EL MERCADO Y LOS VALORES
Enviado por Falnatina Rojas • 7 de Septiembre de 2021 • Ensayo • 2.217 Palabras (9 Páginas) • 91 Visitas
EL MERCADO Y LOS VALORES
Las relaciones mercantiles en el socialismo tienen necesariamente que ser reguladas y subordinadas a determinados valores, de manera que puedan ser garantizadas las cuotas de justicia social que tal tipo de sociedad incorpora a las relaciones humanas.
La sociedad capitalista no es aquella en que existen mercados, sino donde la lógica del mercado es el eje de todo el engranaje social. El mercado es el máximo protagonista de las relaciones humanas. Tiende a asumir las relaciones mercantiles como la condición natural de la existencia humana y el único modo de garantizar progreso y prosperidad al hombre.
Para la lógica y ética pura del mercado solo interesa el valor de cambio y no el valor de uso de la producción. La cual quiere decir que solo se satisfacen las necesidades de los individuos con dinero, y que a pesar de que produzca mucho o realice una buena producción no ocupa ningún lugar, no existe potencial de fuerza de trabajo.
La ética del mercado no incluye la solidaridad, la fraternidad, la piedad o la justicia; así lo reconoce con mucha objetividad Max Weber.
El problema global más agudo de nuestro tiempo: el de la pobreza y las grandes diferencias entre los niveles de desarrollo de unos países y otros. Mientras mayor desarrollo alcance la tecnología, mientras más global sea la economía, mientras más concentrada en determinadas empresas esté la propiedad, más peligrosas para el hombre son las relaciones mercantiles no reguladas.
Las acciones motivada por el puro mercado se inspiran en la búsqueda de una ganancia monetaria impersonal y excluyen, por lo tanto, toda preocupación por la naturaleza, por los pobres o por las generaciones futuras.
El crecimiento de las ganancias en las empresas no tiene nada que ver con el aumento de la calidad de la vida, sino todo lo contrario. La implacable lógica del mercado conduce en su evolución, con la fuerza de la necesidad, al deterioro de las condiciones de existencia de una mayoría que con el tiempo tiende a ser toda la humanidad.
La eficiencia económica es muy cuestionable donde la ausencia de cuidado al medio ambiente hace peligrar el futuro de la economía, o donde se malgastan los recurso no renovables, o donde el derroche y el despilfarro de unos contrasta con la carencia de lo más elemental en otros.
Cuando la oferta y la demanda deciden si un ser humano tiene derecho a una vivienda, a alimentarse, vestirse, educarse y atender su salud, el debate sobre el mercado y su eficiencia económica se desnuda éticamente.
El propio Hayek define al socialismo mediante una caracterización ética: es la moralización de la economía, afirmo.
El verdadero objetivo del socialismo consiste, precisamente, en superar la fase depredatoria del desarrollo humano.
En el capitalismo el individuo existe sólo si forma parte del mercado; en la sociedad socialista cada ser humano posee derechos fundamentales (económicos, culturales, sociales) que han de ser socialmente garantizados.
Desde su proyecto original el socialismo estuvo destinado a medirse no por el nivel de consumo de unos cuantos, ni por el grado de perfección con que se planifique el funcionamiento social, sino por la calidad de vida que esta sociedad sea capaz de garantizarle a cada uno de sus miembros.
Los actuales problemas globales inexistentes en la época de Marx- agregan nuevos límites, naturales y humanos, ecológicos y sociales al capital. El desarrollo de las fuerzas productivas como sustrato último de todo progreso humano. Como nunca antes, se hace necesario hoy el establecimiento de mecanismos sociales de control del desarrollo de las fuerzas productivas. El progreso tecnológico y económico puro, abstraído del resto de las condiciones sociales o lo que es lo mismo, ubicado en los marcos de unas relaciones de producción que ya no lo soportan, como es el caso de los países capitalistas desarrollados está provocando más males que bienes para la humanidad y está justificando la censura axiológica de la que muchas veces es objeto. La supresión de valores morales y estéticos, una actitud egoísta hacia todo, un anti humanismo consustancial.
La libertad como valor tiene un límite lógico: la afectación de la libertad de otros. Más allá de ese límite, se convierte en su contrario, en un antivalor. Sobrepasado ese umbral, mientras más libre sea un sujeto determinado para moverse por la compleja red de relaciones sociales, menos movilidad y menos libertad tendrán otros.
La justicia como valor la que permite restringir la libertad de unos hasta los límites en que no afecte la libertad de otros. Es la justicia el verdadero garante de la plena realización de la libertad como valor.
Cada individuo ha de tener iguales posibilidades para la realización de sus «fuerza esenciales» (Marx) y para la satisfacción de sus necesidades humanas básicas debe ser diferenciado, en consonancia con la calidad y cantidad de trabajo de cada cual, su acceso al resto de la riqueza social.
El control racional por parte de los trabajadores sobre los dirigentes, la planificación, la gestión económica y otros asuntos sociales, ofrece la mejor garantía para que se imponga en la sociedad un código de valores realmente socialista
LOS VALORES Y LA FAMILIA
Los valores son la relación de todas las esferas con la vida humana. Donde están vinculados con el mundo social, con la historia, con la subjetividad de las personas, con las instituciones. Rodeados de muchos valores y donde empezamos aplicarlos y aprendemos algunos de ellos es en la familia.
LA FAMILIA Y LA CRISIS DE VALORES
A pesar de que la familia es la más antigua forma de organización humana, donde las tradiciones y la tendencia a su conservación tiene mayor fuerza, no significa que no vaya a cambiar y que siempre sea idéntica a sí misma.
Hoy en día vivimos en mundo muy dinámico ya que se ha dado a llamar Posmodernidad. Ya que la serie de valores de la modernidad ha entrado en crisis. Ya no existe la misma confianza en la razón, en el progreso, en la ciencia, en la técnica.
Todo está asociado a la caída del Muro de Berlín ya que la ideología “fin de la historia” llega a la psicología individua y la psicología de la familia, dejando de lado los valores tradicionales.
La sociedad está dando un modo de vivir y un modo de hacer no basado en la solidaridad, no dirigido a la construcción de un futuro social, común, comunitario, sino enfilado hacia la búsqueda de salidas individualistas, eso, traducido al mundo de valores subjetivos, significa que cada cual debe atender a lo propio, a lo personal, a lo egoísta y no a lo social. Esto se verá reflejado en las familias. Es importante descartar que la familia está incluida en el mundo social y que es más estable a comparación de otros ámbitos de la sociedad, ya que también es dinámica.
También debemos ser conscientes que en esta época el papel de la mujer en el ámbito social y familiar ha adquirido mucha fuera de su igualdad de derechos con relación al hombre.
De lo cual puede derivarse tendencias positivas como negativas, de la crisis actual del modelo patriarcal la opción positiva es la integración de la mujer a una vida social respetando sus derechos. Pero al mismo tiempo la opción negativa donde sigue el modelo viejo coexistiendo con el nuevo, y le duplica la jornada laboral en el trabajo y en la casa.
Las nuevas generaciones son más sensibles a estos procesos por lo general. Los jóvenes tienden siempre a cierta rebeldía asociada a la búsqueda de una autonomía en el desarrollo de su personalidad y las generaciones antiguas tienden a la tradición, a educar en el espíritu que ellos fueron educados
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