El Hombre En Busca De Felicidad
Enviado por veguzag • 6 de Junio de 2014 • 1.530 Palabras (7 Páginas) • 382 Visitas
PRIMERA PARTE
"Un psicólogo en un campo de concentración". No se trata, por lo tanto, de un relato de hechos y sucesos, sino de experiencias personales, experiencias que millones de seres humanos han sufrido una y otra vez. Es la historia íntima de un campo de concentración contada por uno de sus supervivientes. No se ocupa de los grandes horrores que ya han sido suficiente y prolijamente descritos (aunque no siempre y no todos los hayan creído), sino que cuenta esa otra multitud de pequeños tormentos. En otras palabras, pretende dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo incidía la vida diaria de un campo de concentración en la mente del prisionero medio?
Primera fase: Internamiento en el campo
El síntoma que caracteriza esta fase, según Frankl, es el shock. Unos 1500 prisioneros viajaban en un tren que estaba abarrotado. Eran unos 80 en cada vagón y creían que los iban a destinar a una fábrica de munición. Entonces se dieron cuenta que los habían trasladado hacia Auschwitz, un campo de concentración, Nada más bajar, los recibieron un grupo de prisioneros que hablaban en todas las lenguas europeas imaginables y que parecían bien alimentados. Luego se sabría que era un grupo especial de prisioneros que hacían las funciones de comité de bienvenida. Por ello los prisioneros que llegaban pensaron que podrían compartir su situación. En psicología, existe un estado de ánimo llamado “La ilusión del indulto” en la que el condenado a muerte a punto de morir, concibe la ilusión en la que sería indultado. Lo mismo les pasaba a esos prisioneros, se agarraban a los últimos jirones de esperanza que les quedaba.
Llegó el momento de la desinfección, donde les quitaron todos sus objetos personales, Frankl perdió un manuscrito de alto valor, les afeitaron todo el cuerpo y les dieron una pastilla de jabón. A partir de ese momento lo único que tendrían aquellos prisioneros seria su existencia desnuda. Ningún enlace material hacia su vida anterior. Después en la ducha a todos los prisioneros los embargó un humor macabro. Sabían que nada tenían que perder así que se pusieron a bromear sobre ellos mismos. Aparte del humor, otra sensación se apodero de ellos: la curiosidad, que suele aparecer ante ciertas circunstancias extrañas. Se tenía ese ánimo como medida de protección, todos deseaban saber que pasaría a continuación.
La amenaza de muerte continua, lo desesperado de la situación y el preguntarse quién sería el siguiente abrigaba en ellos el pensamiento de suicidarse o “lanzarse contra la alambrada”, como decían ellos. Seguidamente un colega de Frankl salió de su barracón a pesar de la prohibición y les dio unos consejos alentadores, como el de tener una apariencia joven y lozana. Puesto que a los que parecían enfermos y demacrados por fuera y por dentro eran los que más probablemente fueran derechos a la cámara de gas. A estos últimos se les llamaba musulmanes.
Segunda Fase: La vida en el campo
Los prisioneros empezaban a sentir una cierta añoranza por su familia y por su hogar. Los castigos se repetían con frecuencia así que al final los prisioneros no sentían piedad u horror. Los sentimientos y las emociones empiezan a desaparecer. Los prisioneros deseaban que se acabara el día, ya que por la noche venían los sueños que por malos que fuesen, serían mejores que la realidad que tenían que sufrir. En el campo no les daban casi comida y se notaba claramente la desnutrición que tenían. Los pensamientos de los prisioneros eran básicamente la esperanza de libertad. Los temas de conversación entre prisioneros se basaban en política y creencias religiosas. En el campo de concentración todos los prisioneros se conformaban con muy poco, ya que tenían que estar satisfechos de estar aún con vida. No podían disfrutar ni de la soledad, ya que siempre estaban vigilados por los guardias. Muchos de los prisioneros pensaban en planear la fuga ya que añoraban la libertad. El hambre y la falta de sueño empezaban a ser un problema. La preocupación que más importaba a los prisioneros era que si sobrevivirían al campo de concentración. La influencia más deprimente era el tiempo iba a durar el encarcelamiento. En un campo de concentración, el prisionero que pierda la Fe, está condenado. El sentido de la vida en un campo de concentración era luchar contra la muerte o del sentimiento de querer que llegue la muerte. La psicología de los guardias del campamento era: En 1º lugar: existían guardias sádicos, en 2º lugar: guardias muy severos y en 3º lugar: los sentimientos de los guardias que habían sido testigos de las brutales palizas del campo.
Tercera fase: Después de la liberación
Y ahora, en el último capítulo dedicado a la psicología de un campo de concentración, analicemos
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