Alexander Nevski
Enviado por eueumarin • 30 de Diciembre de 2013 • 773 Palabras (4 Páginas) • 326 Visitas
El lago Peipus marca una línea divisoria que va más allá de las líneas enemigas de rusos y teutones. Supone una separación enorme de siglos y de culturas que se unen al ritmo que se hiela el propio lago, fenómeno que permite la lucha sobre sus bloques helados y la conjunción del siglo XIII con el XX. Desde este presupuesto, uno de los directores más decisivos de la historia del cine durante su primer tercio de vida, Sergei M. Eisenstein, elabora un relato histórico sobre la figura del príncipe Alexander Nevsky y las batallas en las que dirigió a Rusia hasta la victoria sobre los teutones. Finalmente, el lago se deshiela, y con él la veracidad histórica que, quizá, nunca fue una pretensión del director y los guionistas de la cinta.
Para entender esta desviación histórica es primordial conocer el contexto en el que se rodó y ejecutó este film. Estrenada en 1938 en Moscú y un año después en Estados Unidos, la película no elude en ningún momento la coyuntura del momento, esto es, un clima prebélico europeo en constante escalada. La URSS estalinista se muestra al mundo como un país unido a la par que temeroso ante el peligro de una posible invasión nazi. Eisenstein, de esta forma, recrea un film patriótico, propagandístico, en la que el pueblo ruso se une en torno a un líder, el más capaz de todos, dispuesto a luchar por su gente ante el más cruel y bárbaro de los invasores.
Porque el film es una recreación absolutamente maniquea, ya que lo único que pretende es fomentar el nacionalismo ruso y la figura de un caudillo; no importan las evidentes contradicciones entre la Rusia medieval del siglo XIII y la soviética socialista del XX, ni tampoco entre la imagen de Nevsky con la de Stalin. Los germanos, en cambio, son recreados en base a un estereotipo que raya lo absurdo. Viles y sin escrúpulos, son capaces de exterminar a toda una población rusa sin importar el género y la edad de los asesinados –son muy impactantes las imágenes de los niños tirados a la hoguera. No obstante, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial estas actuaciones aniquiladoras sí cobrarán una triste veracidad por parte del lado alemán.
El maniqueísmo de la película no sólo se centra en las actuaciones, sino también en los gestos y en los uniformes. Por ejemplo, en la primera escena de la película el rey tártaro, tras intentar convencer a Alexander Nevsky sin éxito de que se convierta en su aliado, se sube a la carroza que lo transporta gracias a que uno de sus siervos se agacha para servirle de escalón. Por el contrario, Nesvky y sus seguidores más leales son mostrados casi de igual a igual, con ropajes blancos y cabelleras rubias, que contemplan el paisaje con idéntica paz. Sólo, quizá, en la altura y en su inalterable convicción, el líder muestra su especial relevancia. Pero donde esta cuestión es más reveladora es en la figura de los teutones.
Estos son representados con uniformes
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