Resaña Película "El Secreto De Sus Ojos"

Reseña subjetivista

El secreto de sus ojos. Juan José Campanella

«Maravilla: suceso o cosa extraordinarios que causan admiración»1

Yo me rendí ante esta película desde la primera vez que la vi, desde el último fundido a negro que denota su fin. Juan José Campanella recrea una obra tan completa que es prácticamente imposible no quedarse prendado de ella. Hasta los de «La Academia» lo hicieron: se llevó el Oscar en 2009 a la Mejor película de habla no inglesa. Y digo que me resulta completa y/o redonda porque toca distintos géneros cinematográficos, porque la trama consigue mantenernos despiertos y en vilo hasta el último segundo, porque la música está perfectamente escogida, porque en el guión nada es banal y fruto de la

casualidad, porque los actores protagonistas son maravillosos...

Me resulta muy difícil encontrarle algún «pero». Es más, no hay nada que me

desquicie o que cambiaría de su producción. Quizás nos sintamos violentados en algunos momentos, como con la escena de la violación y la muestra del cadáver; la muerte de Sandoval; la secuencia del interrogatorio y posterior confesión de Isidoro Gómez, el asesino de Liliana; o cuando, en el tiempo presente, los dos protagonistas coinciden en el ascensor con el asesino confeso, tiempo después de haber sido absuelto. Este último episodio es quizás el más tenso de toda la película. Pero en eso reside la esencia de un buen filme: que nos haga sentir. Y éste es como una montaña rusa: te

emocionas con la historia y la tensión que se palpa entre Benjamín e Irene; la resolución del asesinato te intriga hasta el final; te acongoja; te hace reír en las secuencias más cómicas protagonizadas, en su mayoría, por Sandoval... Y todo ello se debe, en gran parte, a los personajes y, cómo no, a los actores que les dan vida: desde Ricardo Darín, estrella indiscutible de la película; pasando por Soledad Villalmil, cuyos ojos grises tardaremos en olvidar; hasta el genial Guillermo Francella, encarnando al entrañable oficial, Pablo Sandoval. Actúan con una naturalidad asombrosa. Son creíbles en todo momento. Ya en el mismo título encontramos el «quid» de la cuestión; las miradas juegan un papel fundamental y las de Ricardo Darín y Soledad Villamil, especialmente,

son capaces de transmitírnoslo todo, incluso más que si estuvieran acompañadas de palabras. Más adelante, en la reseña objetivista retomaré de nuevo este tema.

Por otro lado, es posible que el lenguaje y el tipo de vocabulario empleado sean también partícipes de esa naturalidad que se palpa en el filme. Porque esta jerga típica de la comunidad argentina es muy de calle, nada pomposa, muy natural y directa. A veces es gracias a ella que no podemos evitar esbozar una sonrisa. Esa facilidad que los argentinos tienen para la labia dota al guión de una solidez importante. En

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