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TUS AMIGOS NUNCA TE ARIAN DAÑO


Enviado por   •  4 de Octubre de 2014  •  13.979 Palabras (56 Páginas)  •  490 Visitas

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SOBRE TUS AMIGOS NUNCA TE HARÍAN DAÑO

DE: SANTIAGO RONCAGLIOLO

El escenario es el interior de una casa transversalmente cortada. Los personajes están al centro, en la sala y además vemos el baño, una cocina con una mesa y una habitación. La acción transcurre en tiempo real en esos ambientes. La iluminación marca los cambios de escena.

Se abre el telón y seis amigos de unos ventidós años están bailando, bebiendo y celebrando. Cada uno baila según su personalidad. Toto es provocativo y no pierde oportunidad de meter mano amigablemente. Mario baila con tranquilidad y cierta distancia. Claudia es coqueta y Mariana, más bien tímida. Beatriz es algo neura pero básicamente alegre y su novio, Alejandro, absolutamente rígido.

Termina la canción.

TOTO: ¡Salud! Por los futuros (A Mario) ¿Cuántos años son?

MARIO: Cinco. Cinco años.

TOTO: Por los futuros cinco años de castidad, pureza, buenas costumbres y no sé qué huevadas más que se va a hacer Mario o... por nuestra última oportunidad de convencerlo de que (A Mario) ¡No lo hagas por favor, piénsalo!

TODOS:(Riendo) ¡Salud!

CLAUDIA (A Mario): Yo no sé cómo vas a aguantar, Marito. Lo que es yo, no duraría ni veinte minutos ahí.

MARIO: Así es la vocación. Uno no la escoge, ella lo escoge a uno.

ALEJANDRO: ¿Y de qué se trata tu vida ahí? ¿Qué vas a hacer?

MARIO: Estudiar, meditar, un poco de trabajo pastoral, vida en comunidad...

TOTO: No juerguear, nada de acostarse tarde, prohibido el alcohol y las drogas, no decir lisuras...

ALEJANDRO: Ningún trabajo productivo...

CLAUDIA: Nada de sexo...

TOTO: Bajo ningún concepto y de ninguna tendencia.

BEATRIZ: Ni compañía femenina...

TOTO: Salvo la de Nuestra Señora de los Desamparados Sexuales...

MARIANA: Nada de amor.

Todos miran algo desconcertados a Mariana y ella mira con tristeza a Mario

TOTO: Bueno, pero estamos hablando de cosas importantes.

MARIO: Es importante. Y sí hay amor. Se trata exclusivamente de eso. Amas a los compañeros con que vives, amas a la gente a la que ayudas...

TOTO: ¡Qué asco! ¡Qué promiscuidad!

BEATRIZ: Ya no jodas, Toto. A mí me parece una decisión muy bonita y muy valiente. Se trata de entregar tu vida a los demás.

MARIO (Amigable): Gracias Beatriz, pero ya estoy bastante acostumbrado a los comentarios patanes de este huevón.

TOTO (Abrazándolo): No sólo eso. Este huevón es tu mejor amigo, conchatumadre (lo besa y los demás se ríen) y te quiere. Y por eso, por mi gran respeto a tus decisiones y mi absoluto apoyo a la libre opción, te voy a poner a prueba. Escúchame bien: te juro que esta noche no vas a salir de mi casa sin haber conocido todas las cosas que te vas a perder ahí encerrado entre hombres con falda. Y una vez que las conozcas, si mantienes tu decisión, será una decisión consciente, sólida, eterna. Tu fe habrá pasado la prueba y yo no te volveré a molestar. Si no, si al cabo de la noche te arrepientes y no vas mañana ni nunca al seminario, te habré salvado de las garras de Nuestro Señor y nunca más se te ocurrirán esas ideas enfermas de meterte a cura.

MARIO: ¿Y yo debería agradecerte eso?

TOTO: Eso y una inolvidable despedida con tus amigos. ¡Primera prueba: el alcohol. Hay más hielo y limón en la cocina!

MARIANA (Algo ansiosa): Te acompaño a traerlo, Mario.

MARIO: Claro, vamos.

COCINA

MARIO (Asomándose al refrigerador): Qué ladilla es Toto, ¿no?

MARIANA: Se está haciendo el duro porque te quiere mucho. Le da pena que te vayas.

MARIO (Saca hielo): Sí pues, ya no nos vamos a ver tanto como antes. Sólo me van a dejar salir algunos domingos.

MARIANA (Nostálgica): No es el único que está triste.

MARIO (Saca limón): Bueno, ni que me estuviera muriendo.

MARIANA: Claro. Si es tu decisión, no hay nada que hacer. Yo lo que quiero es verte feliz (Tiernamente coqueta, le toca la mejilla). Es lo único que me importa.

MARIO (Saca el cuchillo y le sonríe): Qué bueno que comprendas.

Ella lo mira ansiosa mientras él corta los limones.

MARIANA: Mario, yo quería hablar contigo un ratito.

MARIO (Deja el hielo y el limón y la mira cariñoso): Yo también. Quiero darte las gracias de nuevo, por lo de la vez pasada. Para mí fue más importante de lo que te puedas imaginar. Fue lindo.

MARIANA (Tierna): Para mí también.

Se quedan mirando unos segundos. Él sonríe beatífico. Ella sonríe nerviosa, parece que quisiera besarlo pero él no se da por enterado.

MARIO (Agarrando las cosas): Bueno, ya está todo ¿No?

MARIANA: Mario...

Mario voltea y ella no dice nada.

MARIO: ¿Qué?

Mariana duda.

MARIANA: No quiero que te vayas al seminario.

Mario deja las cosas y la mira a los ojos.

SALA

ALEJANDRO: Estudias, te enamoras, trabajas y te casas. Luego tienes hijos y ellos hacen lo mismo. Eso es una vida normal.

BEATRIZ (Irónica): Qué idealista eres, cariño. Qué tierno. Por eso te quiero.

ALEJANDRO: ¡Es cierto! Lo demás son sueños de adolescente. ¿Qué más podrías pedirle a la vida, qué más podrías sacarle?

CLAUDIA: Plata, pues, cholo. ¿Si no, cómo?

ALEJANDRO: La plata viene con el resto.

TOTO: Intensidad, acción, juerga.

ALEJANDRO: Para eso está la tele y los patas. Son menos arriesgados.

BEATRIZ (Fastidiada): Un enamorado con sentimientos, capaz de comprender que los demás también tienen sentimientos.

ALEJANDRO: Todos tenemos sentimientos. Si dejas que te dominen te vuelves cura, artista o drogadicto. Si sabes dominarlos te vuelves un hombre de éxito. Si dejas que otro los domine te vuelves una buena esposa.

BEATRIZ (Ácida): Ja, ja, qué gracioso.

CLAUDIA (A Beatriz): Yo que tú, lo pongo en su sitio de un par de cachetadas. (A Alejandro) Te diré que tu faceta "macho latino" está completamente out, mi amor.

ALEJANDRO: Muy sofisticada serás tú.

CLAUDIA: Ay, hijito, a tu lado el Capitán Cavernícola es el Príncipe de Gales.

TOTO (Abrazándola):

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