Comercio Exterior Y La Influencia Productiva De La Economia Colombiana
Enviado por luisinho10 • 10 de Marzo de 2014 • 14.382 Palabras (58 Páginas) • 445 Visitas
El Comercio Exterior y la Insuficiencia Productiva de la Economía Colombiana
1. La obstinación de la liberalización y el crecimiento moderno
El argumento principal para conducir la liberalización en la economía colombiana consistió inicialmente en enfatizar la necesidad de lograr una mejor utilización de los recursos a disposición, para hacer más competitiva la economía colombiana. Con la idea que las transformaciones estructurales inducidas por la reforma, servirían para crear nuevas bases de crecimiento, se retomaba el tradicional argumento de los economistas clásicos sobre la importancia del liberalismo económico y el funcionamiento de los mercados para asegurar una mejor utilización de los recursos, aumentar la productividad y el bienestar. Por medio de este mecanismo se esperaba reactivar el crecimiento, frenado por el sesgo antiexportador y por la falta de modernización competitiva [Echavarría 2000].
Una de las promesas de la apertura apuntaba a que el escenario para el crecimiento se iba a fortalecer en la economía colombiana mediante una mayor integración a las dinámicas del comercio internacional [García 2002]. Con los cambios introducidos por la reforma institucional y económica, esto se podía lograr a través de los efectos derivados tanto por la acentuación de la promoción interna y externa de la competencia, como por el fortalecimiento competitivo del mercado nacional. De esta forma se promovía la modernización productiva y el crecimiento impulsado por las exportaciones. El rápido crecimiento quedaría así ligado al doble proceso de modernización (cambio estructural) y globalización (fortalecimiento de la inserción internacional) de la economía colombiana.
En teoría, la reforma debía conducir al mejoramiento de las condiciones de crecimiento de la economía, y por los efectos de difusión de los ingresos y de expansión de la demanda, aumentarían los incentivos para la acumulación de capital. De esta manera se podría lograr una mayor integración de la población a la dinámica de los mercados modernos, en los que con apoyo del progreso técnico, el aumento del ingreso se sustenta en los incrementos de productividad.
De esta forma, se entendía que los mecanismos propios del mercado, en los que rigen las decisiones descentralizadas de carácter privado, debían cumplir el doble papel, de mejorar las condiciones del crecimiento, y de impulsar el proceso de modernización, indispensable para superar el subdesarrollo y el atraso relativo de la economía colombiana. Este doble papel se iba a lograr, mediante los efectos de reestructuración y ampliación de la estructura productiva, de acumulación y crecimiento, y de irrigación social del ingreso y la demanda.
En los cambios previstos en la apertura, al menos en la motivación inicial, se le confería un papel central, tanto a las transformaciones conducentes al afianzamiento de los sectores transables, como a los procesos de mejoramiento de la competitividad de la economía [Echavarría 2000]. En efecto, estos dos aspectos resultan decisivos para impulsar el crecimiento por el liderazgo del comercio exterior a corto plazo. Pero así mismo, son insuficientes para garantizar la sostenibilidad del crecimiento a largo plazo, a menos que se acompañen de procesos de diversificación y transformación productiva que permitan ampliar las estructuras de modernización económica [Rodrik 2005], y acortar las brechas internas de productividad e ingreso derivadas de las desiguales condiciones de inserción de la población en el mercado moderno.
A lo largo del período que lleva en Colombia la liberalización de la economía, las ideas que han orientado explícitamente las políticas deliberadas de promoción, estímulo y reforzamiento del mercado, le han concedido a éste una serie de alcances que no se acomodan bien a la escala productiva, empresarial y técnica existente en la economía colombiana. En relación con la industria, se ha considerado suficiente con propiciar la modernización del aparato productivo formado previamente, pues de su fortalecimiento se derivarían las perspectivas para el comercio exterior mediante la afirmación de las ventajas comparativas del país. Desde esta visión, el instrumento principal para dicha modernización sería el ajuste derivado de los mecanismos de mercado, y en especial de la acentuación de la competencia.
En tal sentido, la nueva política se concentró en los procesos de estabilización macroeconómica, mientras dejaba casi enteramente las iniciativas de transformación y diversificación productiva a las lógicas microeconómicas de la competencia y a su proyección en las decisiones de acumulación privada. Pero tales decisiones no se produjeron en los sectores transables con el dinamismo que se pretendía. Contrariamente los mayores esfuerzos de crecimiento de la inversión se dirigieron hacia los sectores no transables y de manera particular a las inversiones en las nuevas ramas de actividad abiertas a la inversión y acumulación privada.
Con esta lectura restringida del crecimiento, las políticas abandonaron el interés explícito por el desarrollo productivo, descuidando las oportunidades que ofrecen los cambios provocados por la acumulación industrial para superar las barreras del atraso y el subdesarrollo, a través de nuevas industrias relacionadas con los procesos de diversificación productiva, [Ocampo 2005] mediante escalamiento y encadenamiento industrial, como por el avance hacia el aprovechamiento del potencial que ofrece la expansión de las nuevas industrias dinámicas en el comercio mundial [Pérez 2001].
Con la influencia alcanzada por la teoría del crecimiento endógeno, también se le dio importancia al mejoramiento del capital humano y al desarrollo de capacidades científico-técnicas. Estas ideas se han adoptado presuponiendo que el desarrollo de dichas capacidades conlleva de forma directa a la aceleración del crecimiento. En tal sentido, las políticas de liberalización se acompañaron de otra variedad de políticas dirigidas a fortalecer las capacidades de la economía colombiana en capital físico y humano. Sin embargo, las políticas en esta dirección están atadas a la trayectoria de la economía: se han enfocado hacia el mejoramiento de la competitividad de la estructura productiva existente y a buscar formalmente una adecuación para la transferencia y difusión de las nuevas tecnologías como factor de competitividad de las ramas existentes, pero no han considerado la necesidad de crear nuevas ramas de producción y de aprendizaje en los sectores comerciables de industrias con mayor potencial de crecimiento en la economía internacional.
Al respecto, las políticas gubernamentales durante el período que lleva la liberalización, se han concentrado en los temas de competitividad (sectorial
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