Funciones De La Música En La Vida De Las Personas
Enviado por profemosca • 30 de Marzo de 2014 • 1.304 Palabras (6 Páginas) • 258 Visitas
EL DEBATE SOBRE ESTADO Y MERCADO
Norbert Lechner*
El debate sobre Estado y mercado, sostiene Norbert Lechner, tiende
a ser polémico porque pone en juego la idea que nos hacemos del
orden social. Para evitar la fetichización de uno u otro elemento se
plantea entonces la conveniencia de situar la relación en su respectivo
contexto histórico. Si bien el actual proceso de globalización
cuestiona la tradicional intervención estatal, es ilusorio, se señala,
identificar el desarrollo con el mercado.
Según el autor, los acontecimientos de Europa nos recuerdan que el
mercado es una categoría social; el funcionamiento del mercado se
encuentra determinado por su inserción en instituciones políticas,
estructuras sociales y procesos culturales. Vale decir, por sí solo el
mercado no genera ni sustenta a un orden social y, por el contrario,
presupone una "política de orden". Esta implica dos procesos de
integración —integración al sistema mundial e integración social—
que requieren tanto la dinámica del mercado como, por sobre todo,
una redefinición del Estado.
* Licenciado en Derecho y Doctor en Ciencias Políticas, Freiburg (Alemania).
Director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Entre sus numerosas publicaciones pueden mencionarse La conflictiva y nunca
acabada construcción del orden deseado (1986) y Los patios interiores de la
democracia: Subjetividad y política.
236 ESTUDIOS PÚBLICOS
1. Un debate necesario
En América Latina, como en Europa del Este, tiene lugar un doble
proceso de transición: transición hacia la democracia y transición hacia
una economía de mercado. Teniendo cada caso su especificidad, existe una
preocupación compartida. Bajo nuevas formas resurge la clásica pregunta
por la relación entre proceso democrático y desarrollo económico.
La sociedad moderna, junto con desplegar la diferenciación entre
economía y política, siempre postuló (de modo afirmativo o crítico) cierta
correspondencia entre ambas esferas. Lo que fue asumido como premisa,
hoy es visualizado como una relación problemática. Cuando los países de
América Latina se proponen armonizar democracia política con crecimiento
económico y equidad social, están planteando un desafío novedoso. Ya
no se trata de una compatibilidad asegurada de antemano. Por una parte, el
desarrollo económico y, en concreto, el mercado, ya no puede ser considerado
un "prerrequisito" de la democracia. De hecho, en Europa Oriental la
economía de mercado deviene un objetivo de la democratización política.
Por otra parte, tampoco la democracia política garantiza desarrollo económico.
Aun más: la capacidad del sistema político para procesar la política
macroeconómica se encuentra seriamente cuestionada hoy día.
La relación de mercado y Estado se inserta en este marco. La pregunta
de fondo de toda América Latina es: ¿cómo compatibilizar democracia
y desarrollo? Lo que está en juego, en definitiva, es la determinación del
orden social. Ello explica la fuerte ideologización del debate. Por la misma
razón, sin embargo, es una discusión que no podemos ignorar.
El debate sobre Estado y mercado ha sido tradicionalmente un eje
de polarización política en América Latina. La discusión ideológica tiende
a optar a priori por uno u otro principio como racionalidad exclusiva y
excluyeme de la organización social. En el último tiempo esta visión cede
terreno ante un enfoque más pragmático que revisa caso a caso en qué
medida la liberalización del mercado es posible y hasta qué grado es necesaria
la intervención estatal. Esta sensatez es muy bienvenida, aunque
resulte insuficiente. Una estrategia del "muddling-through" puede ser exitosa
a corto plazo, pero es arriesgada económica y políticamente. Por un lado,
un enfoque coyuntural que prescinda de toda referencia a un "modelo de
desarrollo" hace difícil establecer reglas del juego estables y consistentes,
que es lo que exige una economía de mercado. Por otro lado, tal desideologización
del debate puede vaciar la democracia representativa al fomentar
gobiernos que ejecutan programas en contradicción manifiesta con sus
EL DEBATE SOBRE ESTADO Y MERCADO 237
promesas electorales. En consecuencia, parece conveniente no darnos por
satisfechos con el pragmatismo adquirido.
2. Una perspectiva histórica
Para evitar que el Estado o el mercado sean fetichizados bajo la
forma de una racionalidad superior, resulta oportuna una breve mirada
histórica. Ella permite visualizar no sólo la continua coexistencia de las dos
"lógicas" sino también la cambiante combinación entre ambas.
El primer y principal punto a destacar es que en América Latina —a
diferencia de Europa— no se ha conformado una sociedad capitalista con
anterioridad al desarrollo del Estado durante el siglo XIX. El capitalismo
...