El valor de la humanidad en un mercado laboral donde “No es necesaria”

EL VALOR DE LA HUMANIDAD EN UN MERCADO LABORAL DONDE “NO ES NECESARIA”

“La inteligencia artificial (IA) es una amenaza para muchos trabajos en nuestra economía, en todo tipo de sectores” (Teleprensa, 2022). En este sentido según The Economist, “la inteligencia artificial y la robótica podrían desplazar a más del 30% de los trabajadores en Estados Unidos y el Reino Unido en 2030” (Teleprensa, 2022), motivado a que ya para entonces habrán superado en muchos aspectos al ser humano en los puestos de trabajo. El objetivo del siguiente ensayo es, en consecuencia, analizar el comportamiento de la sociedad en un escenario a futuro, donde la humanidad será sustituida por dichos avances tecnológicos encabezados por la robótica y la IA, en el mercado laboral como trabajador y consumidor. Por esta razón, dicho escenario está establecido en cómo se desarrollaría la sociedad en un mundo donde esta no será influyente en los intereses globales y qué tanto se puede relacionar nuestra realidad actual con la planteada en el escenario a futuro. Es así como extrayendo información de distintas fuentes, además de Harari, se busca señalar la importancia o valor que sostiene y capitaliza la humanidad a pesar de ya “no ser necesaria”.

En primer lugar la robótica “es la técnica que aplica la informática al diseño y empleo de aparatos que, en sustitución de personas, realizan operaciones o trabajos, por lo general en instalaciones industriales” (RAE, s.f.); mientras que, “la IA es un intento de imitar la inteligencia humana usando un robot, o un software” (Estapé, 2019). El mercado laboral hoy en día está compuesto en su mayoría por trabajadores que diariamente se enfrentan a la demanda de una mayor capacitación laboral, provocando así, menos vacantes por los puestos de trabajo mejor remunerados; no obstante, esta no es la única preocupación de los operarios, ya que el desarrollo de la automatización representa una mayor amenaza debido a la promesa de una mayor productividad, eficiencia, seguridad y conveniencia. Aun así, el desarrollo está lejos de ser una realidad actual, debido a que los esfuerzos en robótica e IA siguen siendo escasos para poder abarcar el mercado laboral, por lo que se puede esperar al menos, en el corto plazo, la contribución humano-IA en los puestos de trabajo.

Ahora bien, a largo plazo, el futuro de la IA y la robótica en el mercado laboral puede significar la descapitalización humana en los puestos de trabajo, ya que a pesar de crearse nuevos empleos, la exigencia que estos precisarían es posible que representen un gran obstáculo para los trabajadores no capacitados; o, por otro lado, también surge la pregunta de si “tendría el humano medio la resistencia emocional necesaria para llevar una vida de tantos y tan incesantes trastornos” (Harari, 2022). Aunque, por otra parte “hay ciertas habilidades humanas que no se verán amenazadas por el futuro del trabajo” (Professional, 2022), tales como la empatía y creatividad, las cuales nacen de la capacidad humana de sentir emociones y como a través de esta, las personas son capaz de transformar los sueños en inventos e ideas inexistentes, siendo así propias de cada individuo y por tanto imposibles de reducirse a un código de ordenador.

Si se compara este escenario a futuro, en donde el desarrollo de la automatización desplazará el trabajo humano, con el actual mercado laboral encabezado por las personas; primeramente se empieza a figurar una realidad un tanto desalentadora, siendo que, según Manyika (2017) “alrededor del 30 al 45 por ciento de la población en edad de trabajar en todo el mundo está subutilizada” y de la misma manera, “casi 75 millones de jóvenes están oficialmente desempleados” (Manyika, 2017). Este paro laboral, en los más jóvenes, se debe en su gran mayoría, a que los sistemas educativos no han logrado adaptarse a la cambiante naturaleza del trabajo, el cual demanda un mayor grado de especialización, como a su vez, un amplio abanico de habilidades blandas. Esta carencia de personas a futuro en el mercado laboral, ocasiona que sea más tentativo invertir en el desarrollo y contratación de maquinarias que en estructurar e impulsar los recursos humanos, lo que ha llevado a cuestionar la importancia de las personas en este sector, como en los intereses globales ya que en un futuro “no está en absoluto asegurado que la economía futura nos necesite siquiera como consumidores.” (Harari, 2018).

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