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Acerca De Nuestra música En El Siglo XIX ----- Costa Rica También Tuvo Sus Maestros.


Enviado por   •  27 de Agosto de 2011  •  6.822 Palabras (28 Páginas)  •  2.199 Visitas

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Acerca de nuestra música en el siglo XIX

Costa Rica también tuvo sus maestros.

Uno de los pecados de quienes gustamos de la música formal es venerar todo aquello que importamos del viejo continente, olvidando que en esta tierra también hemos producido. Por supuesto que aquellas son obras majestuosas, pero en Costa Rica, y desde tiempos postcoloniales ya habían artistas dedicados a la creación de trabajos no menos importantes que aquellos del periódo romántico hegemónico en Europa.

Si bien las tendencias artísticas se importaron e hicimos a un lado el arte aborigen, en Costa Rica se logró crear una escuela digamos, autóctona, aunque no propiamente tica, sino más bien parte de la región latinoamericana. Es importante tomar en cuenta que el militarismo jugó un papel esencial a la hora de la composición, de ahí que muchas piezas musicales de aquellas épocas fueron marchas un poco monótonas y fáciles de interpretar, situación que cambió cuando se recurrió a la composición de marchas fúnebres.

Existe un antes y un después marcado por la aparición de Manuel María Gutiérrez, autor de la música del Himno Nacional. Es él, quien en 1845 y con tan solo 17 años toma la batuta de la banda de Heredia, que apenas tenía dos años de formada.

Para 1852 es nombrado Director General de Bandas de la República, y tres meses después, un 11 de junio, compone las notas del Himno Nacional. Su creación coincidió con un buen momento para la historia de la música nacional pues a partir de ella empezaron a surgir cada vez más compositores con grandes talento en la materia. Uno de ellos sería Rafael Chávez Torres, quien eventualmente ocuparía el mismo cargo del maestro Gutiérrez.

El funeral del expresidente Tomás Guardia marcó la historia de la música nacional. Ese día, mientras se trasladaba su cuerpo de Alajuela hacia San José, las bandas ejecutaron por primera vez, una de las piezas dramáticas más importantes de la historia tica, El Duelo de la Patria, de Rafael Chávez Torres. Es una pieza excepcional, a tiempo de marcha fúnebre y caracterizada por su profunda melancolía.

En particular, de lo poco que rescato de Semana Santa, es el uso de repertorio totalmente nacional: El Duelo de la Patria viste de luto los templos católicos cada Viernes Santo con sus notas que penetran como lanzas mortales de fuego al pecho.

Así también se reviven cada año muchas de las obras que muchos ignoramos fueron compuestas por autores nacionales en tiempos de la oligarquía cafetalera, tema del que sí nos enseñan en las escuelas y colegios.

Fuera de los conocidos himnos que son composiciones maravillosas, están también las canciones que son coladas dentro de lo folclórico, y que son para muchos, lamentablemente, un simple recuerdo de los actos cívicos cuando niños. Sin embargo, sus compositores son nuestros grandes músicos de antaño, a quienes les debemos mucho no solo por sus obras musicales, sino por sus esfuerzos por conformar bandas locales que a su vez dieron lugar a centros de enseñanza musical. Es lamentable que dichos centros fueran desapareciendo debido al habitual desinterés de nuestros gobiernos por explotar el arte.

Hoy, gracias a La Biblioteca Digital estas reliquias puden ser exploradas por cualquiera (propiamente en la sección de partituras). Ahí mismo me encontré la mencionada Duelo de la Patria, la cual a su vez pueden recordar gracias a este video:

http://www.89decibeles.com/articulos/acerca-de-nuestra-musica-en-el-siglo-xix

En los setentas se escucharon con fuerza los músicos suramericanos. Grupos como Los Ángeles Negros y Los Galos lograron calar en la juventud con bonitas baladas. Los argentinos Leonardo Favio, Sandro, Piero, Banana, Industria Nacional y especialmente el grupo Abracadabra dieron un sonido a la balada que rápidamente se esparció entre nosotros. También llegó a Costa Rica una verdadera invasión de canciones italianas en español, muy bellas por cierto, que dieron fama a Claudio Baglioni, Sandro Giacobe, Pepino di Capri, Nicola di Bari, etc. Poco después Mocedades y otras estrellas de España. De ahí la necesidad de una agrupación tica con esas características y salió Vía Libre, un grupo que aportó bonitas canciones originales en cuidadosas grabaciones que fueron bien recibidas por la juventud. Pienso que la aparición de Vía Libre motivó a formar grupos de música ligera dirigidos a los jóvenes románticos.

A Vía Libre siguieron Manantial, Gaviota, Amigos, Papel y Lápiz, Blanco y Negro, La Banda y muchísimos conjuntos que marcaron sin duda una gran época en la que la creatividad se vio estimulada. Muchas de las grabaciones fueron ilustradas con video-clips que se difundían en programas de televisión, especialmente en “Hola Juventud”, conducido por Nelson Hoffman.

Gaviota nació en el año 1977 después de varios experimentos que hiciéramos con “Arco Iris Musical”. Para entonces ya existían Manantial, Vía Libre, Marfil, Los Hicsos y Taboga.

Los grupos de esa época tuvimos que aprender mucho, sobre todo en el campo de la tecnología, pues para hacer sonar el primer sintetizador Roland que llegó al país había que travesear una cantidad impresionante de perillas. Antes de eso se usaban órganos Hammond y organetas Yamaha de la serie YC que eran muy populares.

Luego se usó mucho el Mini-Moog y algunos teclados que imitaban "string ensembles".

Una vez escuché un sonido nuevo para mi, no era ni guitarra ni piano, ni un sintetizador conocido, sonaba en Killing me Softly, de Roberta Flack. Yo me moría por saber qué era hasta que escuché en vivo al grupo mexicano de Arturo Castro y para mi sorpresa tenían ese sonido. Me acerqué y ahí conocí a uno de mis instrumentos favoritos; el piano Fender Rhodes, que con su sistema de barritas metálicas percutidas logra un sonido que para mi es delicioso. En cuanto se pudo invertimos los ahorros y compramos uno para el grupo.

Era muy difícil importar instrumentos al país, sin embargo todos buscábamos la forma de tener las novedades, pues el público siempre exigente quiere que sonemos como los de afuera, aunque nos paguen como de los de adentro.

También los grupos bailables se multiplicaron en esos días después del éxito de la agrupación cartaginesa Los Hicsos. Aunque ellos grabaron mucha música extranjera, el género de la cumbia y el merengue se fortalecieron de su producción.

La salsa, este ritmo caribeño cadencioso y sincopado llegó a nuestro país impulsado por Paco Navarrete, quien reforzó su grupo con una buena sección de vientos y mucha percusión. Paco trajo al país por primera vez al Gran Combo de Puerto Rico y a pesar de la poca aceptación que tuvo al principio, la

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