El desarrollo, concepto socioeconomico.

El desarrollo:

Concepto socioeconómico

1. El problema de nuestro tiempo

     Para los economistas de nuestros días, el tema del desarrollo es el problema más acuciante. Buena prueba de ello lo constituye la copiosísima literatura que ha provocado en el último cuarto de siglo. En cada época, dice Raymond Aron, la ciencia económica ha tenido por objeto principal un determinado aspecto de la realidad. Con los mercantilistas, la atención se centraba en torno a la cantidad de metales preciosos, considerados como la fuente principal de la riqueza y el poder. Luego fue la libertad de comercio como medio de aumentar la riqueza. En una época posterior, se concreta el interés sobre la noción de equilibrio a través del sistema de precios. Hoy es el desarrollo el que polariza la atención de economistas, sociólogos y políticos.

     Las razones de este fenómeno son fundamentalmente históricas. La toma de conciencia del problema es un fenómeno muy reciente. Y se ha producido a través del contraste que ofrece un pequeño grupo de países en los que la actividad económica ha llegado a alcanzar una eficiencia extraordinaria y ha proporcionado a la generalidad de la población n grado de bienestar material sin paragón remoto con ninguna otra época de la historia; y simultáneamente, la angustiosa situación que presenta una inmensa mayoría de países en los que las condiciones de vida no llegan a cubrir las necesidades más elementales.

     Estos son los dos extremos. Entre ellos hay que situar a un número importante de países que, sin encontrarse sumidos en el –estancamiento secular--, tampoco han alcanzado un nivel de vida aceptable para la mayoría de la población ni han conseguido desencadenar el dinamismo de su sistema económico que les permita confiar en el futuro.

     La consideración global y comparativa de las economías de los distintos países del mundo, y la utilización de la categoría sociológica de las clases sociales, permitirá caracterizar al mundo actual –desde el punto de vista económico—como un conjunto en el que coexisten un reducido número de países ricos con un pequeño grupo de países de clase media y un vastísimo número de países proletarios, pobres o atrasados de la población de cada uno de ellos, ya que tanto en los países ricos como en los pobres o –de clase media—existen sectores de la población no asimilables a la categoría económica del país respectivo. Países típicamente ricos como los Estados Unidos cuentan con una importante masa de población realmente pobre; y, asimismo, países claramente atrasados como algunos de América del Sur cuentan con un sector de población de riqueza comparable, si no superior, a la más acomodada de los países ricos.

     La caracterización que hacemos aquí de los países es solo global y no significa tampoco homogeneidad en el interior de cada uno desde el punto de vista del desarrollo económico. Así se dan países con regiones netamente atrasadas, pese al elevado nivel económico general. Tal es el caso de Italia, y en un contraste menor, el de Francia o el de Inglaterra, y hasta el de los Estados Unidos de América en donde el –viejo sur—es relativamente subdesarrollado, ya que la renta media per cápita es, aproximadamente, la mitad del resto del país.

Por otra parte existen países, como España, en los que es muy acusado el contraste entre el desarrollo económico de diferentes regiones.

     Si la toma de conciencia de las enormes desigualdades económicas entre los países del mundo es un hecho reciente que tiene lugar en el último cuarto de siglo, el fenómeno de la desigualdad tiene orígenes más lejanos. Se puede decir que es a finales del siglo XVIII, y por efecto de la revolución industrial, cuando países industriales y no industriales se ira  luego acentuando a un ritmo cada vez más rápido hasta alcanzar la dispar fisonomía que presenta hoy.

     La conciencia de la desigualdad económica entre países adelantados y países atrasados es el resultado del desarrollo de la información en todos los órdenes. En primer lugar, la información estadística más extensa y más precisa pone de manifiesto a los países industriales el fenómeno de su propio crecimiento. Por otra parte, la difusión mundial y masiva de noticias, datos estadísticos, modos de vida, nivel económico, etc. Revela a los países atrasados la enorme distancia que les separa de los países adelantados. Simultáneamente, se toma conciencia de la interdependencia planetaria de los problemas económicos.

     Como Carincross señala, el desplazamiento general del interés hacia los problemas del desarrollo no tuvo lugar hasta los años de la Segunda Guerra y posguerra mundiales. <>

     Pero antes de seguir, intentemos destacar el fondo del problema.

1. ¿Qué es el desarrollo económico?

     Es una costumbre muy generalizada evaluar el desarrollo económico como un fenómeno estrictamente económico, medible en cifras de rente per cápita o en otras magnitudes relativas al consumo de energía, o de determinados productos básicos, o al consumo de calorías por habitante. Sin querer minimizar la significación de tales índices, creo que reducir el desarrollo a índices numéricos puede tener el riesgo de ocultar el fondo del problema y quedarse en la simple consideración de hechos o resultados sin captar la razón profunda que los motiva. Y, desde luego, sin apreciar la interconexión que existe entre fenómenos sociales aparentemente heterogéneos.

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