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Benjamin Coriat, El taller y el cronómetro


Enviado por   •  23 de Agosto de 2014  •  Resumen  •  1.828 Palabras (8 Páginas)  •  445 Visitas

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El taller y el cronómetro

Benjamin Coriat, El taller y el cronómetro. México, Siglo XXI, 2011, 204 páginas

I

Ya en las primeras líneas de la introducción, con una narración muy novelesca del obrero en su trabajo, el economista francés Benjamin Coriat nos adelanta cuál va a ser el eje de su libro: la relación que se teje al interior de la fábrica; en otras palabras, la tensión capital/ trabajo. Para esto, el autor va a enmarcar todo su análisis en la corriente de la regulación: esto es, va a describir el régimen de acumulación y su dinámica que, producto de su necesidad constante de acumulación, necesita resolver la tensión capital / trabajo, transformando las relaciones al interior del taller.

El libro consta de 11 capítulos, y se divide en dos partes fundamentales: los primeros seis capítulos detallan todo el proceso de formación de régimen fordista de acumulación; y una segunda parte, que son los 5 capítulos restantes, donde se describe la crisis del régimen, producto de su propia dinámica, y los cambios que se intentan poner en marcha para equilibrar esta situación.

Son muy interesantes también, desde el punto de vista metodológico argumentativo, las fuentes que utiliza Coriat: balances de empresas, testimonios de empresarios; todo aquello que sirva para fundamentar la problemática del trabajo en la agenda del capital.

La tensión eje de todo el libro nos parece fundamental; ya que en 1979, fecha en la cuál es publicado, Coriat está mirando los mecanismos que pone en marcha el capitalismo para recuperarse de sus crisis. Veamos con más detalle cómo se desarrolló todo el proceso para el autor, desde la formación del régimen fordista de acumulación hasta el momento en que él escribe.

II

Ya en sus comienzos, uno de los grandes obstáculos que va a tener el capital para su desarrollo en los Estados Unidos, a diferencia de Inglaterra, es el trabajo de oficio. El mismo otorgaba al obrero el control sobre los tiempos y la operatoria en la producción. Este saber obrero constituía, para el autor, el principal obstáculo en el modo de acumulación de la segunda mitad del siglo XIX: por un lado, limitaba la expansión de la producción, por el control de los tiempos; por el otro, por la alta cualificación del trabajo que se realizaba, que implicaba mayores costos de la fuerza de trabajo. Es esta fuerte tensión entre las necesidades del capital y el obstáculo que le impone el trabajo de oficio, que irrumpe la figura de Taylor. El foco de su ataque será lo que él llamó la “holganza sistemática”, que constituía el control de los tiempos de producción que ejercía el obrero de oficio. La irrupción de Taylor será, entonces, la imposición de la administración científica del trabajo, la reducción del proceso de trabajo a sus gestos elementales, la imposición del cronómetro en la producción, conocido como el principio de “time and motion study”. Estas nuevas normas de trabajo constituyen un momento, casi diríamos, fundacional en el libro: conforman el primer ataque directo del capital sobre el trabajo de oficio; implica una transferencia del saber obrero a la administración; una disminución de los tiempos muertos y, por ende, un alargamiento de la jornada de trabajo; un incremento de la intensidad y productividad del trabajo.

Con Ford ya no va a ser la imposición, si se quiere, psicológica del cronómetro sobre los ritmos en la producción, sino, muy por el contrario, la autoridad física que se impone con la máquina sobre el trabajo, con la implementación de la cadena de montaje en la fábrica. En palabras de Coriat:”Al inaugurar el despotismo tranquilo y absoluto de los tiempos y los movimientos, va aún más lejos que el taylorismo y, desde el punto de vista económico, contribuye de manera propia y específica a acelerar las mutaciones en curso”[1]. En efecto, Ford contribuirá, en coincidencia con este proceso inaugurado por Taylor, a la eliminación de los tiempos muertos, ya que el obrero todavía guardaba cierto margen de libertad en el nuevo esquema. A su vez, se transforma todo el espacio ocupado por los obreros: hay un principio panóptico, al situarse en línea los obreros al costado de la cadena, la vigilancia se torna más sencilla. Por otro lado se modifican las normas de producción: se da en el taller la estandarización de los materiales, lo que da paso a la producción en serie. Pero el aspecto más importante, quizás, es la transformación en la relación salarial: Ford implementa el five dollar day. La fábrica necesita del aprovisionamiento constante de mano de obra para hacer frente a la fuerte deserción laboral y las condiciones precarias de contratación. Con el five dollar day se garantiza dicho aprovisionamiento. La implementación de esta relación salarial va a ir acompañada por un fuerte control de los modos de gasto de este salario. Es interesante advertir en el libro la relación del five dollar day como manifestación de las necesidades del capital con respecto a la fuerza de trabajo, como un punto de enganche y continuidad, con las transformaciones en el rol del Estado. Teniendo en cuenta también que la expansión de la gran industria va a eliminar las formas domésticas de reconstitución de la fuerza de trabajo, que coexistían con ésta: se da un paso a la dominación de las formas mercantiles, tal que “fuera del salario y del sistema salarial no hay salvación”[2]. Con el fordismo irrumpe entonces un nuevo sujeto: “el obrero masa”.

Si el taylorismo y el fordismo fundaron una nueva base técnica para la acumulación, el nuevo rol

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