En búsqueda de Sixto Rodríguez

En búsqueda de Sixto Rodríguez.

Mientras sus canciones incitaban una revolución al otro lado del mundo, el músico, completamente ajeno al éxito, se ganaba la vida como obrero en los Estados Unidos.

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Sixto no era como los otros, tenía un don sin igual: el expresar musicalmente las verdades que otros ven a medias, la realidad de una sociedad marginal como lo son los inmigrantes en Estados Unidos. Tenía el talento, la autenticidad y la bendición  de separarse de cualquier tipo de pretensión. Si alguien tuvo la suerte de contemplar en vivo a este ídolo anónimo en la década de los setentas, posiblemente describiría el recital tal y como el productor musical Dennis Coffey lo descubrió en 1969 en un bar de Detroit: contando historias de la clase trabajadora de dicha ciudad, con voz dulce pero cierta, en espacios repletos de humo y dándole la espalda a su público.

No había duda alguna: para Coffey, este hombre era “el nuevo Dylan”, e incluso si tenemos en cuenta los aires de grandeza y superioridad que Dylan  siempre acompañó con su inconmensurable arrogancia, Rodríguez era una persona mucho más sencilla y humilde que nunca podría haberse olvidado de sus orígenes y de la persona que fue antes de conseguir su notoriedad artística.

Con todo a su favor, todo estuvo en contra. El ya mencionado Coffey sólo tenía que meterlo en un estudio de grabación y pedirle que se cambiara el nombre. Afortunadamente, solamente consiguió lo primero. A principios de 1970, Cold Fact salió al mercado estadounidense. Lleno de lírica que bien lo pudo catapultar como un gran cantautor político y social (desde una pseudo carta de amor de parte de un junkie a su dealer, hasta cualquier tipo de declaración de principios), mezclando el folk y el blues, el álbum sería el factor detonante para el éxito musical de Rodríguez que estaba ansioso por nacer y recorrer todos los rincones del mundo; tanto el productor como el músico estaban preparados para los aplausos y las ovaciones.  

Lamentablemente, el primer álbum del cantautor chicano fue un fracaso rotundo y no recibió la más mínima atención.

A pesar de la reciente decepción, Sixto atrajo la atención de otro productor: Steve Rowland, el cual llevó al músico a Londres para grabar su segundo álbum, Coming from Reality. En 1971, a tan sólo un año después del lanzamiento de Cold Fact, su segundo álbum sale a la venta como cierto tipo de esperanza por parte de Sixto. Sonará poco creíble debido a la manera en la que describo a Rodríguez (con cierta glorificación y alabanza), pero el segundo intento también fue una caída en su carrera musical que nunca afloró; y así, Rodríguez pierde su contrato musical. Con la frente el alto y ningún tipo de acomplejamiento, el compositor más prometedor de su generación continuó con su vida, alejado de la música: consiguió trabajo como obrero demoledor, estudió Filosofía e incluso se postuló como político en Detroit, puesto que nunca logró ocupar. Mientras Sixto luchaba por sobrevivir ante interminables inviernos, éste se convertía en una leyenda en la otra esquina del mundo.

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