Invasión, ¿un paseo por un mundo fantástico?
Enviado por Luciana Avalos • 3 de Agosto de 2016 • Ensayo • 1.027 Palabras (5 Páginas) • 227 Visitas
INVASIÓN |
Ensayo, para Cine y Literatura Latinoamericana S. XX-XXI Profesor: Fernando Buen Abad Domínguez HACIA UN CUADERNO DE ESTUDIOS UNDAV. |
Luciana Paola Avalos |
25 de junio de 2014 |
Invasión, ¿un paseo por un mundo fantástico?
“Invasión es una leyenda de una ciudad imaginaria o real, sitiada por fuertes enemigos y defendida por unos pocos hombres, que acaso no son héroes. Luchan hasta el fin sin sospechar que su batalla es finita” (Cozarinsky 86) [1]
Esta sería la mejor síntesis para comenzar a adentrarse en las aguas complejas y trágicas del film, opera prima del director argentino Hugo Santiago que sale a la palestra del séptimo arte de la mano de un guion escrito con las brillantes plumas de, dos de los mas importantes representantes de la literatura argentina y latinoamericana, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.
Estrenada en octubre de 1969, en el final del gobierno de facto de Onganía, Invasión nos relata una historia que bien podría encontrar su correlato en la realidad sociopolítica del país en la época desde la cual parte, es decir, el imaginario, casi real 1957. No se busca ser un fiel relato de la realidad, es decir que no se ajusta al género realista, sino más bien al fantástico, de gran carga poética y metafórica, que se desarrolla todo el tiempo en la cornisa entre la realidad y la fantasía, entre paisajes conocidos y nombre inventados, podremos advertir una Buenos Aires convertida en Aquilea, el escenario en el cual transcurrirá la trama, así la ciudad, el ámbito urbano (dividido en cuatro zonas), será el mundo en el cual se desplegaran de las acciones de los personajes.
La identidad ciudadana del porteño presente en toda la película, característica en los relatos de Borges, será lo que defina la estética de los personajes y de los espacios en dónde resuelvan las distintas escenas, el bar, el puerto, la costanera y el centro de Buenos Aires, el tren, los colectivos, incluso la horrenda picana y ese aire de guapo del 900 engominado representado por el valiente Julian Herrera (Lautaro Murua), que andará acompañado en soledad, entre silencios y penumbras al compás del 2/4 (dos por cuatro) que marcará aún más las características identitarias en el film, es quizás un viaje por el paisaje de una Buenos Aires atesorada en el recuerdo de los autores del guión.
Es la historia de una resistencia en Aquilea, la invasión, aparente tema principal de la obra, es más bien la excusa para contar la historia de los que resisten esa invasión, de cómo resisten. Sujetos de carne y hueso pero de firmes convicciones, guiados por un anciano llamado Don Porfirio (Juan Carlos Paz), son al mismo tiempo habitantes de una ciudad que parece ignorar totalmente lo que este reducido grupo intenta detener y que afectará la vida de todos. Sin embargo ocurrirán algunas intervenciones desde la individualidad de ciertos actores sociales que aparecen como una pequeña luz para los que necesiten ayuda en determinados momentos del relato fílmico, un desconcertado hombre en moto que intenta entender, unos vaquéanos que retrasan la llegada de un grupo de invasores, una anciana que no puede con su impotencia e interviene dando una segunda oportunidad al hombre en peligro de muerte, es decir acciones aisladas pero que también muestran un poco de vida en el escenario social, en el que el desinterés parece ser la carta más valiosa para los que pretenden tomar la ciudad.
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