La Vida Es Bella

El protagonista de esta fábula es Guido (Roberto Benigni), un hombre inocente y alegre con un sueño prosperar en la ciudad al frente de su propia librería. Estamos en 1939, en la ciudad de Arezzo, en la Toscana. Junto a su buen amigo Ferruccio, el poeta, los dos van a la caza de riqueza y amor, sin darle demasiada importancia a los acontecimientos que estaban ocurriendo a su alrededor: la llegada del fascismo y un incremento del antisemitismo. Despreocupado de la política Guido lleva una vida normal trabajando de camarero y se enamora de Dora (Nicoletta Braschi, actriz que ha intervenido en todas las películas de Benigni), una maestra de la escuela local. Desafortunadamente, la mujer, a la que Guido apoda Princesa, esta comprometida y, lo peor de todo, su novio es un alto cargo del ayuntamiento fascista con el que Guido ha tenido algún que otro problema. No obstante, Guido no le da gran importancia a ese detalle y con aires de mago/brujo loco seduce a Dora, a la que se lleva desde la misma fiesta que su novio ha organizado para anunciar oficialmente el compromiso. Años después, Guido y Dora están casados y tienen un hijo, Giouse (Giorgio Cantarini). Y Guido ha alcanzado su sueño: es el propietario de una librería. El poder fascista se ha afianzado y la ola antijudía es evidente, los carteles y pintadas contra los judíos están por todas partes. Guido se da cuenta de lo que eso significa, pero tiene un hijo al que desea mantener inocente y protegido de los odios racistas. Cuando preparaba la fiesta de cumpleaños para su hijo, ambos son detenidos junto a su anciano tío y enviados a un campo de trabajo. Cuando su esposa se da cuenta de lo ocurrido y al no poder salvarlo de su suerte, decide deportarse a sí misma para irse con Guido y su hijo. Desde que comienza el viaje Guido trata de hacer ver a su hijo que todo se trata de un gran juego en el que el premio será un carro de combate. Logra ocultarlo de los alemanes que están exterminando a los ancianos y a los niños, incluso logra hacer que su mujer, de quien los han separado, se entere de que ambos siguen vivos. Todo él se convierte en imaginación y en un inmenso esfuerzo para ocultarle al hijo los horrores que están ocurriendo a su alrededor. Por fin llega el final de la guerra, los alemanes están abandonando el campo. Todo parece que va a salir bien.

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