EL ENTORNO

COMENTARIO DE LA LECTURA EL ENTORNO. DIRECCIÓN DE EMPRESAS

La competitividad la podríamos resumir como las respuestas de las empresas ante la existencia de entornos complejos y cambiantes. Las nuevas actitudes en las empresas, la globalización de la econonomía, la conciencia medioambientalista, privatizaciones, avances tecnológicos etc… forman un conjunto de condiciones que sin duda afectan a las organizaciones.

Resulta propio de la naturaleza de las empresas y de las organizaciones que su cultura cambie con el paso del tiempo y los directivos tienen que estar manejando el cambio siempre con una visión proactiva. Por tanto, parece lógico que la supervivencia de cualquier organización en un entorno dinámico, dependa de la forma en que se adapte la cultura organizacional a un ambiente de cambio rápido. Las organizaciones, para ser competitivas, deben mantener su búsqueda de la excelencia, adquiriendo nuevos conocimientos que les permitan estar integrados en su entorno.

En ese marco, la dirección debe adoptar las estrategias necesarias para alcanzar los objetivos establecidos según las orientaciones existentes por la visión de la organización.

Por tanto, la complejidad del entorno dinámico, saturado de competencias, de problemas sociales, de clientes exigentes, de rígidas leyes ambientales, procesos de globalización económica, hace que trabajar hoy en sí mismo, sea insuficiente. Es necesario pensar y repensar las organizaciones, darles sentido a la dirección, desarrollar estructuras organizacionales aptas para que los procesos funcionen adecuadamente y utilizar la tecnología para materializar la visión trazada por la organización.

Trabajar por trabajar es hoy signo de improductividad. Lo que se requiere para ser más competitivo es dinamismo, energía orientada hacia el logro de objetivos.

Todas las culturas organizacionales, excepto las orientadas hacia la estabilidad las cuales no fomentan el cambio, pueden ser válidas para desenvolverse en un entorno dinámico, con sus diferentes adaptaciones pero orientadas a su mercado y objetivos. No obstante, siempre deben fomentarse programas de sensibilización al colectivo organizacional, con el fin de educar a la gente para que internalicen la cultura organizacional como ventaja competitiva en la gestión directiva. Esto se consigue tal y como se expone en el tema 2, a través de historias, rituales, símbolos materiales y el lenguaje.

Es imprescindible que la alta dirección conozca plenamente los valores culturales necesarios en su organización para poder promoverlos y reforzarlos, eso sí, cambiando lo que sea necesario, tal y como expone Lizzet Vejling en su artículo “Cultura Organizacional e Innovación”, - redefinir pautas, costumbres, rituales y rumbos es lícito y necesario; deben modificarse o cambiarse pequeños rituales que inmovilizan a la organización, pero manteniendo su esencia

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