El Crack Del 29

Para intentar explicar cómo, cuándo y por qué se produjo el boom bursátil debemos remontarnos al principio de los años 20, donde la economía americana se encontraba en un marco de prosperidad económica apoyada, en parte, en la nueva oleada de innovaciones y en el creciente auge del sector del automóvil, convertido en un producto de masas; estábamos en los llamados felices años 20. También cabe destacar la importancia de la instauración del patrón oro, que redujo considerablemente las oscilaciones cambiarias, y favoreció una estabilidad macroeconómica desconocida hasta entonces.

La economía americana estaba en auge, sus empresas presentaban beneficios y se expandían, lo que se traducía, de manera moderadamente justificada, en un aumento del valor de estas, con la consiguiente alza de las acciones, apoyadas en unos dividendos crecientes.

Pero, lo que convirtió un ascenso moderado de los valores bursátiles en una burbuja imparable fue, sin duda, la desmesurada política expansiva del crédito de la Reserva Federal, la cual abarató el mismo allá por 1927. La respuesta fue rápida y el abaratamiento del dinero produjo un aumento de la demanda de liqidez, que se destinó a la inversión de títulos, los cuales aumentaron su valor exponencialmente el bienio posterior. Esta revalorización de las participaciones se desvinculó totalmente del valor real de las empresas y del volumen de dividendos que proporcionaban las acciones, principal hecho que justifica la idea de una creciente burbuja en torno a los títulos bursátiles.

Dada la disparidad entre el precio de las acciones y su rentabilidad cabía esperar que la situación no se perpetuaría y que tarde o temprano los títulos irían a la baja. Sin embargo fue de nuevo la Reserva Federal, culpable en gran medida de la orgía bursátil, la principal responsable del crack de octubre de 1928. Y es que esta, preocupada por el desenfrenado desarrollo del mercado de valores, decidió esta vez subir el precio del dinero, que unido a la incipiente recesión del sector industrial, hizo replantear las expectativas futuras a la baja. Los inversores se encontraban pues ante un encarecimiento de los préstamos y un precio de las acciones totalmente por encima de su rentabilidad.

Todo esto tuvo sus consecuencias en bolsa durante octubre de 1929, cuando los títulos de importantes empresas como General Electric empezaron a caer y se instauró el miedo en el parqué de Nueva York. Durante las últimas semanas se cursaron millones de órdenes de venta que acabaron por hundir en muy pocos días el valor de las acciones conseguido en el año y medio anterior. Había estallado boom de la etapa dorada de Wall Street. En pocos días, pese a los intentos de las autoridades, se generó la situación contraría y la compra masiva de acciones que ofrecían unas ganancias seguras,

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