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Transmedia.


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2016  •  Ensayo  •  6.096 Palabras (25 Páginas)  •  323 Visitas

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Lorenzo despertó sobresaltado y con una fuerte agitación. Su cuerpo se encontraba sudoroso, como si algo lo hubiese alterado. En su cabeza sentía un dolor punzante acompañado por un chirrido muy agudo que no lo dejaba pensar. Luego de varios segundos se incorporó. Mirando a su alrededor, se da cuenta de que se encuentra en un lugar en el que nunca había estado. Jamás lo había visto. Se encontraba sentado en la cama de una pequeña habitación oscura que no lograba reconocer.

Lorenzo no tenía idea de dónde estaba ni por qué. En realidad, en ese momento no se acordaba de absolutamente nada. Su mente se encontraba totalmente en blanco, y el sector de su mente que almacena los recuerdos se encuentra vacío. Decide que su única opción es moverse y buscar algo o alguien que lo ayudara a entender un poco más de la situación en la que se encuentra.

Jamás se percató de que la habitación se encontraba iluminada con una pequeña luz que cortaba el ambiente. Una luz provocada por la abertura de una puerta que en la oscuridad no había logrado percibir. Se sintió extrañado con que la puerta se haya abierto sola, pero no le dio importancia. Con un caminar lento se acercó a la puerta entreabierta y tomó el frío picaporte para abrirla totalmente. A medida que abria, el destello de la luz era más fuerte y luminoso. Al abrir la puerta completamente, la potente luz lo obligó a entrecerrar los ojos.

A Lorenzo le costó volver a abrir los ojos con normalidad en una habitación tan luminosa luego de haber estado quién sabe cuánto tiempo dormido en una habitación en penumbras. En realidad, más que una habitación era un salón. Un ambiente de gran tamaño sin división alguna. La iluminación provenía de un destello de luces al final del salón, pero que a la distancia no lograba distinguir con facilidad. Comenzó a caminar rumbo a las luces, intentó comunicarse con alguien, pero nadie le contestó. Definitivamente estaba sólo en algún lugar desconocido.

Al llegar al final del salón, su cabeza era una confusión total. Frente a él, lo que iluminaba ese lugar eran cientos de televisores de buen tamaño incrustados contra la pared uno junto al otro. La cercanía entre ellos era muy fina, casi no se podía observar espacio en el medio. Tampoco se podían ver cables que los conectaran a alguna toma de corriente, pero sin embargo los televisores estaban encendidos y cada uno mostraba imágenes muy nítidas. Lorenzo no lograba entender nada de lo que estaba pasando, y su asombro seguiría en aumento al darse cuenta de que las imágenes que mostraban los televisores eran suyas. Cada uno de los televisores dejaba ver a Lorenzo en distintos momentos de su vida. Lo que él observaba eran momentos, situaciones que le habían pasado a lo largo de su vida y que mostraban el paso a paso de su crecimiento. Lorenzo no comprendía y hasta dudaba de si lo que estaba viendo. No recordaba nada de su vida desde que había despertado en ese lugar. No sabía ni quién era, ni dónde estaba, ni por qué. Su vida entera era una total incógnita.

Lorenzo, caminando de un lado a otro, comienza a darse cuenta que los televisores seguían algún patrón. Las imágenes, los momentos, estaban ordenados cronológicamente y mostraban de izquierda a derecha el paso de lo que en teoría, según lo que podía observar, era su vida.

Al darse cuenta de este patrón, Lorenzo comienza a caminar de derecha a izquierda. Observa cómo los momentos son cada vez más lejanos, como las caras son cada vez más jóvenes. Pero sobre todo, lo que más le llama la atención dentro de esta pequeña caminata, es que la cantidad de personas que aparecían en las pantallas de su primer etapa de adultez, adolescencia e infancia es mucho mayor a la cantidad que había visto en el otro extremo. ¿Qué había sucedido con toda esta gente?, ¿dónde se encontraban ahora?. Todas estas preguntas se le mantuvieron en la cabeza un buen tiempo mientras que, intentaba recordar quienes eran cada uno de ellos, quienes eran en su vida. Sin embargo había algo en su mente que no lograba relacionar a la gente. No podía recordar a ninguna persona. Nadie le parecía conocido, aunque sin duda, gracias a esas pantallas, se daba cuenta que eran personas muy importantes para el.

El dolor de cabeza que sentía a esta altura era impresionante. Estaba viviendo dentro de una confusión. Había pasado alrededor de una hora desde que había despertado en aquella oscura habitación. Ahora, se encontraba sentado delante de una imagen particular que nuevamente resaltaba de las demás ante sus ojos. Era un ya adulto Lorenzo, abrazando a una mujer de unos 30 años mayor que él. Era un abrazo sentido, de esos abrazos que alguien se da con esa gente a la que le confía mucho. Esa mujer resalta porque era una de las personas que más aparecían en pantalla. Ese abrazo era la copia de cientos de abrazos anteriores. De repente, Lorenzo sonrió. Sin haberla reconocido, Lorenzo estaba convencido de que aquella mujer era su madre. Pero ni bien llegó a esa conclusión, su sonrisa se desvaneció, dandole lugar a una mueca de tristeza. Al trote, y luego corriendo, Lorenzo se dirigió a lo largo de las pantallas de izquierda a derecha en busca de su madre. Ella ya no aparecería más.

Lorenzo ya no tenía dudas. Aquella mujer era su madre. Había terminado de confirmar eso caminando de un lado a otro y detectando que aparecía en muchos momentos importantes de su vida. Lo que no comprendía es porque ese abrazo era el último, por qué luego de esa imagen no volvería a verla en las pantallas. Era su madre, no podía desaparecer así porque sí y él haber seguido con su vida como si nada. Algo tenía que haber pasado, ella no podía estar muerta. No había encontrado su velorio, nada que demuestre que ella no podía seguir con vida. Luego de estar pensando un rato en algunas razones que provocaran su desaparición, siguió buscando en las imágenes y logró encontrar a quién creería su padre. Parecía ser alguien frío y distante. Queriendo acercarse para ver con mayor claridad su cara, apoya sus dedos sobre la pantalla, lo que provocaría que inmediatamente las imágenes empezaran a moverse. Había activado una especie de mecanismo y por lo tanto el momento ahora era no sólo una imagen estática, sino que una recreación de todo el recuerdo, era un video. En este momento podía observarse a Lorenzo leyendo libros de estudio mientras su padre lo reprobaba con sus palabras y le decía que si quería llegar a algo en la vida tenía que dedicarse a trabajar en algo que le diera plata. Esas palabras le resonaron en la cabeza. “Algo que le diera plata”, decía su padre. Era como si le estuviese reprochando alguna profesión o alguna decisión que él había querido tomar en el pasado.

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