EL TALLER Y EL CRONOMETRO.
Enviado por Rjpvv • 7 de Noviembre de 2016 • Ensayo • 1.729 Palabras (7 Páginas) • 314 Visitas
MESTRIA EN ADMINISTRACION
ASIGNATURA: Teoría de la administración y gestión.
PROFESORA: Miryam Escobar Valencia
PROTOCOLO 3: Coriat Benjamín, (2003) “El taller y el cronometro”. Ed. Siglo XXI. 13 edición.
ELABORADO POR: RAFAEL MONTERO
Septiembre 5 de 2016
EL TIEMPO: ARMA DE PODER DEL CAPITALISTA SOBRE EL OBRERO
El autor:
- Benjamín Coriat (1948) es profesor de ciencias económicas en la Universidad París-XIII y copresidente del colectivo de economistas franceses denominado «Économistes Atterrés».
- Es autor de El taller y el robot. Ensayos sobre el fordismo y la producción en masa (1993) y Pensar al revés. Trabajo y organización en la empresa japonesa (1993), publicados ambos por editorial Siglo XXI de España.
En el texto leído el autor muestra como desde los inicios de la industria existen diferencias entre los dueños del capital y los obreros, donde los últimos utilizaban su conocimiento del oficio como herramienta para hacer valer su importancia y se les pagaba a precio de oro, el capitalista dependía de la mano de obra calificada, por eso, ellos (los capitalistas) veían esa dependencia como un obstáculo a su afán de acaudalar más riqueza.
Era tan grande la dependencia de la mano de obra calificada, que el capitalista (dueño de la industria) es quien buscaba al obrero dueño del oficio, dueño de su conocimiento ubicando su industria cerca de la mano de obra calificada, o los dejaba producir desde el taller del artesano, o cuando las fábricas de una ciudad cerraban por alguna circunstancia (por ejemplo falta de materia prima), quedando sin empleo los obreros, estos querían irse a otro lugar a buscar puestos de trabajo, los capitalistas mediante leyes, les prohibían el derecho a “la libre movilización”, obligándolos a permanecer en la ciudad, para no quedarse sin su mano de obra valiosa y profesional.
Ante esta dependencia los capitalistas buscan la forma de cambiar “quien tiene el sartén por el mango”, quien tiene el poder, ser ellos los dueños de la relación, del poder, y en esa búsqueda aparece el cronometro[1] en el taller[2], que entra en la relación dueño-empleado, como un instrumento político de dominación en el trabajo, como instrumento esencial del procesos de reducción del saber obrero de fabricación, a la serie de sus gestos elementales. Acabar con el control obrero sobre los modos operatorios, al sustituir los secretos profesionales por un trabajo reducido a la repetición de gestos parcelarios” (Benjamin, 2003)
Benjamin, C. (2003). El taller y el cronometro. En C. Benjamin, El taller y el cronometro (pág. 1 a 16). SIGLO XXI.
Esta dominación fue posible gracias al aprovechamiento que hicieron los capitalistas de las inmigraciones de millones de personas ocurridas en los periodos 1.815-1860 y entre 1.870-1.915, que suministro mano de obra no capacitada, sin conocimientos técnicos, con necesidades de trabajo, y sin ideas de asociarse para defender sus derechos.
Era mano de obra no calificada que entraba a las fábricas a realizar su trabajo de forma aislada, haciendo solo una parte del proceso u oficio, pero que al encadenar con las actividades realizadas por otros obreros, se terminaba el producto final, naciendo el concepto del obrero-masa.
El texto muestra como el capitalismo en su “deseo intenso” de acaudalar más riqueza, no tiene moral, no tiene conciencia, y que todo vale para conseguir su objetivo, mostrando su lado “inhumano”, recurriendo a contratar niños como obreros, para reemplazar la mano de obra escasa, viéndolos como desechos o elementos de producción que generan menos gastos, al ofrecérsele un sueldo miserable.
E igualmente muestra, como antes de estas situaciones, los artesanos conocedores del oficio, protegían su conocimiento trasmitiéndolos solo a sus hijos o herederos.
De esta lectura me llamo la atención la utilización del concepto “sello azul” (este término lo asociaba a una marca de Wiski muy exclusiva y con alto precio en el mercado), y encontré como el concepto de marca ya era utilizado desde esos años (mediados 1.800), en un concepto de “exclusividad” o “productos de calidad”, y como la competencia desleal también existía, de forma descarada, al permitirse hablar mal de la competencia, en este caso los que no tenían el “sello azul”.[3]
El oficio como arte, pierde valor para el capitalista, y ahora “valora” el obrero-masa y el tiempo, utilizando el cronometro como instrumento de medición del trabajo o de la producción, convirtiéndolo en instrumento de dominación y poder.
La tensión y disputa entre capitalista y obrero, ha existido desde el inicio de su relación productiva y sigue igual hasta nuestros días.
El cronometro es utilizado como medio para “limar” la rebeldía organizada que tenían los obreros profesionales, su combatividad organizados como sindicatos defensores de su oficio, porque antes de la industrialización y en sus inicios el obrero profesional imponía su propia velocidad para la producción de mercancías y eso no le conviene a los capitalistas.
El texto está dividido en dos capítulos, así:
- LA MANUFACTURA Y EL OFICIO.
- El oficio como condición de la industria.
- El oficio como obstáculo a la acumulación de capital.
- La máquina, el niño, el destajista: Practicas pretaylorsta de lucha contra el oficio.
- LA NORMA Y EL CRONOMETRO
- El propósito del “Científica Management”. Acabar con el oficio para acabar con el control obrero de los tiempos de producción.
- Las condiciones de la formación del Taylorismo: el cambio en la composición de la clase obrera americana.
- LA MANUFACTURA Y EL OFICIO.
Con Taylor, a principio de siglo, pereza obrera se convierte en blanco de ataques hasta que se consigue limitarla. Desaparece el obrero de oficio, heredero de los secretos del gremio, sigue siendo la condición ineludible, la figura necesaria de la manufactura. Más aun, la industria, en su conjunto y como tal, depende de el. Las manufactureras estaban obligadas a desplazarse a donde hubiese obreros hábiles.
- El oficio como condición de la industria:
En 1.863, en plena revolución industrial, como resultado de la guerra civil, no llego algodón del sur americano a la población de Lancashire (Inglaterra), por ellos las manufactureras deben cerrar sus puertas. No hay empleo para millares de personas. Estas personas luchan por el derecho de irse a otra población. En la Cámara de las Comunas, revisan el caso y fallan la prohibición de emigrar a los habitantes, resumida en la siguiente exclamación: “Fomentad o permitid la emigración de la fuerza de trabajo: ¿Qué será entonces del capitalista? Importancia resumida en otra frase del señor Potter (presidente de la Cámara de Comercio de Manchester): “(los obreros) son la fuerza espiritual y adiestrada que no se puede reemplazar en una generación”
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