Dirección Estrategica Trabajo

Dirección Estratégica

Uno en la vida en general y en todos sus ámbitos incluyendo la vida de un administrador de empresas tiene que elegir, tomar decisiones, renunciar a ciertas cosas para conseguir otras. Esos actos de elección son los que nos definen, definen que tipo de cristianos queremos ser, que tipo de personas queremos ser, que tipo de administradores queremos ser.

Cada decisión que tomemos en nuestra vida, si se quiere puntualmente, cada decisión que tomemos en nuestro trabajo nos ira formando como profesionales, lo que nos lleva a preguntarnos, ¿Qué tipo de profesionales queremos ser?, ¿Holgazanes, desganados, deshonestos o buenos profesionales? La decisión está en nosotros, en la elección que tengamos de cada simple acto, inclusive algo tan simple como la presentación de una monografía. Se puede elegir si copiarla, se puede elegir hacerla con el menor esfuerzo posible, o se puede encararla con ganas y dando nuestro mejor esfuerzo. Uno debe tratar de realizar cada simple acto de la mejor manera posible ya que dando lo mejor de nosotros en la pequeñas cosas podremos encarar de la misma manera las grandes cosas.

De manera que el destino de cada administrador de empresas depende exclusivamente de la elección propia que tengamos a cada momento.

Se me ocurre también, la vida y la actividad profesional como un campo de batalla.

En la vida como en el trabajo, uno se encuentra en una constante lucha con uno mismo, contra las tentaciones, el elegir entre el camino fácil o el camino correcto.

Cada uno vive toda su vida en este campo de batalla y cada obra buena es una victoria y cada mal obrar, una derrota. Depende de nosotros elegir.

Al final de la vida de una persona, en su balance final se verá si logró ganar la guerra, y en función de eso, podrá experimentar la gloria o sufrir la derrota.

Ampliando la información de cada campo, empezando por el campo como lugar donde se siembra, diría que la oportunidad de ser tocados por Dios está siempre y en todas las personas, he ahí la posibilidad de todas las personas de ir al cielo. A todas las personas del mundo se les da la oportunidad de ser buenos cristianos, buenas personas, buenos profesionales, en mayor o menor medida, independientemente de donde vengas, de tu religión o raza, para Dios y en la vida todos somos iguales y todos podemos y tenemos que elegir.

En segundo lugar tenemos el campo como lugar de entrenamiento. La vida es un constante prepararse para lo que viene por delante, así como lo hace un atleta. Un profesional también debe estar constantemente entrenándose en las pequeñas decisiones para que en el momento en que llegan las grandes decisiones sepa reaccionar correctamente.

Desde pequeños, somos educados en nuestros hogares, luego en la escuela y luego en la universidad. Así vemos que nuestra vida es un constante entrenamiento, el cual es necesario ya que quien está “fuera de forma”, pierde competitividad en el mercado laboral, pierde utilidad en la sociedad y pierde sentido en su propia vida.

Luego en tercer lugar en el campo como obra en

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