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Reacción de un niño ante un hospital


Enviado por   •  27 de Abril de 2023  •  Documentos de Investigación  •  5.068 Palabras (21 Páginas)  •  32 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La enfermedad es un acontecimiento común en la vida del ser humano. Desde la primera infancia e incluso desde la concepción la persona está expuesta a la experiencia del enfermar, que produce sensaciones internas inusuales, un repentino conocimiento de procesos corporales desconocidos y una inexplicable pérdida de control de algunas partes o funciones del cuerpo. Para aprender y desarrollarse el niño debe percibir, explorar e intentar comprender las situaciones nuevas que le provocan incertidumbre y curiosidad con una finalidad, la adaptación.

Estar en un hospital rompe la rutina de la vida diaria en los adultos, para los niños es aun mas difícil pues necesitara cuidados especiales para cubrir sus necesidades básicas. Ellos entienden el ingreso al hospital de maneras muy distintas dependiendo de la edad, el carácter, la personalidad, la enfermedad que padezca, hospitalizaciones previas entre otros factores. El personal sanitario debe conocer las normas y procedimientos para poder brindarle una atención de calidad, mas aun las enfermeras que junto con los cuidadores somos las que mas tiempo permanecemos a su lado y por lo tanto debemos tener en cuenta una gran cantidad de factores para poder brindarles los cuidados necesarios.

La forma en que el pequeño reacciona la hospitalización depende de la edad, la preparación, sus experiencias previas relacionadas con a enfermedad, el apoyo de la familia y de los profesionales de la salud y su estado emocional.

A lo largo de este trabajo podremos ver como es la experiencia que tiene un infante en el proceso de la enfermedad, cuales medidas de seguridad debemos mantener, las funciones: de la enfermera para el cuidado de los pequeños así como los cuidados de Enfermería requeridos tomando en cuenta la edad y etapa en la que los menores se encuentran.

¿Qué siente y piensa un niño de cuatro años al entrar con su madre al pabellón del hospital por primera vez? 

Todo se verá diferente; las formas de los cuartos, los muebles y la gente, incluso los olores y sonidos serán extraños. No sólo parecerán muy grandes los cuartos y los corredores muy largos, sino que además el pabellón puede parecer un lugar muy ruidoso y agitado. Algunos "muebles" tendrán luces prendiéndose y apagándose o harán ruidos extraños y atemorizantes. Habrá muchas caras nuevas y gente entrando y saliendo, todos vestidos con ani formes diferentes y diciendo cosas que el niño no entiende. Lo que es peor es que ellos no son capaces de entender lo que él les dice.

Los niños van al hospital porque están enfermos; esto quiere decir que además de sentirse mal, tienen que padecer procedimientos molestos y dolorosos. Tal vez no se les permita comer. se interrumpa su sueño o se le pidan cosas difíciles, como tragar sondas. No es sorprendente que el niño enfermo en el hospital se retraiga o reaccione enérgicamente. La última gota para el pequeño es cuando ve a sus padres desaparecer por la puerta. Todavia es peor si se van cuando él no se da cuenta y se queda con el miedo de haber sido abandonado.

La reacción de cualquier niño al ingresar al hospital varia notablemente. Participan mu chos factores, incluyendo edad. nivel de desarrollo, personalidad y antecedentes. Sin la com prensión de estos factores, es imposible responder de modo apropiado al niño cuando está triste o darle el cuidado que necesita.

Reacciones del niño hacia el hospital

Aunque no hay dos niños iguales, aún de la misma edad, existen patrones de miento y reacciones a la estancia en el hospital que tienden a ocurrir en ciertos estadios de desarrollo.

Niños menores de seis meses: Es probable que la separación a esta edad interrumpa el proceso de unión entre la madre y el niño. Un estudio del comportamiento en menores de seis meses, después de salir del hospital, mostró que inicialmente pasaban más tiempo mirando el cuarto y cran menos activos que antes.

Lactantes mayores y pequeñines: A partir de los seis meses el lactante hace notar su unión con la madre a todos los que tratan de intervenir y muestra disgusto por los extraños. Se pone triste cuando su madre desaparece y protesta con fuerza. Puede ser atraido por una persona que dedique su tiempo para conocerlo, pero a intervalos mostrará signos de ansiedad y buscarà a su madre o la llamará por su nombre. Conforme crece se distrae con menor facilidad. Cuidar a un niño en el hospital, a esta edad y sin su madre, siempre es dificil y en ocasiones imposible. La principal ansiedad de los pequeñines es la separación que a menudo se hace evidente en su com portamiento y que cae en tres estadios bien reconocidos.  En el primer estadio protesta, dando a conocer sus sentimientos. Se aleja de los extraños y llora o grita, no coopera y está casi inconsolable, lo cual es dificil de ignorar, hasta que por fin llama la atención. El segundo estadio es el abatimiento, en cuyo caso cesa de llorar y se queda en silencio, retraido y letargico. A menudo se ve triste y patético, pero este comportamiento anor mal puede pasar inadvertido porque el niño se porta "bien" y se sienta callado y quieto en su cuna o en la mesa, mientras que los demás juegan a su alrededor. Para el observador casual "el nino está bien", pero eso no es verdad. Si no se reconoce su ansiedad ni se le proporciona ayuda. seguirá al tercer estadio, el de rechazo. Entonces se comporta más normalmente, aumenta su actividad y parece que se adapta bastante bien a la situación, lo que hace por resignación más que por entusiasmo. Tal vez parezca que no reconoce o responde a personas que ya conocia con anterioridad; se voltea aunque lo está cargando su madre y quizás no la mire directamente. Está preparado para tener relaciones superficiales con cualquiera que se muestre razonablemente amable. Si tal estado de cosas continua por mucho tiempo, puede dañarse su capacidad para relacionarse en el futuro, tal vez de modo permanente.  Niños que parecen adaptarse muy bien al hospital, pueden manifestar su ansiedad después de haber sido dados de alta. Los sintomas comunes incluyen trastornos de los patrones de sueño. despertarse con pesadillas, mojar la cama aunque ya no lo hacian, reclamar atención y no despe garse de sus padres. Estos deben ser advertidos sobre tales reacciones y hay que aconsejarles que la mejor manera de ayudar al niño es darle más atención de la acostumbrada e ignorar ciertos problemas, como la cama mojada. De esta manera, el niño sale más rápida y satisfactoriamente de este estadio que si los padres son enérgicos. Deben entender que no lo echarán a perder por darle una atención especial.

El Escolar: Es probable que sienta ansiedad al separarse de sus padres y familia. Con el estrés añadido de su enfermedad y tratamiento puede empeorar. Las visitas frecuentes, explica ciones adecuadas y el apoyo de las enfermeras que conoce, aumentarán su confianza. Los niños mayores, por lo general, reaccionan a la rotura social como a la separación familiar. Las limitaciones físicas pueden ser particularmente fastidiosas y provocar reacciones de conducta. Muchos parecen disfrutar la experiencia pero de todos modos mostrarán reacciones adversas, como des vergüenza, resentimiento y falta de cooperación. Los escolares se dan más cuenta de su enferme dad y preverán procedimientos desagradables. Una explicación verosímil y adecuada a su edad evitará los malentendidos que han acumulado al interpretar mal cuando oyen a otras personas. Amigos del pabellón que tratan de "ayudar", pueden contarles historias salvajes, basadas en recientes experiencias, embellecidas apropiadamente. El niño quizás necesita valor para hablar de sus temores, porque podía parecer débil y tratará de ocultarlos. Debe ayudarsele para que su estancia en el pabellón sea una experiencia positiva, en la que madure y adquiera confianza. Puede progresar en su trabajo escolar, aprender nuevos juegos y aptitudes y hacer nuevos ami gos. Se debe hacer participar al niño de su propio cuidado y estimularlo a ser independiente.

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