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Historia De La Musica Clásica Y Occidental


Enviado por   •  20 de Junio de 2013  •  3.140 Palabras (13 Páginas)  •  417 Visitas

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Historia de la musica clásica y occidental:

El término música clásica aparece por primera vez en el Oxford English Dictionary en 1836 y señala las composiciones europeas más destacadas del siglo anterior.1 Es el nombre habitual de la música culta, académica, docta y otros. En la historia de la música y la musicología, es la música del clasicismo o período clásico (1750-1820); pero en sentido popular y de mucha aceptación en medio escrito, así lo recoge la RAE, es la música de tradición culta; sus primeras luces en Europa se sitúan aproximadamente en 1450. Existe una expresión que abarca casi todos los períodos para definir su época de mayor esplendor: período de la práctica común.

Hacia 1950 la composición culta (cierta complejidad en notación e instrumentación) comienza a situarse mayormente fuera de la tradición anterior, mediante la composición radicalmente atonal y disonante y otras tendencias opuestas.

La música clásica es una tradición musical escrita, conservada a través de la notación musical, distinto medio a la transmisión oral o por grabaciones. Si bien hay diferencias entre las ejecuciones particulares una obra de música clásica busca trascender cualquier interpretación musical de ella. El uso de la notación musical es un método efectivo para transmitir la música especialmente cultivada, dado que la música escrita contiene las indicaciones técnicas para interpretar la obra. Sin embargo, la partitura usualmente no contiene instrucciones explícitas sobre cómo interpretar la obra, aparte de direcciones de dinámica y tiempo; esto queda a discreción de los ejecutantes, quienes están y su educación musical, su conocimiento del lenguaje de la obra y el cuerpo acumulado de práctica de ejecución histórica. La música clásica surgió tomando elementos de otras tradiciones musicales: la música de la Antigua Grecia, la música de la Antigua Roma (sobre todo por sus contribuciones teóricas) y la música de la Iglesia católica (principalmente el canto gregoriano). Los hitos que definieron su rumbo, sin embargo, fue el descubrimiento y posterior desarrollo de la polifonía, así como el posterior desarrollo de la armonía, la revolución musical conocida como el Ars nova y la evolución de la notación musical, además del estudio de la estética musical. Con la era de los descubrimientos que comenzó en el siglo XV y posterior colonialismo, la música clásica llegó a otros continentes y sufrió una síntesis con las tradiciones musicales de los nuevos territorios. Encontramos expresiones de la música clásica en Estados Unidos (p.ej. Charles Ives), Latinoamérica (p.ej. Alberto Ginastera, Heitor Villa-Lobos, José Ángel Montero), Asia (p.ej. Tōru Takemitsu, Tan Dun), África y Oceanía, pero que están conectadas a la música clásica de tradición europea.

La música culta está hecha exclusivamente para ser oída, a diferencia de otras músicas adjuntas a otras formas de entretenimiento (la música de cine es ejecutada a veces en salas de concierto). Los conciertos de música clásica suelen tener una atmósfera solemne, se espera que el público esté en silencio para evitar distraer al músico y los oyentes. Los intérpretes de ordinario visten de manera formal, una práctica vista como un gesto de respeto para la música y el público; y tampoco interactúan directamente o bromean con el público. Lecturas privadas de música de cámara pueden tener lugar en ocasiones domésticas más informales.

Como en las bellas artes, la música clásica aspira a comunicar una cualidad trascendental de la emoción, que expresa algo universal acerca de la condición humana. Si bien la expresión emocional no es una propiedad exclusiva de la música clásica, esta honda exploración en la emoción permite que la mejor música clásica alcance lo que ha sido denominado lo «sublime» en el arte. Muchos ejemplos pueden citarse para demostrar esto. Por ejemplo, la musicalización del poema de Friedrich Schiller "Oda a la Alegría" en la Novena sinfonía de Beethoven, que suele interpretarse en actos de independencia nacional o de celebración, como aquella famosa ocasión en que la dirigió Leonard Bernstein para celebrar la caída del Muro de Berlín, y la tradición japonesa de tocarla para celebrar el Año Nuevo. Sin embargo, otros compositores, como Iannis Xenakis, argumentan que el efecto emocional de la música en los oyentes es arbitrario y que, por lo tanto, la complejidad objetiva o el contenido de información de la pieza es lo supremo.

A lo largo de la historia, los padres se aseguraron que sus hijos y familiares fuesen instruidos en la música culta desde muy temprana edad. Un experiencia musical temprana daba las bases para un estudio serio posterior. Para aquellos que deseaban ser ejecutantes, cualquier instrumento es prácticamente imposible de aprender a nivel profesional si, o al menos un instrumento similar, no eran aprendidos desde la infancia. Algunos padres buscaban la enseñanza musical por razones sociales o en un esfuerzo por impartirles un útil sentido de la auto-disciplina; las lecciones parecen mostrar también un incremento en el desempeño académico. Algunos consideran que el conocimiento de las obras de la música clásica es parte de una buena cultura general.

Los compositores clásicos aspiran imbuir a su música de una relación muy profunda entre su contenido afectivo (emocional), y los medios con los que lo logra. Muchas de las obras clásicas más elogiadas hacen uso del desarrollo musical, el proceso por el que un germen, idea o motivo musical es repetido en distintos contextos, o alterados de tal manera que la mente del oyente, conscientemente o no, compara las diferentes versiones. Los géneros clásicos de la forma sonata y la fuga emplean rigurosamente formas de desarrollo musical. (Ver también Historia de la forma sonata). Generalmente, las obras de música clásica muestran una gran complejidad musical gracias al uso que hace el compositor del desarrollo, modulación (cambios de tonalidad), variación antes que la exacta repetición, frases musicales que no siempre tienen la misma longitud, contrapunto, polifonía y una armonía sofisticada. Además, muchas obras clásicas bastante largas (de 30 minutos a 3 horas) son construidas a partir de jerarquías de unidades más pequeñas: las frases, los periodos, las secciones y los movimientos. El análisis schenkeriano es una rama de la música que intenta distinguir estos niveles estructurales.

Su transmisión escrita, junto con la veneración dada a ciertas obras clásicas, ha llevado a la expectativa de que el ejecutante tocará la obra de tal modo que realizará en detalle las intenciones originales del compositor. Por lo tanto, las desviaciones de las instrucciones del compositor a veces son condenadas como fallas completas éticas. Durante el siglo XIX,

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