RAFAEL LEÓNIDAS TRUJILLO MOLINA (1891-1961)
Enviado por homerokaraoke • 21 de Junio de 2013 • Biografía • 8.431 Palabras (34 Páginas) • 561 Visitas
RAFAEL LEÓNIDAS TRUJILLO MOLINA (1891-1961)
I - Documental
El poder del jefe
Director: Rene Fortunato
Documental político sobre Rafael Leónidas Trujillo.
República Dominicana, 1994, 240 min.
Vol. I
Historia dominicana de 1916 a 1937
Producción: 1991
Duración: 75 min.
Resumen: Este documental muestra las condiciones políticas, económicas y sociales que determinaron el surgimiento de la dictadura de Trujillo en la República Dominicana. Ofrece además una visión conmovedora de más de veinte años de historia dominicana: de 1916 a 1937. Es la primera parte de una serie de tres documentales sobre la Era de Trujillo.
Vol. II
Año de producción: 1994
Duración: 90 minutos
Resumen: Este documental muestra los acontecimientos políticos y sociales más importantes ocurridos en la República Dominicana durante el período 1938/1952. Las acciones de la dictadura trujillista durante los años cuarenta y los esfuerzos de los exiliados para derrocarla, son tratados con detalles en esta segunda parte de la serie de documentales El Poder del Jefe. Las invasiones de Cayo Confites y Luperón, el PSP, la Juventud Democrática y las diferentes conspiraciones, así como las relaciones de Trujillo con los Estados Unidos antes del inicio de la "guerra fría", ocupan una buena parte de este documental.
Vol. III
Año de producción: 1996
Duración: 81 minutos
Resumen: Este largometraje es la tercera y última parte de la serie de documentales que se inició en 1991 con El Poder del Jefe, primera parte. Aquí se muestran los acontecimientos más importantes ocurridos en la República Dominicana en el período comprendido entre el 16 de agosto de 1952, fecha de la juramentación de Negro Trujillo como Presidente de la República, y el 8 de noviembre de 1961, día de la salida del país de Ranfis Trujillo y su familia. Entre los acontecimientos tratados en esta parte se destacan el viaje de Trujillo a España, la Feria de la Paz, el secuestro de Galíndez, la invasión del 14 de junio, la muerte de las hermanas Mirabal, el ajusticiamiento del dictador, y la muerte de los que participaron en el complot contra Trujillo, entre otros temas
II – Contexto histórico
Antecedentes
Dos tercios de la isla de La Española caían dentro de las fronteras de la República Dominicana, el país establecido como Colonia en nombre de Isabel la Católica, por Colón en 1493. Más europeizada que ningún país en América, con la ciudad más antigua y quizás con la más vieja Universidad, constituye un humilde adorno de la civilización Occidental. Los dominicanos habían, sin embargo, realizado poco desde que abandonaron la monarquía española en 1821; y, de hecho, habían aspirado también a poco. Puede que hubiesen sido derrotados demasiado a menudo. Si bien bajo España estuvieron atrasados y abandonados, tan pronto como declararon la independencia conocieron la invasión y la opresión de los haitianos. Por ello, desde el final de la ocupación negra habían conocido el caos alternando con la tiranía, así como desagradables presiones de las grandes potencias. Los dominicanos tienen una patria tan hermosa como Colón informaba en sus primeras cartas; un país de sonrientes valles, bosques, pastos, granjas y cordilleras de montañas. Normalmente hace un clima confortable y a diferencia de Haití goza de una segura lluvia. La gente vive mucho mejor que los haitianos, siendo además más educados y sanos y cuentan con más oportunidades económicas. Su comercio es dos veces superior al de su rival, y su agricultura, minas, ranchos e industrias mucho más productivas. Sin embargo, no es una tierra feliz, ya que la libertad y el respeto propio han sido durante mucho tiempo desconocidos en ella, si bien se han mostrado en tímida reaparición a continuación del asesinato del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, en 1961.
El fracaso de la autonomía, 1865-1905
De todos los caudillos que se han pavoneado con el paisaje dominicano como fondo, no es el menos interesante Buenaventura Báez. Durante largo tiempo rival del líder campesino Pedro Santana, que finalmente le venció, logró escapar a la deshonra sufrida por Santana al restaurar, en 1861, en el país la monarquía española. Esto no quiere decir que Báez no fuese un leal patriota, pues si bien aceptó demasiados honores y dinero de la corona española, cuando vio que la restauración estaba fracasando, tomó de nuevo el campo con un ejército. En 1865, y después del abandono de los españoles, Báez entró en la ciudad de Santo Domingo como presidente, siendo bien pronto expulsado otra vez y retomando triunfalmente en 1868. Aunque declaró francamente que la República no estaba madura para la autonomía y que probablemente habría de sucumbir a otra ocupación haitiana, los remedios que propuso no se cumplieron. Báez pensaba que la nación dominicana sería anexionada a los Estados Unidos, sugerencia que se miraba con complacencia por los presidentes Johnson y Grant, pero no por los sucesivos senados americanos. Quiso también arrendar la bahía de Samaná, un puerto excelente del Norte, pero de nuevo un senado rebelde lo frustró. Estas propuestas produjeron el efecto de apuntalar su Gobierno hasta 1874, ya que la astucia naval americana y los créditos estuvieron a su disposición, pero en este año fue derrocado. Luchó de nuevo por el poder en 1876, sólo para ser expulsado por quinta y última vez en 1878. Aparte de estas maniobras, poco bueno trajo a la Nación dominicana, que continuó tan pobre, aislada y atrasada como antes, habiendo además acumulado deudas en el extranjero que algún día le habrían de atormentar.
En 1882 apareció otro caudillo que se mantuvo hasta su asesinato en 1899. Era éste un negro llamado Ulises Hevreaux. Aunque la población mulata se mostraba recelosa de los negros, Hevreaux fue capaz de conquistar el apoyo general y de proporcionar un intervalo de paz. En la mayor parte de estos diecisiete años fue presidente y cuando salió del puesto gobernó a través de títeres. Aunque sus enemigos no eran enteramente injustos cuando le motejaban de cruel (¿qué gobernante del Caribe con éxito no lo era?) tenía alguna educación y estaba sinceramente ansioso de mejorar al país. Durante su Gobierno, la industria del azúcar comenzó a florecer, en parte como resultado de las empresas iniciadas por los cubanos que habían abandonado su rebelde isla, y, además, la tradicional exportación dominicana, los cueros, continuaba proporcionando ganancias extranjeras. Lo más lucrativo de todo fueron los préstamos
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