, el interés ante la posibilidad de recrear la situación descrita, demostrando así la verdadera atmósfera que enmarca a la guerra. Además de ello, exalta el dejarse cautivar por la personalidad del jovencito, a quien la guerra había arrebatado la esencia de la niñez, y había marcado un nuevo carácter, tal vez adquirido. Personalidad que se refleja de manera fiel en la interpretación hecha por el actor que diera vida a este personaje, en el que una actitud recia y la fuerza que proyecta a través de su mirada captura de manera inmediata la atención del espectador. No se trata de una progresión gradual en el desarrollo del personaje, sino de un estado de tensión perenne que el intérprete mantiene hasta su última aparición.
A tal efecto, dice (Andrey Tarkovski 1993 pág.20) “En un estado de tensión constante y sin desarrollo las pasiones alcanzan su máximo nivel y se manifiestan de una manera más vivida y convincente que en un proceso de cambio gradual”.
Comenta el autor que por ello seguramente le atraen tanto los personajes de Dostoievski, pues estos se caracterizan por mostrarse estáticos exteriormente pero con una inmensa carga interna de energía. Desde mi punto de vista, ello aplica en gran medida a la interpretación requerida para el cine, donde un movimiento marcado y amplio del cuerpo o rostro, podría ser tildado de expresionista o en el peor de los casos de sobre actuado, pues la pantalla tiende a amplificar cada gesto, y es aquí donde se hace necesario fortalecer la sensación o el sentimiento desde el interior.
Ahora bien, volviendo a la experiencia de Tarkovski con La Infancia de Iván, el autor narra que solo hasta esa visión de uno de los personajes principales, hallaba la conexión. La textura emocional que presentaba el cuento, le era extraña, éste era contado como si se tratase de un informe y haberlo mostrado así en la gran pantalla iría en contra del sentido estético que el perseguía, al menos con su primer trabajo.
Ello impulso a que el cuento fuese tomado sólo como punto de partida, y a que Tarkovski como guionista y director recreará un nuevo argumento. Esto es posible cuando el director y el guionista son la misma persona; hecho que no debería suceder cuando llega a las manos del director un texto propuesto por otro. Allí la tarea se limita a tratar de reproducir el material que le ha sido entregado por escrito.
Luego, el autor señala las relaciones poéticas que es posible encontrar en el cine. A diferencia del teatro tradicional que une las escenas una tras otra, siguiendo un orden; en el cine se puede dejar al descubierto la lógica del pensamiento, ello permite mayor participación por parte del espectador y la posibilidad de que este vaya descubriendo junto a los personajes cada giro que presente la historia.
Esta propuesta de historias no lineales, se refleja en La Infancia de Iván, donde se mezclan los acontecimientos acaecidos en el campamento o las otras vivencias de tipo militar, con las alucinaciones y sueños del jovencito de manera alterna.
(Tarkovski 1993, pág. 23) “El método por el que el artista obliga al público a crear un todo a partir de las distintas partes, y a pensar más allá de lo que ha sido expresado, es lo único que lo pone en pie de igualdad con el artista en la manera en que ambos perciben la película”. Es por ello, que el film puede resultar tedioso ante los ojos de un espectador de nuestro tiempo, acostumbrado a recibir la información de manera lineal y a avanzado ritmo, tal y como la suele presentar el cine comercial.
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