Alejandro Fernandez
Enviado por vitoya • 27 de Mayo de 2015 • 281 Palabras (2 Páginas) • 334 Visitas
Respira profundo, corazón. Respira hondo. Porque lo que te voy a decir es también pegador. Porque seguro ningún otro hombre te lo había dicho así antes. Porque no puedes calentar el agua y quedarte afuera de la ducha. Porque no puedes sonreír así de lindo y esperar que me aguante las ganas de comerte. Porque me gustas, corazón. Porque me gustas.
¿Está quedando claro lo que digo? Tú no sólo me gustas; tú M e g u s t a s. Te metiste en mi cabeza y no tenías invitación. Te metiste en mi cuarto y te confieso que fue bastante placentero. Te metiste entre mis brazos y, la verdad, quisiera que ahí estuvieras por siempre.
Porque sí, escucha bien: te metiste, te me tis te, temetiste. Yo no te pedí, sin embargo entraste con simplezas, basándote en cotidianidades, con todo eso en lo que yo, hace muchas mujeres dejé de creer.
Y es que te lo advierto, cariño. Pon tu mano en mi pecho y siente: eso que late no es mi corazón, es una bomba. Y si tú me dañas, los dos vamos a explotar. Si me desilusionas, tu desilusión será aún más grande. Si me rompes el corazón, tenlo por seguro, yo te rompo tu mundo.
Sin embargo, aquí está mi propuesta: podemos sentirnos eternos, ir en la misma dirección aunque el mundo entero vaya en nuestra contra, sonreír sólo porque el otro sonríe. Ser adolescentes de nuevo. Ser sonrisas y canciones. Ser amaneceres en los ojos del otro. Querernos como se debe querer; como hace mucho ni tú ni yo hemos corazón .
¿Qué dices, corazón? ¿Te atreves a correr el riesgo? Te quedas o te vas ?
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