Eterno resplandor de una mente sin recuerdo

El eje central del filme, “Eterno resplandor de una mente sin recuerdo” es la memoria, la cual, de acuerdo a la película, podemos manejarla a voluntad y así, eliminar recuerdos, personas, deseos, sufrimientos, para satisfacer un deseo egoísta… olvidar.

Es sabido que el olvidar es un método de autoprotección, de autocuidado, por lo que es considerado sano, pero ¿será esa realmente una solución?.

En este caso, la protagonista, Clementine, en vez de culminar una relación amorosa de una manera madura y sana, decide borrar de su mente a su novio Joel, pero, ¿fue esa decisión la solución o, más bien, un veneno?

En este ensayo daremos respuesta a esa pregunta utilizando como argumento la teoría de Derrida y el phármakon, aprovechándonos de la ambigüedad del significado del término, el cual puede representar cura o veneno.

Hoy en día las personas, por lo menos en nuestro país, se definen a sí mismos de acuerdo a la historia, a su historia, sus recuerdos, sus vivencias. Construyen su vida en base a su pasado, aprendiendo de él, de sus recuerdos.

De acuerdo a esto, podríamos definir entonces la historia como un cierto modo de “usar” el pasado en función del presente, obteniendo como resultado una proyección hacia el futuro. Por lo tanto, aquella proyección de vida futura, requiere, obligatoriamente, el uso del pasado, de la historia.

Si borramos nuestros recuerdos, ¿estaremos cambiando la historia?

Es en este punto dónde cuestionamos a los protagonistas de este ensayo, Clementine y Joel. Buscando una solución movida por el despecho y el egoísmo, trataron de vencer al poder de la mente y del recuerdo de una manera antinatural, intentando cambiar su historia.

A grandes rasgos, la idea de borrar malos recuerdos y malas experiencias de nuestra vida es tentador para cualquiera, tan solo pensar en lo que podríamos borrar y el resultado que tendría en nuestra vida es asombroso, pero en esta proyección ficticia, ¿pensamos en quienes nos rodean? Para nosotros podría, claramente, ser la solución a nuestros problemas, pero, ¿Qué efecto tendrá en los otros? ¿Sería para ellos una solución también?

Ante cada acción, existe una reacción, en este caso, Clementine, borró de su mente a Joel, por lo que Joel también, impulsivamente, decidió borrar a Clementine. En este primer acto vemos la acción del phármakon, el veneno del despecho, corrosivo. Pero algo inesperado ocurre. Joel, a último minuto, se arrepiente, en su interior, de borrar a aquella mujer con la cual ha compartido su vida, por lo que utiliza la infinita capacidad de la memoria para esconder el recuerdo de ella “dentro de otros recuerdos” ya olvidados. Es así cómo la mente, la memoria y la casualidad siguen desarrollando esta historia, al momento en que estos dos “nuevos desconocidos” se encuentran, aquellos sentimientos eliminados renacen. Una vez más el phármakon

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