El Difícil Arte De Ser Pianista
Enviado por CEPO • 22 de Diciembre de 2014 • 1.668 Palabras (7 Páginas) • 304 Visitas
El difícil arte de ser pianista
STEFANO RUSSOMANNO
Tocar bienal piano es algo muy difícil. Pero ser pianista es más difícil aún. En realidad, es algo bien distinto. Ser pianista requiere de un arte peculiar, que nada tiene que ver con el perfeccionamiento de capacidades técnicas. Es un conocimiento interior, algo que se adquiere de una manera más indirecta: es verse a sí mismo a través del piano. El instrumento tiene un papel central, pero es un medio. Por eso, pueden darte casos de grandes pianistas que nunca fueron grandes instrumentistas (Alfred Cortot) e innumerables casos de grandes instrumentistas que nunca llegaron e ser grandes pianistas. Esto puede aplicarse a cualquier categoría de músico o artista. Pero el pianista es, entre todos los instrumentista, el más desnudo. La mayoría de su repertorio le proporciona el bálsamo venenoso de una gloria solitaria, que sólo en determinadas situaciones -la música de cámara- puede compartir con otros.
Ser pianista no es una condición firme, algo que, una vez alcanzado, está conquistado para siempre. Es un ejercido de equilibrio diario. Las presiones del entorno, las exigencias del marketing, las motivaciones personales, el estrés de las giras y el afán de perfeccionismo son elementos que en cualquier momento pueden tornarse en contra. Ahí tenemos a dos genios del teclado, Glenn Could e lvo Pogorelich, retirados antes de tiempo de la vida concertista (por razones muy distintas) cuando se encontraban en un memento luminoso de su carrera profesional. También tenemos a excelsos intérpretes como Maurizio Pollini, cuyos comienzos estuvieron lastrados por dudas a pasar de tu precoz victoria en al Concurso Chopin de Varsovia; grandísimos talentos a los que no les respondió la cabeza (John Ogdon): o insignes artistas que durante un tiempo decidieron apartarse (Horowitz, Pires o Benedetti Michelangeli).
Elgar Nebolsin se ha paseado por las cumbres y los valles de lo que significa ser pianista, o no serlo. Ha conocido ilusiones y mortificaciones, y de ellas ha salido ganador. Eso nos dice que al arte es sobre rodo un camino hacia adentro. Porque cuando uno estudia durante años la misma Fuga de Bach o la misma sonata de Beethoven, ¿qué es realmente lo que está estudiando? La mayoría de les intérpretes declara estar al servicio del compositor. Sin embargo, todas las grandes interpretaciones alientan en mí una duda, ¿Si prefiero el Chopin de Kristian Zimerman, es sólo por lo que me dice del músico polaco? ¿O también por lo que me dice de Zimerman? La música solo permite la experiencia extraordinaria de vivir uno a través de otros. Escucho a Bach por Glenn Gould, y al mismo tiempo a Gould por Bach. Esto quiero decir con ser pianista.
Hace ya unos cuantos años, cursos más bien habría que decir, que mi profesor de piano me entregó una fotocopia de un escrito que llevaba por título “El difícil arte de ser pianista”. En realidad se trataba de un artículo del genial musicólogo italiano Stefano Russomanno sobre el arte de tocar el piano. Yo, atento y respetuoso, lo leí varias veces y desde entonces forma parte de la cabecera de mi cama, no obstante y pare ser más exactos nunca llegué a profundizar ni a reflexionar lo más mínimo sobre su contenido.
Que el objetivo de mi profesor era despertar en mi un sentimiento crítico y, sobre todo, reflexivo de lo que supone estudiar y tocar el piano creo que era evidente pero yo, joven inexperto en estas lides, nunca me preocupé lo más mínimo por su contenido y enseñanza.
Expuesto lo anterior y a propósito del comentario que se nos pide en la asignatura de “Historia de la Música II” en 6º Curso de E.P me propongo hacer una reflexión y asimilar el verdadero contenido de esas palabras que unidas en un artículo tantas veces he leído y todos los días veo colgadas de la pared de mi habitación.
Pongámonos pues sin más dilaciones a ello.
Que tocar bien el piano es algo muy difícil es decir más bien poco pues se trata de una verdad de Perogrullo. Aún cuando cada instrumentista cree ver en su instrumento uno de los más difíciles de tocar no lo es menos que el piano se lleva la palma de la mano, como suele decirse coloquialmente. El hecho de ser un instrumento polifónico lo convierte en un plus de dificultad más todavía si cabe.
Ahora bien, nada o poco tienen que ver el ser pianista con tocar el piano, ser instrumentista del mismo o, como me gusta decir, ser tañedor. No hay que confundir el arte de ser un buen pianista con el perfeccionamiento de las capacidades técnicas individuales del ejecutante o tañedor. El instrumento, el piano en el presente caso, no es más que un medio en las manos del pianista, quien al fundirse con él forma un algo distinto donde piano y pianista se confunden, se crea como un tercer ente resultado de la aplicación de la técnica y el conocimiento interior del pianista a su instrumento, el piano. Es por lo expuesto por lo que pueden darse casos en
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