Punto Y Aparte

La negativa intransigente al aborto, el cristianismo como única salvación y esperanza de vida, adolescentes sin cerebro, la Biblia como parte medular del guión, así como actuaciones y situaciones absurdas que nada tienen que ver con la realidad, son parte de lo que nos espera en la película "Punto y Aparte" (2002) , debut del experimentado director de videohomes Paco del Toro, quien reúne a un grupo de actores jóvenes y famosos como Mauricio Islas, Geralldine Bazán y Evangelina Sosa, para contarnos la historia de Mirsoslava, la clásica chava de clase baja que vive en un hogar disfuncional que queda embarazada de un gañán, y Aline, muchacha rica que también sufre de un embarazo no deseado. Dos historias que corren paralelamente, en las que vemos sus problemas, miedos y batallas en las que, mientras Aline busca abortar a toda costa, Miroslava lucha por tener a su hijo y salir adelante pese a su pobreza. "Punto y Aparte" sin duda resulta un retroceso para el cine mexicano, en el que se había alcanzado un cierto nivel de audacia y de libertad creativa. Productos como éste, sólo sirven de propaganda religiosa.

La cinta encuentra en el tema del aborto la forma idónea de llegar a sus fieles, a manera de ñoño lavado de cerebro, ya que su argumento es tan predecible y aburrido como cualquier telenovela: la niña rica, la niña pobre, el malo, el bueno, y al final el príncipe azul que esta vez toma el papel de Dios, quien según el cineasta castigará a quien ose cometer el pecado del aborto, sin dudar en mostrar fragmentos de feto, sangre en las sábanas y un terrible remordimiento en quien lo cometió.

El realizador exhibe padres que no escuchan y que se muestran intransigentes al más puro estilo del señor Abascal; el sexo y la palabra condón están prohibidos en la trama (nunca se habla de medidas preventivas), cancioncitas cristianas a todo momento dan a la cinta un tono abominable lleno de fanatismo religioso, y una voraz evangelización del pueblo convierten al filme en un melodrama fallido.

Las actuaciones dan pena ajena: el galancito telenovelero Mauricio Islas en su papel de barrio, el actor que presta su voz al señor Burns (de los Simpson) como un doctor arrepentido, niñas y niños "guapos" egresados seguramente de Televisa, diálogos falsos e increíbles, secuencias de risa involuntaria llenas de moralina y un sin fin de aberraciones cinematográficas que no vale pena mencionar.

Si algo hay que agradecer al cineasta Paco del Toro es que "Punto y Aparte" haya sido financiada con dinero cristiano y no del Estado; sin duda la película hará feliz a gente como Serrano Limón, Abascal y por supuesto a varios miles de creyentes a ultranza que se sintieron ofendidos con "El Crimen del Padre Amaro", quienes verán en esta producción su revancha.

Como diría el filósofo español Miguel de Unamuno:

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