Consumismo Y Sociedad
Enviado por crisvilh • 28 de Noviembre de 2012 • 5.101 Palabras (21 Páginas) • 433 Visitas
¿Qué es consumo?
Definiciones
Vivimos en una época especialmente
pragmática. Exigimos la
máxima utilidad a cambio de nuestra
satisfacción personal. El tiempo es
oro. Y el esfuerzo debe ser optimizado.
Así, si tengo en mis manos un
libro con el que espero aprender, no
necesariamente deleitarme, le insto a
que vaya directamente al grano, a
que ataque cuanto antes el centro de
la cuestión, a que omita aspectos
complejos que requieran aproximaciones
complejas. Lo que espero es
simplicidad y concisión.
Dentro de este panorama, las definiciones
no sólo no constituyen una
excepción sino, frecuentemente, el
meollo y la materialización de esta
regla general. Sin embargo, las cosas
requieren tiempo y reflexión. Los
conceptos no se encuentran aislados,
sino interrelacionados con otros entes
que les infieren sentido. Pretender
definiciones cerradas y breves puede
ser muy útil a corto plazo, pero en
muchos casos llevan también al error
conceptual.
Las definiciones surgen del
consenso. Los conceptos son engendros
humanos que la naturaleza se
niega a seguir. Las personas somos
quienes necesitamos acotar espacios
de la realidad, darle entidad y asignarles
nombres y definiciones. Dado
que las acotaciones pueden ser diferentes,
también lo son los conceptos
y las correspondientes definiciones.
No cabe duda de que hay una crisis del pensamiento conceptual. El concepto
como tal es incomprendido por mucha gente, aún entre los intelectuales. El
pensamiento conceptual les parece vano e incluso aburrido. ¿Qué es lo que
quieren? Evidencias inmediatas, hechos comprobables, o discursos. Desde
esta perspectiva, un libro bien compuesto enuncia definiciones claras y luego
las comenta. El hecho de que la verdad ―si es que hay verdad― se descubra
al final del libro y no se dé desde el principio, parece paradójico para una obra
filosófica. Lo que un número cada vez mayor de lectores prefiere es la retórica,
o sea un lenguaje codificado para su uso. Sustituyen de ese modo, con la retórica,
el pensamiento en general, el concepto en particular. El desinterés se
torna aversión cuando un libro expone una constelación de conceptos que remiten
unos a otros. La mayoría de los intelectuales que conservan el sentido
del concepto no lo perciben sino en una concatenación lógica, como un elemento
lógico de un sistema. El carácter dinámico del concepto, su abertura al
mismo tiempo que sus límites, esa dialéctica del pensamiento conceptual, parece
caer en desuso. Lefebvre (1983:18)
2 Libertad y control en el comportamiento de consumo.
La aventura de abordar una
definición puede llevarse a cabo desde
dos perspectivas, básicamente: el
intento de aunar esfuerzos previos y
obtener una definición que reúna la
esencia de cuantas se han realizado
hasta el momento (qué se entiende
por); o bien, la intención de proponer
una conceptualización basada en el
ideal, en un modelo que se considera
tiene las suficientes ventajas para
construir a partir de ahí (qué se debería
entender por).
En este texto no vamos a intentar
la propuesta definitiva. Muy al
contrario, seguiremos la perspectiva
de Lefebvre: ir aproximándonos al
concepto desde diferentes puntos de
vista, de tal manera que, al final de
este capítulo, tengamos una idea
aceptable de qué vamos a entender
por consumo, aunque no seamos capaces
de realizar una definición operativa
enteramente satisfactoria.
Se distingue con frecuencia
entre lo que podíamos denominar
conocimiento tácito y el explícito
(Canals, 2003). El primero pertenece
a cada sujeto, el segundo puede ser
compartido y requiere, para ello,
algún proceso de abstracción (descontextualización
del concepto, de
tal manera que pueda entenderse más
allá de la situación concreta donde se
generó) y algún procedimiento de
codificación (como el lenguaje escrito).
Quien desee adquirir el conocimiento
realizará procesos inversos:
contextualizará y decodificará, en el
intento de construir para sí mismo
conocimiento tácito a partir de ese
explícito. Pero los procesos de abstracción/
contextualización y de codificación/
decodificación generan inevitables
pérdidas por el camino. Así
pues, la transmisión pura desde la
mente del que conoce hacia la del
que quiere conocer es imposible. Es
del todo necesario que el receptor,
para conocer, deba recorrer caminos
y revivir procesos, no basta con aterrizar
justo donde el emisor ha llegado.
Las definiciones son el producto,
no el camino, por eso resultan enteramente
insuficientes para facilitar el
conocimiento.
Así pues, revivamos parte del
proceso en lo que sigue, entrando en
contacto con diferentes aproximaciones
que abordan el concepto (o diversos
conceptos) de consumo.
Algunas aproximaciones
Aproximación económica
Es, sin duda alguna, la más
trascendente. La conceptualización
que la versión imperante de economía
establece, bebe de una determinada
ideología sobre la sociedad y
las relaciones entre las personas y
entre éstas y el planeta. Esta perspectiva
distingue entre las porciones de
la realidad que pueden ser apropiadas
y las que no. Las primeras ingresan
en el espacio llamado mercado, el
resto no participa de ninguna cuenta,
no es causa ni consecuencia de nada.
Se realiza, por tanto, una compartimentación
del planeta en mercado y
no-mercado. El consumo, para ser un
concepto que pueda tenerse en cuenta,
debe ser un acontecimiento dentro
del mercado.
El consumo es el proceso
inverso a la producción. En ésta, aparecen
nuevos bienes o servicios: aparece
una cerveza, por ejemplo, que
antes no existía. La producción se ha
basado en la transformación, por
ejemplo, de malta, agua y lúpulo en
¿Qué es consumo?
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