Práctica historia del pensamiento musical
Enviado por JR777 • 10 de Febrero de 2016 • Apuntes • 931 Palabras (4 Páginas) • 951 Visitas
Historia del Pensamiento musical
“-Excelente interpretación –oyó decir Abul-Hasan al califa cuando su benefactor hubo acabado la última de sus canciones. Después dio un largo sorbo a su copa de vidrio teñido y dijo-: escuchemos ahora a este discípulo tuyo del que tanto se habla por ahí.
Abul-Hasan sintió un nudo en el estómago y deseó huir con todas sus fuerzas. Pero la juventud es osada, y también sincera, así que, cuando el califa le interrogó acerca de sus conocimientos musicales, sobreponiéndose a su temor, respondió:
-Sé cantar como otros saben; pero, además, sé hacer lo que no saben otros. Mi original estilo sólo podrá apreciarlo un erudito tan sensible como vuestra majestad. Si queréis, cantaré lo que jamás ha oído nadie.
La respuesta asombró a todos los presentes, incluido Ishac al-Mosulí. Cuando el califa ordenó que se le diera el laúd, Abul-Hasan lo rechazó, diciendo:
-Desearía solicitaros la gracia, majestad, de tocar mi propio instrumento, que he dejado a las puertas de palacio.
-¿Cómo? ¿Rehúsas el de tu maestro?
Ishac al-Mosulí insinuó una expresión contrariada por el atrevimiento del discípulo, pero no arriesgó ningún comentario. Los demás invitados seguían el suceso con interés.
-¿Y qué tiene tu instrumento que lo haga preferible al del gran Ishac el de Mosul, cantor de mi corte? –preguntó el califa.
-Si deseáis que cante según el método de mi maestro, me serviré de su laúd. Pero si preferís conocer la música que yo he ideado, es necesario que emplee el mío, pues he introducido en él ciertas reformas que agradarán a vuestra sensibilidad.
Aún creció más la sorpresa de todos al oír esto. Entusiasmado, Harún ar-Rashid mandó a buscar el laúd de Abul-Hasan, que fue llevado a la sala rápidamente. Al verlo, el califa se fijó en él con curiosidad y advirtió que tenía un quinto orden de cuerdas, lo cual hizo notar a los visires. Ishac al-Mosulí miraba a Abul-Hasan con creciente irritación, pero tampoco esta vez dijo nada. Envalentonado por su propio atrevimiento, el joven discípulo procedió a explicar el laúd de su invención.
-Has de saber, alteza, que este instrumento es menos pesado que los otros laúdes, y he alargado el mástil. También le he añadido un quinto orden de cuerdas, entre el segundo y el tercero, para enriquecer sus posibilidades sonoras. Este nuevo orden representa el alma. Las cuerdas de los órdenes segundo y quinto están hechas de seda roja que no ha sido hilada en agua caliente, sino fría, lo que las hace menos blandas que las usuales. Las de los órdenes primero, tercero y cuarto están fabricadas con las entrañas de un cachorro de león, preferibles a las de ningún otro animal por su resistencia, por la profundidad de su tono y por la claridad de su sonido. Soportan una pulsación más prolongada sin dañarse y no se ven tan fácilmente afectadas por los (…)”
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