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Reseña Sobre Romanticismo Musical - Fubini


Enviado por   •  3 de Abril de 2017  •  Reseña  •  4.494 Palabras (18 Páginas)  •  374 Visitas

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Reseña Sobre Romanticismo Musical

Fubini, E. and Pérez de Aranda, C. (2005). La estética musical desde la Antigüedad hasta el siglo XX. 1st ed. Madrid: Alianza Editorial, pp.286-312.

Este libro, titulado La estética musical desde la Antigüedad hasta el siglo XX, con autoría de Enrico Fubini, crítico y musicólogo reconocido mundialmente, representa un resumen detallado y preciso sobre la estética musical comprendida desde la Antigüedad hasta el Siglo XX,  y representa uno de los elementos primordiales de aprendizaje sobre historia de la música, en gran medida por la riqueza de contenido bibliográfico, variedad de puntos de vista sobre grandes personajes del mundo artístico, y un completo abordaje lleno de parcialidad y fundamento técnico sobre los temas más importantes de cada uno de los períodos que influenciaron la producción musical y artística del mundo occidental. En esta ocasión, partiendo desde el período Romántico como eje de estudio, tomaremos las principales características de los pensamientos de Schopenhauer, E.TA. Hoffmann, Stendhal, Beethoven y Schumann con el fin de determinar el gran medida el proceso estético vivido en aquella época, destacando temas relacionados con el contexto político, filosófico, social y cultural del momento, la relación de la música con las demás partes, el proceso creativo, como también el análisis armónico y su correspondencia con conceptos propios de la Filosofía Hegeliana y las posturas iluministas del período anterior.

 

Arthur Schopenhauer:

Este pensador alemán constituye uno de los pilares fundamentales que permite analizar el ambiente en el que se encuentra inmerso la música como arte privilegiada entre las demás. Partiendo desde una de sus obras cumbres, El mundo como voluntad  y representación, él propone que las artes representan la objetivación de la voluntad, y esta misma voluntad va alcanzando su mayor nivel de desarrollo a medida que se acerca a la música pasando por la arquitectura, la escultura, la pintura, la poesía y la tragedia. Es por este motivo, que la música para Schopenhauer no se puede organizar dentro de la jerarquización común propuesta por anteriores pensadores como Hegel, sino que más bien adquiere un puesto privilegiado alejado de las demás artes, logrado especialmente por la inmediatez en la que expresa las ideas, y al mismo tiempo, la voluntad misma. De esta manera, la música adquiere una relación muy estrecha con el mundo fenoménico (naturaleza), que permite lograr una representación o duplicado de las diferentes cosas que ocurren en él, adquiriendo de esta manera un elemento absoluto y universal que nos llevará a analizar este arte con base en su relación con los sentimientos. En este punto, es donde se introduce por parte de Schopenhauer sus particulares analogías, una de ellas la cual afirma que en la armonía, el bajo representa la parte terrenal del planeta, la masa inorgánica que se mantiene estable y tranquila; por lo tanto sus movimientos serán cortos y de intervalos muy pequeños, exentos de frases ágiles ni complicadas, destacando a su vez, que la modulación de un tono a tono representa la muerte del individuo, al mismo tiempo que deja de existir. Sin embargo, en contraposición a este bajo, nos encontramos las melodías superiores más agudas que representan los distintos seres que habitan en la tierra, cada uno dispuesto con voluntad, y de una u otra manera, cargado de emociones y sentimientos que los definen de manera individual y a la vez universal.   Gracias a esta lectura, es posible analizar la relación entre música y sentimiento, basándonos en la experiencia del compositor que utiliza un lenguaje que su razón no entiende, pero que le permite llegar al lenguaje del sentimiento: universal y absoluto, propio del genio que lo domina y así por fin entrar en contacto con todas las manifestaciones de la voluntad. De esta manera, la música expresa no los sentimientos tales como la alegría, el dolor, tristeza, nostalgia, sino que ella misma es el sentimiento, sin rodeos ni elementos y conceptos adicionales innecesarios. Por tal razón, es posible afirmar que la música es la forma pura del sentimiento. Por otro lado, Schopenhauer somete a un análisis profundo entre la Música y Palabra, destacando inicialmente un gusto por la música instrumental. A su vez, define que la música no debe sujetarse al significado de la palabra, y por lo tanto, se evidencia una negación presente frente al melodrama italiana, el cual abogaba por la importancia de la relación entre música y palabra. Sin embargo, no descarta que se llegue a concebir una obra donde el texto poético y musical esté en correcta relación y equilibrio, sin dejar atrás la independencia de cada arte frente al otro. Como por ejemplo, si estamos concibiendo una obra con matices melancólicos, la palabra deberá ajustarse a la forma musical propuesta, y de esta manera lograr un discurso coherente. A su vez, Schopenhauer propone que no se debe caer en la mala interpretación de la música pura, relacionándola de manera recurrente con escenas de la vida y la naturaleza, porque de esta manera abusaremos de su cualidad de arte asemántico y la música será comprendida de modo sencillo e inmediato, sin rigor alguno que la respalde. Es válido resaltar, sobre todo en este período, la manera como se asume el proceso compositivo, proponiendo en primera medida un texto poético basado en una música preexistente que le dará luces al creador de organizar la palabra a la medida exacta que se requiera. Además, a pesar que intrínsecamente la música pueda representar escenas o elementos materiales, lo que realmente podrá mostrar será elementos propios de la pasión, las emociones, la misma voluntad, o en un sentido más profundo, los corazones de los individuos.

Es por tanto, resaltar la influencia de Schopenhauer como filósofo central dentro de la estética romántica, no sólo por la profundidad de las analogías y apreciaciones, sino más bien por la capacidad de entender la música basado en el principio de la voluntad, el cual representa fielmente el ambiente de individualismo y realización personal, y que serviría de soporte a todo el pensamiento de los grandes librepensadores del siglo XVIII y su papel dentro de los diferentes escenarios políticos y sociales ocurridos en Europa.

El Músico Romántico: Beethoven.

En el escenario de la estética romántica, la influencia de los filósofos en la producción de los compositores no es un secreto, y por lo tanto, la lectura constante de los textos de Schelling, Schlegel, Herder, Kahlett, etc. Se convirtieron en una práctica recurrente y atractiva que cada vez conseguía más adeptos.

De esta premisa, se empieza a gestar una cultura de personas amantes del arte, que sin ser críticos, filósofos y mucho menos músicos, empiezan a escribir sobre los diferentes elementos que componen la música, y adquiriendo en cierto modo, una afición por este tema, y en el cual se evidencia un tono más bien literario, que a diferencia de la concepción Iluminista, se encuentra alejado  de un lenguaje técnico que parece no tener importancia y relevancia dentro de este período. Es así, como se empieza a resaltar la idea de que la música no se identifica con su técnica; sino como un factor secundario. En ese sentido, muchos románticos empiezan a escribir sobre estética, destacando a Liszt, Wagner, Weber, Berlioz, Schumann y Beethoven, siendo éste último un referente principal para analizar dicho período artístico. Ludwig van Beethoven,  al mismo tiempo que tuvo una impotente producción musical, sus diferentes escritos y epístolas representa un elemento fundamental de su vida, obra y pensamiento, y que debido a su sordera se convirtieron en su principal medio de comunicación. En ellas, se evidencia una preocupación por diferentes temas, en especial el componente integral del músico, su relación frente a la sociedad y su casi obligación de estar enterado de las diferentes expresiones de arte y pensamiento. De esta manera, expresa constantemente la importancia de la independencia económica del compositor, que le permita ayudar a centrar sus esfuerzos en la producción de obras, como también la creación de instituciones que promuevan la circulación del arte y por supuesto la remuneración por el ejercicio de esta labor. A su vez, Beethoven aborda el tema de la creación con base en las fuentes de inspiración. Éstas la relacionan frecuentemente con las del poeta, las cuales nacen  de la inmediatez y espontaneidad de un paseo por un sendero, o la contemplación de un río o un paisaje, y que después podrán ser desarrolladas en una obra musical más grande.

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