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Enviado por oyemamador • 11 de Octubre de 2014 • 1.351 Palabras (6 Páginas) • 181 Visitas
En esta parte es cuando nos damos cuenta que el problema principal no es tan fácil después de todo. Los hombres no son lobos y tampoco son corderos, tal vez existen hombres cordero y hombres lobo lo que nos llevaría a pensar que existen dos razas humanas. Fromm omite esta solución que se ve fácil y continua con el problema. Menciona que quizá sea cierto que “los lobos no hacen sino representar la cualidad esencial de la naturaleza humana de manera más franca que la mayoría” lo que nos conduce a la siguiente pregunta: “¿el hombre es fundamentalmente malo y corrompido, o es fundamentalmente bueno y perfectible?”
En el Antiguo Testamento no menciona que la desobediencia de Adán sea un acto de maldad y corrupción. Para Fromm, “la desobediencia es la condición para el conocimiento de sí mismo por parte del hombre, por su capacidad de decidir, y así, en último análisis, ese primer acto de desobediencia es el primer paso del hombre a su libertad”. Así pues, para el Antiguo Testamento –y su cultura implicada- el hombre posee dos caminos a elegir uno, el del bien y el del mal.
Con la venida de la Iglesia Cristiana, la desobediencia se volvió pecado y con ellos el hombre se volvió fundamentalmente malo. Pasó el tiempo con esta misma concepción del hombre hasta que los pensamientos ilustrativos tomaron un paso en la dirección contraria. “Sostenían que toda la maldad del hombre no era más que resultado de las circunstancias y, por ende que el hombre no tenía en realidad que elegir. Cámbiense las circunstancias que produce el mal, y se manifestará automáticamente la bondad original del hombre”.
Fromm anuncia que este pensamiento es sumamente optimista y que no debemos dejarnos llevar por el. Dice también que “seria difícil no ver la potencia y la intensidad de la capacidad destructora humana”. Siempre balanceado, Fromm anuncia que tampoco es bueno dejarse llevar por la opinión derrotista del hombre fundamentalmente malo ya que “la intensidad de las tendencias destructoras no implica de ninguna manera que sean invencibles o ni aún dominantes” y que “las guerras son primordialmente consecuencia de fuerzas psicológicas”.
Fromm explica que “las guerras son consecuencia de la decisión de desencadenarlas de líderes políticos” pero que “esos hombres no son diferentes del hombre ordinario: son egoístas con poca capacidad para renunciar a las ventajas personas en beneficio de otros”. Es decir, que no son crueles ni malignos. Fromm enuncia que “el hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad, y no el hombre malvado y sádico”.
El capítulo termina con la exposición de la forma más maligna y peligrosa de la orientación humana: “El síndrome de decadencia” que es el que “mueve al hombre a destruir por el gusto de la destrucción y a odiar por el gusto de odiar”. Así pues, -dice Fromm- es innegable que cada individuo avanza en la dirección que ha elegido: la de la vida o la de la muerte, la del bien y la del mal. Resolviendo así, la pregunta principal.
II. Diferentes formas de violencia.
En el presente capítulo, Fromm habla acerca de los diferentes tipos de violencia y sus respectas motivaciones inconscientes; “pues sólo el conocimiento de la dinámica inconsciente de la conducta nos permite conocer la conducta misma, sus raíces, su desarrollo y la energía de que está cargada”.
El primer tipo de violencia a la que Fromm se refiere –y la primera dentro del rango patológico- es la violencia lúdica. En esta “la motivación principal […] es el despliegue de destreza, no la destructividad”.
Erich nos habla que el miedo es el principal motor de este tipo de violencia y que este miedo puede ser real o imaginario. La violencia reactiva es la que “se emplea en la defensa de la vida, de la libertad, de la dignidad, de la propiedad ya sean de uno o las de otros”. Este miedo imaginario es la base para la manipulación de líderes políticos. Ellos cambiarán el concepto
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