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EL DINERO


Enviado por   •  30 de Abril de 2013  •  Trabajo  •  3.358 Palabras (14 Páginas)  •  319 Visitas

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1. EL DINERO

1.1. ANTECEDENTES DEL DINERO

“Hace miles de años los hombres no necesitaban el dinero, eran pocos, vivían en cavernas, cubrían su cuerpo con pieles de animales y comían de lo que cazaban y pescaban. Después, cuando su número aumentó, se agruparon en pequeñas comunidades y además de cazar y pescar, algunos se dedicaron a hacer herramientas, armas y vasijas de barro para cocinar.

Cuando la gente de una comunidad necesitaba un objeto que no producía, iba a otra comunidad vecina y lo cambiaba por cosas que allá no tenían. Así nació el trueque, que es el intercambio de un objeto por otro.

Claro que no todo resultaba tan sencillo. Para cambiar un objeto por otro, primero había que ponerse de acuerdo. Si alguien quería cambiar una vasija por un cuchillo, tenía que buscar a quien tuviera el cuchillo y ver si estaba dispuesto a recibir la vasija.

A veces el trato se cerraba sin problemas: ¿Tome su vasija! ¿Deme mi cuchillo! pero otras veces, al dueño del cuchillo no le interesaba cambiarlo por una vasija, sino por un collar de conchas marinas. De manera que el dueño de la vasija, a quien le interesaba el cuchillo, tenía que buscar a alguien que tuviera un collar de conchas marinas y quisiera cambiarlo por la vasija.

Entonces, si conseguía cambiar la vasija, corría a casa del dueño del cuchillo y finalmente, hacía el trueque por el collar de conchas marinas. Como ves, este intercambio era un enredo. Por eso la gente se puso de acuerdo, para darle un valor a algunos objetos y poder cambiarlos por lo que cada uno necesitaba o deseaba. Así, a través del tiempo y en diversas comunidades, ciertos objetos y alimentos: conchas, plumas, tabaco, pieles, granos y sal, fueron utilizados como dinero para comprar y vender mercancía. También cuando alguien ayudaba o servía a otro, podía recibir a cambio una cantidad de esos objetos.

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En América, antes de la llegada de los españoles, los indígenas usaban los granos de cacao: cuatro granos se cambiaban por ocho nísperos, diez granos por un conejo, y cien granos por un esclavo. A medida que las comunidades se hicieron más grandes, y fue mayor el intercambio entre hombres de diferentes pueblos, se recurrió a los metales para

facilitar el comercio. Sobre todo a metales preciosos como la plata y el oro, porque además de que eran deseados por todos, debido a su belleza y a que no se conseguían fácilmente, eran muy resistentes y podían dividirse en trozos más pequeños.

Así, los primeros comerciantes viajaban con sus sacos de oro y plata y unas balanzas, con las que pesaban la cantidad necesaria de metal para pagar o cobrar las mercancías. Eso además de pesado era complicado, entonces aparecieron las primeras monedas: piezas de oro y plata o una combinación de ellas de un peso y un valor determinados que los gobernantes hacían circular en sus regiones marcadas con sus nombres, dibujos o leyendas.

Pero salir con un saco de monedas de oro a comprar mercancías, no era una buena idea. Los caminos estaban llenos de ladrones, asaltantes y bandoleros, de modo que los comerciantes encontraron una solución; Empezaron a depositar sus monedas en casa de alguna gente de confianza, los orfebres, quienes eran los encargados de labrar el oro y otros metales nobles. Allí el oro estaba seguro.

A cambio del oro que le daban a guardar, el orfebre entregaba un recibo donde prometía devolver el oro cuando lo solicitara el dueño, siempre que compraba mercancías, el comerciante debía ir a casa del orfebre para retirar parte de su oro. A su vez, el dueño de las mercancías recibía el oro del comerciante y también lo depositaba en casa del orfebre.

El orfebre estaba cansado de tanto dar recibos por un mismo oro. Así que se le ocurrió una gran idea: en lugar de estar entregando y guardando el oro, era mejor que entre el comprador y el vendedor se intercambiaran el recibo, que a fin de cuentas era la prueba de que el comprador tenía oro. Esos fueron los primeros billetes: recibos de papel que representaban una cantidad de oro y plata.

Además de proteger el dinero, los orfebres comenzaron a prestarlo a reyes, gobernantes y otras personas, a cambio de algún beneficio o favor; Con este negocio se hicieron muy ricos y se convirtieron en los primeros banqueros. Durante mucho tiempo, las monedas y los billetes podían cambiarse por el oro depositado en las arcas de los banqueros. Hoy en día los seguimos usando, pero ya no podemos cambiarlos por oro como se hacía antes, sino por las cosas que necesitamos o queremos.

En el mundo moderno, casi todo tiene un precio. Si quieres, por ejemplo, un chocolate, debes pagar el valor que le pone quien lo vende. Igual ocurre con los alimentos que comes, con la ropa que usas, la luz que ilumina tu casa en las noches, el agua con la que te bañas y el teléfono por el que hablas con tus amigos. Como ves, cada cosa tiene un precio que se mide con dinero.

Pero el dinero también se puede guardar para usarlo de otras maneras. Las personas trabajan y por su trabajo reciben un pago en dinero, a eso se llama sueldo o salario. Con el sueldo pagan la comida, la ropa, el sitio donde viven, el colegio, la luz, el agua y otras cosas. Si después de todos esos gastos, les queda algún dinero, lo guardan en un banco

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o, lo que es lo mismo, lo ahorran para utilizarlo en el futuro. Quizás para comprarse un carro nuevo, viajar, estar seguras de poder pagar el médico si se enferman, o para establecer un negocio propio, como una heladería, una tienda, un restaurante o una fábrica de zapatos, y así ganar más dinero.

Ahora, además de las monedas y billetes, existen otras formas de pago. ¿Recuerdas que los orfebres entregaban a los comerciantes un recibo a cambio de su oro? De igual manera, si tenemos dinero en un banco, nos pueden dar un talonario de cheques o una tarjeta de crédito con los que podemos pagar en las tiendas sólo con nuestra firma. ¿No te parece que es más cómodo y seguro para pagar así? Vivimos en un mundo donde circula el dinero. Algunas veces debemos pagar, y otras, recibirlo. Cuando alguien acumula mucho dinero se dice que es un avaro, si no lo quiere gastar, que es un mezquino, y si lo gasta todo, que es un despilfarrador”.

Desde finales del siglo XIX, pero especialmente en el siglo XX, el manejo del dinero le correspondía a instituciones especializadas, denominadas bancos centrales. Estas instituciones,

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