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El Quehacer Empresarial En México


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2013  •  4.302 Palabras (18 Páginas)  •  380 Visitas

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El quehacer empresarial en México.

Aquello que distingue a un instante de otro instante, es su carga de futuro.

Jaime Ramos.

La deformación en la educación.

Buenas noches. El tema que nos reúne hoy aquí es el de la “Des-Educación”. No obstante quisiera empezar con una justificación: El hombre se distingue de otros animales por su facultad conceptual; sólo él tiene la capacidad de razonar abstractamente y edificar sobre el conocimiento previo. Debido a que es un animal racional, sólo el hombre puede ser educado; y por la misma razón, el hombre necesita educación. Hablemos, pues, de educación.

El problema de la educación (o des-educación) tiene muchas aristas, no obstante nos es menester abocarnos a aquellas en los que se centra una gran parte del problema. Hay, es cierto, muchos asuntos que debieran estar resueltos para poder hablar de educación –el hambre, la salud, la vivienda, el trabajo, por mencionar solo algunos de ellos, sin embargo también es cierto que más allá de los factores que la entorpecen, hay otros que la estimulan, como el hambre de ser, el coraje y las ganas de salir adelante.

Las carencias materiales infieren dramáticamente en el quehacer de los educandos, pero infieren más los deseos intrínsecos que las condiciones materiales. De hecho, en la gran mayoría de los casos, las condiciones materiales son el resultado de los deseos intrínsecos de las personas. Claro que hay factores que infieren en el logro de las condiciones materiales, como la capacidad y el acaecer, pero también es cierto que los deseos intrínsecos de un ser humano son los que le permiten o impiden resolver adecuadamente los problemas del entorno.

La educación, contra lo que se cree, tiene que ver más con la casa que con la escuela. La casa educa o des-educa; la escuela instruye. Así, pues, la escuela poco o nada puede hacer en el quehacer biográfico de los educandos, este, con sus más y con sus menos, se forma en el núcleo familiar. Para poder hablar de esto nos es menester enunciar las premisas que ha desvirtuado el proceso educativo. Una de ellas, tal vez la más importante de todas, es la del núcleo familiar. Se nos ha dicho hasta el cansancio que “la familia es el núcleo de la sociedad”, sin embargo, lo cierto es que el núcleo de la sociedad no es la familia; es “el individuo”. Sin este nada hay, no hay familia ni sociedad. Solo una nada inexistente que distrae y confunde.

Expliquémonos. En la casa hemos favorecido la creación de la “identidad familiar” sobre la creación de la “identidad individual”. No solo eso, sino que además trabajamos intensamente en un proceso de anulación del yo, en miras de un yo colectivo e inexistente. Es obvio que esto no solo se da en el seno familiar, también se da en la escuela y en la empresa. En la escuela se trabaja intensamente para crear una “identidad nacional” y nada para fortalecer la “identidad individual”. En la empresa sucede otro tanto, se crea la “identidad corporativa” más poco o nada la “individual”. Sin embargo, lo cierto es que la creación de la “identidad individual” tiene que ver más con la casa que con la escuela y la empresa.

En la casa, lugar donde nos han dicho que nada puede pasar, es donde pasa todo. De esto les pueden hablar más los psicólogos, terapeutas y psiquiatras que yo. Pues una gran parte, sino es que toda la gente que acude a ellos, llega a atenderse por una serie de problemas que tiene su origen en el seno familiar.

En el hogar trabajamos para anular el yo. Claro que no estamos conscientes de ello, pues es algo que hacemos en aras de un ideal superior: la familia. De hecho no solo trabajamos para anular el yo, sino que además compensamos con aceptación y amor, a aquellos que mejor anulan su yo. Común nos es oír; que bonito niño, tan bien portado. Hasta ni parece que haya niño. Estos niños que la familia, la escuela y la sociedad reconocen como los mejores, son, por lo general, los que más batallan para ganarse un espacio en la vida, sin contar la frustración que les genera no recibir, cuando grandes, las compensaciones que el mundo le prometía, mientras que otros, que nunca recibieron los epítetos con los que a ellos se les calificaba, tienen un reconocimiento social y empresarial que ellos difícilmente lograran. La anulación que del Yo hacemos en el seno familiar, nos acarrea consecuencias imprevisibles, pues el “Yo” es el instrumento con el cual el individuo se relacionara con el mundo. De tal suerte que entre menor sea su “yo”, menor será su “identidad psicológica”, menor su horizonte de acción y mayor su frustración, pues un yo limitado ve más obstáculos que posibilidades.

Otra de las razones por la cuales no nos damos cuenta de lo que hacemos en esto de la anulación del yo, es por el hecho de haber confundido la “educación con la instrucción”. La confusión ha sido a tal grado, que nos esforzamos al máximo, invirtiendo una gran cantidad de dinero y esfuerzo, para poder brindarles una plataforma mejor que la que nosotros tuvimos. Como si la escuela, lugar de instrucción, formara a nuestros hijos en todas esas cosas que no enseña ninguna aula… Todas aquellas cosas que se reciben en casa más que en cualquier otro lugar, y que infieren en los juicios valorativos de la persona, así como en la formación del carácter que la vida demanda. Para muestra un botón, en México el ejercicio empresarial es inversamente proporcional al desarrollo escolar. Hablemos un poco de ello.

El quehacer empresarial en México.

El ejercicio empresarial en nuestro país ha sufrido mutaciones interesantes en los últimos cincuenta años.

En 1950 de cada 100 mexicanos que estaban en edad y capacidad de trabajar, 55 estaban en el auto empleo y 45 en la nomina de los primeros. Hoy, cincuenta y cinco años después, con cincuenta y cinco veces más profesionistas que hace cincuenta y cinco años, 8 de cada cien están en el auto empleo y 92 en la nomina de los primeros.

La conformación de la pirámide laboral ha cambiado: hay un 85.45% menos de empresarios y un 104.44% más de empleados.

Las razones de este cambio son múltiples. La primera de ellas, y la más importante de todas, es que la sociedad ha sacralizado lo uniforme y satanizado lo disconforme, al grado tal que lo que más llama la atención no es el deterioro del ejercicio empresarial, sino la apatía que poseemos al respecto.

Nuestra sociedad ha estigmatizado y penado el ejercicio empresarial. Tal vez no de palabra pero si de acción. Tanto que la actividad empresarial se ha visto disminuida en un 85%, concentrándose esta en un número cada vez más

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