CASO: EL CASTILLO HOTEL
Enviado por leyla1398 • 2 de Septiembre de 2021 • Apuntes • 1.347 Palabras (6 Páginas) • 71 Visitas
DISEÑO DE LOS SERVICIOS
CASO: EL CASTILLO HOTEL
Protegido en las sierras de Córdoba, Argentina, El Castillo Hotel Resort Spa evoca a los cuentos de hadas, con sus caballeros defendiendo la fortaleza, duendes imaginarios, pórticos y torres imponentes.
La ubicación en Valle Hermoso refuerza el ideal; el valle corre entre dos cordones serranos alineados con interminables ríos y vegetación autóctona. Inclusive los pueblos circundantes invitan a comparar todo con un cuento de hadas.
Sin embargo, la historia de la transformación de El Castillo es al mismo tiempo más y menos que un cuento de hadas, y el desafío de “vivir felices para siempre” ha sido más complicado en el mundo real del ecoturismo internacional.
La historia del hotel
El Castillo se construyó como casco de estancia argentina hacia 1870. En 1930, un inmigrante italiano, Don José Ferrarini, lo compró y amplió, adoptando el estilo florentino que lo distingue, para inaugurar en 1939 un lujoso hotel.
Pocos años después, la economía argentina sufría las consecuencias de la depresión de los años 30s. Hacia 1945 Argentina había perdido su histórica posición de nación próspera, declinando a una marcada recesión. En esos años Don José se vio obligado a cerrar las puertas del hotel.El Castillo perdió su estatus de gran hotel al mismo tiempo que Argentina perdió su posición de nación próspera e industrializada.
En 1972, El Castillo fue comprado por el sindicato de los metalúrgicos para utilizarlo como colonia de vacaciones. La falta de cuidado dejó cicatrices profundas en el edificio. De la misma forma, la dictadura militar que condujo Argentina desde 1976 a 1983 dejó sus propias cicatrices en el pueblo argentino.
En el pasado reciente, hacia el 2001, un desastre financiero se apoderó de la economía y generó un colapso en la fe política del pueblo. A pesar de este entorno tumultuoso, El Castillo comenzó a ver su resurgimiento. El turismo se había transformado en una gran porción de la economía nacional. En 2005, el turismo extranjero creció 12%, convirtiéndose en la tercera fuente de ingresos del país.
En 2002, la familia Fábrega compró los restos de El Castillo y tomó a su cargo la restauración total del edificio, que duró tres años y fue diseñada y gestionada solamente por la familia con ayuda de mano de obra local.
¿Y ahora?
La familia consideró varias alternativas de negocio: instalar un hospital, o tal vez un geriátrico. Pero independientemente de la elección de alternativas, los cinco integrantes decidieron comenzar la restauración inmediatamente. El viejo edificio se encontraba en un terrible estado; el sindicato no había realizado tareas de mantenimiento durante los últimos cuarenta años. Sin embargo, los Fábrega sintieron que El Castillo aún guardaba promesas como hotel.
Antes de comenzar la restauración, la familia consultó a expertos de la industria del turismo para tener una visión más objetiva que la propia. Las respuestas fueron muy desalentadoras: algunos opinaban que la fachada de castillo no le agregaba valor a la propiedad, que la falta de experiencia en la industria hotelera no jugaba a favor de la familia, que necesitaban deshacerse del estilo que tenía el edificio para imprimirle el aspecto de un hotel de categoría, que sería un milagro que algún turista visitara una región tan empobrecida, que en definitiva, por más que ellos quisieran hacer algo diferente, todos los hoteles eran simplemente hoteles. Resumidamente, había un amplio escepticismo acerca del proyecto, y un sentimiento generalizado de que la familia subestimaba las habilidades necesarias para llevar adelante un hotel.
Empujando hacia delante
De todos modos, la familia decidió seguir adelante. Ellos mismos dirigieron la restauración, poniendo especial atención en respetar su estilo y usar elementos que combinaran con su arquitectura original. Se agregó tecnología de punta, teniendo en cuenta usar sistemas que no dañaran el medio ambiente.
Los casi cuatro años que tomó la restauración fueron un desafío mayor. Sin contactos en la industria hotelera ni relaciones de poder, los Fábrega no pudieron obtener ni una sola línea de crédito. La totalidad del proyecto fue financiado por su propio capital, incluyendo la venta de su casa familiar en Buenos Aires.
En el año 2005, la crisis se había superado mayormente, el hotel estaba recuperado, los tres hermanos con sus estudios finalizados y toda la familia reunida en Argentina. El Castillo estaba listo para comenzar. Y allí estaban: dueños de un castillo renovado en una hermosa y algo remota área, sin ahorros y sin experiencia en el negocio de hotelería.
Primero, decidieron convertir su hermoso castillo, del que estaban tan orgullosos, en un destino en sí mismo. Para ello tenían que asegurarse que sus huéspedes disfrutaran de una variedad de servicios all inclusive, con resort, spa, diferentes actividades de esparcimiento y atención altamente personalizada de los miembros de la familia Fábrega.
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