Delegacion De Autoridad

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Dentro de los parámetros establecidos para definir lo que es la delegación de autoridad, encontramos múltiples contradicciones en cuanto al manejo de la misma se refiere, puesto que la única coincidencia entre las diferentes opiniones de los autores radica en la complejidad de establecer un cambio decisivo dentro de la organización.

En gran medida estas contradicciones se generalizan en la forma de pensamiento que se tiene a los diferentes niveles dentro de la jerarquía organizacional, tomando para esto la referencia del autor Chris Argyris en la que se refiere a como cada uno de los colaboradores tiene su punto de vista – también contradictorio – acerca de la delegación de autoridad y las responsabilidades que esta acarrea.

El colaborador subordinado ve la delegación de autoridad como una oportunidad de adquirir la autonomía necesaria dentro de su campo de acción para tomar las decisiones que sean mas convenientes para si y para su entorno laboral; pero cabe destacar que en ningún momento estará dispuesto a asumir las responsabilidades pertinentes a la mencionada nueva actitud, y así, el mismo delimitara sus funciones para evadir las consecuencias, prefiriendo estar sujeto a su orden contractual.

Algunas de las razones por las que el subordinado rechaza la delegación de autoridad son:

• Renuncia a aceptar responsabilidades adicionales.

• Incapacidad para considerar la delegación como un medio para crecer y aprender.

• Sensación de que sólo se delegan los trabajos desagradables.

• Confusión sobre las expectativas del Jefe.

• Presiones del grupo para que no se ofrezcan voluntarios.

• Una actitud de “gato escaldado de agua fría huye”.

• Resentimiento por no serle conocido su sentido común.

• Ganas de delegar hacia arriba para mantener ocupado al Jefe.

• Miedo de incurrir en la cólera del Jefe.

• Falta de respeto al director.

• Temor de ser reprendidos, incluso por errores pequeños.

• Sensación de no ser valorados en su justa medida.

• Sensación de ser utilizados y de que se abusa de ellos.

• Desconocer el terreno que pisan.

• Ignorancia de la autoridad y sus límites, otorgada por delegación.

Por otro lado el integrante del nivel ejecutivo también hace alarde del poder delegar autoridad, pero al llevarlo a la practica, termina siendo un contradictor mas de este propósito, ya que al presentarse una contra-presión por parte de la necesidad de resultados tiende a retomar la autoridad que en principio había delegado; pero esto se presenta por el temor a la decadencia de la organización, de esta manera llegando a burocratizarla.

Así mismo los ejecutivos también tienen algunas razones para no aceptar la delegación de autoridad, como lo son:

• Renuncia a ceder un poco de autoridad.

• Incapacidad para considerar la delegación como un medio de potenciar el esfuerzo en equipo.

• Ignorancia de qué delegar.

• Ignorancia de cómo hay que delegar.

• Restringir la delegación a solo uno o dos subordinados.

• No proporcionar el apoyo suficiente a los subordinados que ejercen una autoridad delegada.

• Insistencia en que las funciones delegadas se ejerzan tal como ellos las llevarían a cabo.

• Celos de su mejora personal.

• Preferencia por tratar los temas personalmente.

• Falta de confianza en su personal.

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