Giordano Bruno
Enviado por minhojojo • 25 de Noviembre de 2013 • Tesis • 407 Palabras (2 Páginas) • 417 Visitas
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Giordano Bruno lo llama la vinculación y se trata de métodos de seducción de las masas que hoy en día atribuimos a la mercadotecnia. ¿Para qué unir a tu población bajo el vínculo tan frágil del miedo que tan a menudo se convierte en odio? ¿No es más fácil manipular a una población seduciéndola?
Según Bruno el gobernante debe lanzar el vínculo a través de la imagen, el discurso y su figura. La seducción y la manipulación emergen en la propuesta de Bruno como la base del consenso y la legitimidad, el triunfo de la cohesión sobre la coerción. Si quieres poder, enamora a tu pueblo.
“Pensándolo después… todo eso hubiera parecido absurdo, pero un teatro no es más que un pacto con el absurdo, su ejercicio eficaz y lujoso.” Escribió célebremente Cortázar en Instrucciones para John Howell. Acaso Cortázar no pensaba solo en el pequeño Teatro de Aldwych dónde se sucede la historia, sino en muchos teatros; quizás el de la política, quizás el de la seducción. Como en el teatro de Cortázar, en el teatro de las campañas políticas el objetivo es imponer una fantasía sobre la realidad.
En el cuento del autor argentino el absurdo ya no puede acabar en los confines del teatro sino se expande a un nuevo escenario; el mundo de lo ¿real? Así, el absurdo se vuelve más real que lo real. Seducir al público significa hacerle creer en ese absurdo, transformar el escenario en el único mundo posible e imponer el teatro sobre la realidad. Impón tu verdad aunque sea falsa.
La seducción es lo que sustrae al discurso de su sentido y lo aparta de su verdad. Dice Jean Baudrillard. Seducir es vulnerar las defensas y crear una realidad alterna carente de sentido. El seductor, para ejercer su fuerza, se presenta como espejo, no un espejo que refleje la verdad sino uno que refleje la aspiración. Reflejo no lo que eres sino lo que quieres ser, solo así el discurso se vuelve irrelevante y la nueva realidad se impone, ve en mi lo que quieres ver en ti dice el seductor a su víctima. Es entonces, cuando los reflejos dejan de corresponderse, que el seductor se aproxima sutilmente a lo seducido, no le hace saber que está allí, le hace más bien creer en la realidad del espejo distorsionado, la víctima no piensa el espejo pero el espejo lo piensa a él. Refleja lo que quieren ver.
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