Miguel Anguel Ocanto Rivero, hombre de la cultura caroreña
Enviado por gerardoperez1959 • 20 de Enero de 2016 • Resumen • 410 Palabras (2 Páginas) • 293 Visitas
Hombre de la cultura
Lamentable desaparición del Ing. Miguel Ocanto
Gerardo Pérez González
El pasado 11 de enero en su Carora natal y en plena la luz del nuevo año falleció inesperadamente el ingeniero Miguel Ángel Ocanto Rivero, hombre de dilatadas virtudes y aunadas a las más cálidas relaciones humanas de la que supo florecer en su vida. Hijo del recordado educador y cronista Prof. Ramón Ocanto y Margarita Rivero de Ocanto. Desde muy pequeño logró tomar en las extrañas de su padre ese amor a la música y a la cultura en general. A muy corta edad se inicia en los estudios musicales del piano y más de uno vez lo mencionarían cono el niño talento para el futuro, de esas teclas jamás se separo, porque allí siempre consigue refugio a sus sentimientos profundos.
Su juventud la vivió en Carora donde consiguió seguir en sus quehaceres de la vida hogareña y en el Liceo Egidio Montesinos estuvo ceñido al mundo estudiantil. Parte a Mérida y en la ULA continua sus estudios de la ingeniería civil, sin separarse de la música, que la coexistiría en la Casa de la Cultura y el Orfeón Carora con el Dr. Juan Martínez y Prof. Pedro Vargas, en donde desde las cuerdas de bajo siempre se le oyó su bien timbrada y profunda voz, tan característica en los matices de la polifonía vocal. Allá en la Mérida “mi serrana” compartió con coros de la universidad y la región andina.
Lo encontramos como cofundador y animador en la Sociedad Amigos de la Cultura y en las actividades de fomento cultural, es participe de cuanta actividades se organicen en la ciudad para el fomento de las artes. Igualmente colaborando en el semanario literario Yaguhará.
Pero si un elemento clave en su vida fue su genial sentido del humor, su sentido de caballerosidad y más aun supo descifrar que era la amistad y el compañerismo. Su amante del caro concepto de ser amigo de los amigos, más aun supo coincidir la profundidad que es nunca hacer daño a nadie y menos sentir desprecio a la condiciones del menosprecio humano.
Inesperadamente su deceso constituyo una sentida manifestación de dolor en los cientos de amigos sin distinción de edad y condición social que cultivo toda su vida, que supo valorar en los momentos de su existencia. Formó familia con la merideña Marisol Espinoza de Ocanto donde hecho raíces con sus tres hijos quienes seguiran germinando el verdadero sentido del humor y la amistad.
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