LA NUEVA CLASE DE MUSICA

LA NUEVA CLASE DE MÚSICA

Origen de la idea

Los que coordinan talleres de lectura tienen mucha experiencia en desarrollar dinámicas de trabajo que apuntan al goce de la lectura, a jugar con las palabras, a tomar el texto que se leyó e inventarle otro final.

Nuestras clases de música se quedaron en el siglo pasado. Todo es tan importante, tan sagrado, tan solemne, que es lejano y aburrido. Es que los que coordinan esos talleres nos llevan una gran ventaja: trabajan con la realidad, no con ideas imaginarias. Llevan años enfrentándose con que los niños leen poco. Los resultados no se hicieron esperar: ahora hay rincones infantiles en las bibliotecas escolares, libros escritos por niños, experiencias grupales, escolares y comunitarias de lectura, talleres de escritura, bibliotecas ambulantes y otra mentalidad respecto de lo que es leer y escribir.

Olvidamos lo evidente

Uno de los errores fundamentales de la Educación Musical en las escuelas, es que se basa en una idea equivocada que dice más o menos así: A todo el mundo le gusta a música. Partiendo de ahí los objetivos que nos trazamos están mal, la mayoría de las actividades que encaramos están mal, en síntesis: toda nuestra estrategia de educación musical está mal.

Cosas evidentes que observamos en nuestra realidad cotidiana:

1. A la gente no le gusta la música, más bien le gusta cierto tipo de música.

2. La mayoría de las personas oye poca música durante el día.

3. La mayor parte de la música que alguien oye le es impuesta por alguna circunstancia.

4. A muchas personas les gusta bailar y cantar, sin embargo, por lo general sienten vergüenza de hacer alguna de esas cosas.

5. De lo que es todo el mundo musical, la mayoría de la gente conoce una granja muy pequeña.

6. En muchos casos los jóvenes se aburren con la música de la gente mayor, y ésta se “aturde” y “horroriza” con la música de los jóvenes.

Eso es, a grandes rasgos, nuestra realidad musical cotidiana. No estamos diciendo que hay que dejar de enseñar música. No nos aferremos a viejas ideas, abramos el juego, pensemos en otras posibilidades, demos vuelta todo y que quede en píe lo único que vale la pena: el amor por la música.

A alguien le puede interesar la vida de Mozart si ama su música; pero si no le enseñaron a disfrutar los datos biográficos le son tan útiles como un agujero en la cabeza.

Con su nueva consecuencia pedagógica: Hay que desarrollar el gusto por la música. Se sugiere que se haga una propia lista de cosas evidentes y se tengan presentes a la hora de dar clases. Veremos que se abre un panorama enorme de posibilidades y actividades, así como la oportunidad de relacionarse de otra manera con su grupo.

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