El Objetivo Del Capitalismo Es Crear Riqueza
Enviado por Becky8 • 7 de Mayo de 2013 • 1.947 Palabras (8 Páginas) • 575 Visitas
El objetivo del capitalismo es crear riqueza. En este sentido, el capitalismo estadounidense ha sido notablemente exitoso. Las compañías se han vuelto cada vez más rentables y productivas, y son capaces de hacer más con menos. El mercado accionario ha crecido durante los últimos treinta años aún durante reveses ocasionales.
Sin embargo, estas tendencias económicas también han debilitado la democracia estadounidense y han ampliado la desigualdad entre ricos y pobres. Por tanto, los estadounidenses han triunfado y, a la vez, fracasado. De hecho, cuando juegan el papel de consumidores e inversionistas, los estadounidenses tienen acceso a bienes más asequibles y de mejor calidad, y a una mayor variedad de instrumentos de inversión. Asimismo, los estadounidenses se han vuelto más poderosos, pues los consumidores y accionistas marcan la pauta de los negocios. Sin embargo, cuando juegan el papel de ciudadanos, es obvio que los estadounidenses han perdido cierto poder.
Contrastemos los logros de los últimos 30 años con los logros de los 30 años anteriores. Tras la Segunda Guerra Mundial, disminuyó la desigualdad salarial, creció la clase media y los estadounidenses se volvieron más conscientes de que podían ejercer una influencia positiva sobre el gobierno. Además, una nueva serie de sindicatos, corporaciones, agencias, organizaciones y partidos políticos permitían regular los diversos intereses en juego. En cambio, durante el “supercapitalismo” este balance desapareció a favor de los intereses del mercado.
Capitalismo democrático
Durante el período que va desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta mediados de los años setenta, el capitalismo estadounidense se sostuvo sobre tres pilares:
1. Corporaciones: unas pocas corporaciones dominaban cada industria. Estas lograron economías de escala mediante la producción en masa, lograron reducir sus costos y lograron coordinar sus precios (una difícil tarea dadas las leyes antimonopolio). Además, invirtieron sus ingresos en fábricas y equipos. Los ejecutivos, gerentes y trabajadores recibían sueldos razonables pero no excesivos. En estas burocracias los sueldos gerenciales dependían del rango y la experiencia.
2. Mano de obra: los sindicatos laborales representaban un tercio de la fuerza laboral estadounidense. Estos negociaban los sueldos y beneficios de los jornaleros, pero los acuerdos era más o menos uniformes dentro de cada industria, así que no se afectaba la competitividad. Las huelgas eran poco comunes. La producción y las ganancias eran estables. Los jornaleros ganaban lo suficiente como para entrar en la clase media y consumir los productos que salían de las fábricas.
3. Gobierno: el gobierno se aseguraba de que ningún interés se sobrepusiera a los demás. La regulación de los monopolios permitía que el público tuviera acceso a los servicios básicos (telecomunicaciones, electricidad y transporte). Los legisladores abogaban por los intereses locales (agricultura, ventas al por menor y pequeños negocios). Las políticas fiscales era progresivas y los impuestos se utilizaban para financiar un programa de defensa tan amplio que incluía: autopistas, educación, expansión del mercado, acceso a recursos naturales y, por supuesto, gasto directo en las industrias armamentista y aeroespacial.
El sistema conocido como capitalismo democrático alcanzó un balance gracias a una complicada negociación entre las diversas partes interesadas. Entre los beneficios que ofrecía el mismo estaban:
- Productividad.
- Rentabilidad.
- Empleo estable.
- Repartición de la riqueza.
- Una clase media cuyos estratos más prósperos consumían los productos que salían de las fábricas ubicadas en EUA.
Sin embargo, desde un punto de vista meramente económico, este sistema era costoso y poco eficiente. Si el gobierno hubiera sido menos intervencionista, si los sindicatos hubieran tenido menos poder y si las industrias hubieran sido más competitivas, los consumidores habrían pagado precios más bajos. El retorno sobre las acciones y otros instrumentos financieros era bajo. Y los inversionistas tenían poco o ningún control sobre los CEO.
Además, los CEO se consideraban a sí mismos como “estadistas corporativos”. A veces, supeditaban los intereses de sus compañías y de los accionistas a los intereses del país. No juzgaban el éxito de acuerdo con el comportamiento de las acciones; de hecho, no les importaba mucho el mercado accionario.
La vía al “supercapitalismo”
Durante la Guerra Fría, el gobierno estadounidense invirtió con creces en investigación y desarrollo. Algunos de los avances tecnológicos desarrollados en esta época fueron: la Internet, las comunicaciones satelitales, los contenedores para transportar mercancía, la fibra óptica y la aeronáutica. Dichas tecnologías allanaron el camino hacia el supercapitalismo.
Gracias a que el transporte y las comunicaciones se volvieron cada vez más rápidas y baratas, las compañías lograron crear cadenas de suministros que se extendían a lo largo y ancho del planeta. El diseño y la fabricación computarizados permitieron nuevos niveles de eficiencia y productividad. A medida que la producción de pequeños lotes se volvió más rentable, las economías de escala dejaron de ser tan ventajosas como antes. Dado el aumento de la competencia, los minoristas comenzaron a exigirles una mejor calidad y precios más bajos a los fabricantes. Los emprendedores consiguieron el modo de ofrecer servicios (transporte, telecomunicaciones, finanzas, etc.) más baratos. Los inversionistas colocaban sus ahorros en fondos mutuales y fondos de pensión, y los gerentes, a su vez, exigían un mejor desempeño a sus compañías.
El mensaje que recibía los CEO estaba claro: habían sido contratados y, por tanto, eran reemplazables. Así pues, dada la presión a la que estaban sometidos (obtener precios más bajos y mayores ganancias), los CEO hicieron todo lo posible por disminuir los costos: reducir las nóminas, ejercer presión sobre los sindicatos y, si esto no era suficiente, mudar las fábricas a otros estados o países con el fin de reemplazar los trabajadores sindicados por trabajadores no sindicados.
Pros y contras para consumidores e inversionistas
Los beneficios económicos del supercapitalismo son innegables. Los inversionistas están obteniendo un mejor retorno
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