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HISTORIA DE LA MUSICA Y FOLKLORE EN LA PROVINCIA OCONNOR.


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2016  •  Tarea  •  3.814 Palabras (16 Páginas)  •  323 Visitas

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HISTORIA DE LA MUSICA Y FOLKLORE EN LA PROVINCIA OCONNOR

Si realizamos una revisión minuciosa de las hechos más destacados relacionados a la música y folklore en Entre Ríos, desde la década de los 70 hacia adelante; nos encontramos con una considerable cantidad de coterráneos que se destacaron en el canto y la música, siendo la característica común de ellos, cultivar el folklore como un pasatiempo complementario a sus habituales actividades de su trabajo y no así con fines artísticos, comerciales o lucrativos; muchos de ellos actualmente ya descansan en paz, pero que sin lugar a dudas, quedaron grabados en la mente y recuerdo de los que todavía vivimos en este paraíso terrenal.

Por ejemplo como no recordar a don Guido Vera que tocaba hermosas melodías con su mandolina, acompañado por los acordes exquisitos de la guitarra  que interpretaba el Cap. Ernesto Vergara, quienes hacían un dúo instrumental que era deleite del pueblo.  Don Guido Vera era todo un personaje en el pueblo, ya que tenía un hotel frente a la plaza (mismo que sigue funcionando actualmente), quién además tenía una fábrica de refrescos (soda) que la registró como “Castorcito”.  Con referencia al Cap. Ernesto Vergara, de profesión Militar, era sanitario (enfermero) del Hospital y profesor de música, era tal su habilidad con la guitarra, que acompañaba todos los himnos y los punteaba con singular destreza.

Si nos ponemos a recordar esos tiempos, nos trae a la memoria los hermanos Rodolfo y Carlos Camacho, el primero con el acordeón y el segundo la batería, quienes hacían alegrar las fiestas con su música alegre y eran contratados continuamente para acontecimientos sociales, ellos vivían en la casa de sus padres en la esquina de la calle Comercio y Froilán Tejerina, frente a la plaza principal.

Otro dúo que se destacó en épocas posteriores, fue la conformada por don Samuel Arenas con su Acordeón y su sobrino Humberto Arenas más conocido por “Tambillo” con la batería, haciendo alegrar en las fiestas sociales e incluso en los carnavales, especialmente para la comparsa “Todo un Poco”.

En cuanto a solistas que se destacaban por su habilidad en tocar instrumentos y cantar, podemos también citar a don Felipe Yáñez (+) que tenía un eco de voz muy peculiar y siempre era aplaudido por su modo de interpretar sus canciones.

Ni que decir de don Jorge Reyes, que aparte de tener un timbre de voz envidiable, se destacaba porque afinaba la guitarra a puro oído, cantor de coplas del pago, cuecas chapacas y repertorio argentino, que era de agrado en las fiestas sociales y serenatas, sus temas favoritos era la cueca “huérfano”, la polca “Paraguaya”, la cuequita “Con el humo del cigarro” y algunos temas instrumentales que los punteaba a su propio estilo.

También hubo en Entre Ríos un coterráneo que se distinguió nítidamente por su carisma y sencillez, era don Pedro Vilte más conocido como “ojo y porra”, por su defecto que tenía en su ojo, quien era un peón del campo que vivía en la banda de Mealla en la propiedad de doña Justa Vaca. Tocaba el Erque y la Caja, en todas las actividades sociales del lugar, como ser Fiesta de Guadalupe, fin de año y carnavales.  Se hacía presente, sin que nadie lo pida, deleitando con su música instrumental en las calles del pueblo; en sus últimos años incluso acompañaba en los días carnaval, haciendo bailar la rueda chapaca a las comparsas “Todo un Poco”, “Tijeras” y “Alaracos”, realmente fue todo un personaje de esa época.

LOS HERMAMOS LOPEZ

Si hablamos de cantores, no podemos dejar de mencionar y olvidar a este trio de hermanos ANTONIO, EFRAIN Y MARIO LOPEZ; quienes tenían voces fabulosas y se destacaban por interpretar música del acervo mexicano, boleros y música tarijeña. Sin embargo, lo difícil de ellos era hacerlos cantar juntos, ya que no podían ponerse de acuerdo para cantar y era motivo de discusión entre ellos, motivo por el cual cada cual andaba por su lado y no radicaban mucho tiempo en un lugar.  A EFRAIN Y MARIO, les gustaba mucho el monte, la cacería, lugares donde ellos tranquilamente podían estar meses sin salir.  Mientras que ANTONIO, era una persona que se movilizaba por todas las comunidades donde habían fiestas y le gustaba visitar Yacuiba, Caraparí y Villamontes; donde se hacía escuchar, no cobraba dinero por cantar, ni siquiera tenía una buena guitarra para interpretar; la gente que compartía en su mesa, le daban dinero, comida y bebidas, con lo cual quedaba conforme.  Sin embargo, de los tres hermanos fue el más famoso, porque aparte de tener un timbre de voz envidiable, tocaba la guitarra y por último se hizo compositor, temas inolvidables como la Llorona Abajeña, La Guadalupana, La cuña lengua bola y otros.  ANTONIO LOPEZ, sus últimos años radicó en la localidad de Caraparí, siendo ídolo y famoso por sus temas inéditos; sin embargo, nunca se olvidaba de su pueblo Entre Ríos y era infaltable su presencia en los festivales de la Fiesta de Guadalupe.  ANTONIO LOPEZ, ha dejado una huella profunda en la historia de nuestra tierra, por su sencillez y humildad, que difícilmente podrá ser borrada de la mente de nuestros coterráneos y no sería mala idea de plasmar algún festival folklórico que lleve su nombre, como un justo homenaje a un gran canta-autor entrerriano.

LOS CHICOS MALOS

A mediados del mes de julio del año 1970, ocurrió un hecho que no puede quedar desapercibido en la tierra que nos vió nacer, ya que marcó un hito que no se volvió a repetir nunca. En esa época llegó a Entre Ríos un joven a trabajar como empleado de la empresa de telégrafos de nombre ALEX BEJARANO, que se destacaba por ser una persona audaz, que amaba la música, quién sin tener los recursos económicos necesarios, pero con mucho coraje y empuje, fundó un grupo musical electrónico, que denominaron “LOS CHICOS MALOS”, cuyo nombre y vestimenta, tenía relación con los personajes de la revista “Tio Rico”.

Los primeros integrantes de este grupo musical, fueron Alex Bejarano, Mario León, René Vergara y Fernando (Ñato) Castro, quienes al ser estudiantes del colegio, se dieron modo para juntarse, ensayar, practicar y aprender a tocar los instrumentos electrónicos y cantar, bajo la dirección de Alex Bejarano, que ya tenía experiencia en ese campo y prácticamente era el dueño de los equipos; según la información recopilada, la primera batería fue comprada de Carlos Camacho, los amplificadores en esa época funcionaban a “lámparas” y la mayoría eran industria Argentina.

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