Relación Personalidad-música

Como sabemos, el arte en general, posee un impacto tanto en la subjetividad como en la experiencia emocional de las personas y a pesar de que hay diversas formas para expresar la identificación psico-sociocultural, la música es la única que compromete a todo el mundo.

La música, junto con el lenguaje, es una manifestación cultural, pues forma parte de nuestra manera de vivir, y artística, ya que requiere de habilidad, es uno de los mecanismos exclusivos que, además de aparecer únicamente en la especie humana, se lleva a cabo de forma fenotípica¹.

Sin embargo, es en la etapa de la adolescencia cuando la música tiene su mayor influencia en el ser humano pues es durante ese período cuando buscamos definir nuestra personalidad que tendremos en el futuro.

Y si nos paramos a pensar, además de todo esto, la música es una herramienta dotada de un gran poder de persuasión, ya que posee la capacidad de influir en las actitudes, las emociones, los estados de ánimo, y los actos humanos. Por ejemplo, en épocas anteriores se utilizaba esta influencia en los gobiernos, para que así, los individuos obedecieran las recomendaciones que los políticos formulaban, pues esta afectaba directamente en la voluntad y por su parte, influía en la conducta del ser humano.

Hoy en día, la posibilidad de transportar y disponer de la música en cualquier parte y el uso de los recientes auri¬culares permite a los jóvenes a vivir de forma continua con música.

Estudios han calculado que entre los 12 y los 17 años, los adolescentes esta-dounidenses escuchan música durante 10.500 horas aproximadamente, un tiempo ligera¬mente inferior al transcurrido en los colegios.

A contraposición de la televisión, que a veces difunde programas culturales y está sujeta a cierto control por parte de los padres, la música está al alcance de los adolescentes sin interferencias y una canción puede oírse cuantas veces lo desees. Es más, los temas tratados que le llegan a los jóvenes, en la mayoría de los casos, afectan a sus subconscientes, haciendo que actúen incorrectamente por no interpretar debidamente la esencia de la música.

Con todo, las letras tienen la capacidad de ponernos felices o tristes rápidamente, puesto que, en muchas ocasiones, nos sentimos completamente identificados con lo que el artista está queriendo expresar en sus canciones.

Debido a esto, se puede deducir que el ser humano es por naturaleza, un ser musical. Y es de esta manera como lo plantea el Dr. Stefan Kölsch, un neurocientífico del Instituto Max-Planck de Alemania, quien en un estudio junto a su equipo de investigación llegó a la conclusión de que el cerebro del ser humano ha desarrollado una gran afinación para

¹Fenotípica: Conjunto de los rasgos visibles de un organismo que son resultado de la interacción entre su genotipo y el medio. Es decir, que la música se activa con la interacción.

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