El Padrino III - Ánalisis

El Padrino III: El legado que no acaba

E 'stato un piacere. Dije al terminar de ver esta gran pieza de buen cine. No hallaba otra manera de comenzar mi comentario, pues a pesar de no ser un amante del cine, ni menos de este tipo de Best Seller, debo reconocer que esta logró acaparar mi atención las cerca de casi tres horas que presencié la entrega, a estas alturas clásica, del cine mundial.

Ford Coppola, en la tercera parte de la saga de El Padrino, nos presenta la continuación de la historia de Michael Corleone, su negocio, su familia y sus intrigas personales que, a pesar de su condición del gran señor de la mafia, aun lo atormentan, debido a los vejámenes que lo ha llevado el hecho de seguir con el negocio familiar.

Don Michael Corleone en esta última parte de la trilogía del padre de la mafia, es encarnado por el mítico Al Pacino. Es un hombre ya maduro. Quien regresó de Nueva York, tras vender los casinos que este poseía a su nombre, debido a su anhelo por comenzar una nueva vida. Es condecorado por Pablo VI con la medalla de la Orden de San Esteban, motivada por su contribución a la iglesia a través de la Fundación Corleone que preside su hija Mary, y con la que colabora también para el desarrollo de Sicilia, Italia. Culminando con la muerte debido a causas naturales del Goodfather, tranquilo tomando sol y en paz en casa del fallecido Tommasino la misma ciudad.

Si bien esta entrega no logró causar el mismo furor y éxito de taquilla como sus antecesoras, tanto la primera parte de El Padrino, como la segunda, que son consideradas un verdadero manjar para los ojos de quienes las han visto. Esta última parte, no deja de ser irrelevante a la hora de abordar el desglose del éxito que trajeron sus predecesoras, pues fue relevante la no continuación de algunos personajes queridos por la audiencia. Cuestión que a mi parecer, afectó indirectamente. Ante eso, nada se puede hacer, debido a que la historia debe continuar. De hecho es por este y otros motivos, que es considerada como la más mala de las tres largas partes de la saga de la familia del clásico Vito Corleone y sus cercanos, ya que posiblemente según mi parecer, se esperaba más en el fin de la, aun así, exitosa trilogía.

No deja de ser importante el alcance que Coppola hace en la cinta, relacionando sucesos con la obra cinematográfica que sí ocurrieron en la vida real. Pues aborda la muerte del Papa Juan Pablo I, o el llamado Papa de la sonrisa, (en el film cardenal Lamberto. En la vida real Luciani). J.P I fallece de manera inexplicable, incluso hasta el día de hoy. Luciani alcanzó a ser Papa tan solo 33 días, siendo quien ha ocupado este cargo en el menor tiempo en la historia del Vaticano. Además cabe destacar, que en el film se menciona el engorroso escándalo del Banco Papal que sacudió a Roma a principios de los 80’. Y la relación que Corleone posee en el caso.

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