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LA PAZ Y LA NO VIOLENCIA

La falta de paz es una de las evidencias generalizadas de nuestro momento histórico. Nos hemos acostumbrado a convivir con la marginación, la intolerancia, la violencia y la injusticia.

Es un hecho normal ver la profundidad de nuestras diferencias que la búsqueda de todo aquello que nos une; esto a nivel cognitivo, afectivo y de comportamiento. Con ello aparecen los estereotipos, la discriminación, los conflictos que, con frecuencia, se degeneran en situaciones violentas.

El valor de la paz sigue siendo una de las máximas preocupaciones desde que el hombre descubrió los efectos nocivos de la guerra y la violencia; sin embargo, esta no debe ser considerada como la ausencia de guerra. Considerando su sentido positivo, el concepto de paz nace de una doble confluencia:

a. La ausencia de guerras y de violencia directa

b. La ausencia de violencia estructural, el reconocimiento práctico de la libertad, la tolerancia y justicia en las relaciones personales y sociales.

La paz, desde esta perspectiva, supone un tipo de sociedad en la que además de no haber guerra, exista el compromiso sincero de ir superando todo tipo de violencia, donde se construyen los valores y se respetan sus derechos fundamentales: la libertad, la justicia, elequilibrio ecológico, calidad de vida y equidad, y desechando la violencia silenciosa que es generadora de opresión.

1. Paz amenazada

Las personas tenemos la capacidad de hacer el bien y el mal, orientar su acción hacia la vida o hacia la muerte. Todos en el interior aspiramos a la paz, a estar en armonía con nosotros mismos y con los demás; pero también se puede presentar la imposición y el dominio de las cosas y de los otros, un no reconocimiento de la dignidad del otro como individuo y como miembro de una colectividad.

2. Exigencias éticas de la paz

Las diferencias culturales, ideológicas, políticas y religiosas, lejos de ser asumidas positivamente como expresiones de la riqueza de una sociedad plural, se convierten en motivo de enfrentamiento que ignora y rechaza toda diferencia y el derecho a la identidad.

La paz es fruto del esfuerzo y búsqueda constante de soluciones justas a los conflictos por el diálogo y la razón; es el resultado de un orden social instaurado sobre la justicia y la libertad. La paz no se identifica con la resignación y el sometimiento servil al orden establecido. Los representantes de la no violencia sostienen que la justicia es el valor primero, es la ley de la vida y la razón de la armonía entre las personas y los pueblos.

Con frecuencia la pobreza y la falta de oportunidades sociales, económicas o culturales empujan al odio y a la violencia.

La defensa de la dignidad de las personas y de los derechos humanos, la promoción del bien común, impulsando y favoreciendo medidas de solidaridad y de justicia social. La paz entraña, además, el respeto a al vida que excluye el recurso a la violencia física, psíquica o espiritual.

La persona hace y construye en la libertad. Solo este crecimiento posibilita el desarrollo de la responsabilidad personal. Por ello urge educar en sentido de una libertad solidaria, pues solo las personas libres y responsables son capaces de adquirir compromisos serios en la vida.

Las relaciones humanas deben asumir la categoría de la generosidad. Lo contrario de la paz no es sólo la guerra, es también el dominio cotidiano del hombre sobre el hombres, es decir, la falta de respeto y solidaria. Donde los poderosos piensan que solo la fuerza es eficaz, el no violento está convencido de la eficacia superior de la solidaridad: la fuerza de amar, hacer posible una vida feliz para todos.

3. Educación para la paz

La paz, entendida como respeto, comprensión y colaboración entre los hombres y los pueblos, como promoción de los derechos humanos y de la justicia, como desarrollo, libertad y superación de todo tipo de violencia, es hoy un valor urgente. Educar para la paz porque es considerado no como un valor que se pueda alcanzar, poseer

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