El cine de los ricos

El cine de los ricos

¿En qué se ha convertido el cine? ¿Es aún un reflejo y escape de la realidad, un espacio en el que productores se manifiestan de manera artística? ¿Qué es de él? ¿Aún es posible ver la gran pantalla desde una mirada crítica?

Si bien la tecnología ha hecho posible que las películas estén al alcance de todos en un contexto globalizado, nos permiten estar en sintonía y en el mismo canal con el resto del mundo.

La digitalización pone en nuestras manos un sinfín de posibilidades y nos facilita el acceso al séptimo arte. Hoy, ya no es necesario ir al videoclub a rentar una película, basta con acceder a internet (Netflix) y gozar de títulos.

El cine de estreno (comercial en su mayoría) se ha globalizado aún más. Por ejemplo, puedo ir a ver “El conjuro” en Cinépolis, y posteriormente, emitir/comparar opiniones o críticas con alguien de otro estado/país que también tuvo acceso a la cinta. Pero… ¿por qué tuvimos acceso a esa película y no a otra? ¿Qué hay detrás de una producción tan anunciada? ¿Por qué todos hablan de ella? ¿Quién ha creado en mí esa necesidad de decir “tengo que ir a verla”?

Es ahí donde coincido con uno de los puntos tratados en “la pantalla global” respecto a que la digitalización ha evolucionado y evidentemente, el cine comercial ha sido ese cine rico que ha pintado su brecha frente al intermedio y “pobre”.

Y es que es sorprendente como elementos básicos en rodaje se han monetizado tanto. Desde la dirección, hasta actores que cobran millones de dólares tan solo por aparecer en los protagónicos, marcas detrás de ellos. Aquí es donde comprendo el por qué últimamente el cine le apuesta tanto a la secuela. Los productores saben que detrás de una “fórmula” exitosa hay numerosas ganancias y una respuesta enorme respecto a los millones que invierten.

¿Qué aporte hay en el cine comercial? ¿Es el hipercine una tumba para el “cine pobre”?

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