El Informante

Cuando las noticias

no eran en vivo

El principio

Encender la TV hoy, nos parece natural que el presentador anuncie un contacto en vivo con la Plaza San Pedro en el Vaticano, y escuchar inmediatamente, junto con las personas que están en esa Plaza, detrás del Océano Atlántico, el Angelus con el Papa Francisco.

Pero no siempre fue así.

Como la historia de la tecnología en general, la televisión y los noticieros en TV, también tienen su historia.

Poder gozar de un noticiero con imágenes animadas, era un privilegio para los ciudadanos de las grandes urbes que contaban entre sus pasatiempos, con los grandes teatros de Cine.

Nuestros abuelos, por ejemplo aquí en Santiago del Estero, contaban con una sala de este tipo en la calle Irigoyen, el viejo cine Renzi, hoy convertido, como muchos otros cines en las distintas ciudades de nuestro país, en una playa de estacionamiento.

En ese cine, previo al largometraje de las grandes producciones de Holywood, nuestros abuelos tenían la posibilidad también de ver en movimiento, las últimas noticias de la semana: las movilizaciones de la guerra en Europa, la situación del país, etcétera. Eran noticieros que se basaban en grabaciones, editadas y preparadas de antemano, con noticias viejas. El encanto era ver a los personajes, moviéndose, escuchando su voz.

Tuvo que pasar mucho tiempo para que los ingenieros electrotécnicos, descubrieran la posibilidad de transmitir, como las ondas de radio, imágenes a través del aire. Nacía la Tele visión, desplazando del lugar central que hasta entonces, había tenido la radio como tecnología de entretenimiento. Pero no la desplazó de la importancia que tenía la radio, en su papel de difusora de información. La información en vivo y en directo, seguía siendo privilegio de la radio.

Los noticieros en la Tele

Pronto, las horas de puesta en aire de los programas televisivos fueron ganando espacio. De ser transmisiones recortadas entre las 18 horas hasta las 22 o 23 de la noche, los horarios se extendieron desde el mediodía.

Eran comunes programas grabados de larga duración, y estos programas pronto tuvieron un éxito resonante.

La popularidad de los personajes estaban en estrecha relación con la aparición de esta “caja mágica”

Lo primero que ganó popularidad en la televisión, fueron las ficciones. Atrás quedaron las radio novelas que hicieron conocidos a muchos actores de aquella época (Alfredo Alcón, fue conocido por sus exitosos Radioteatros en la vieja Radio El Mundo de Buenos Aires).

Las poderosas productoras de Estados Unidos, invadieron con series las tardes de la TV: Bonanza, El Llanero Solitario, dramas como La Caldera del Diablo o series de violencia como Combate. Las

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