Embarazo adolescente: huella de un vacío en la educación.

Embarazo adolescente: huella de un vacío en la educación.

Cada vez son más las jóvenes que quedan embarazadas en consecuencia de la mala protección a la hora de una relación sexual. Hoy en día, tres de cada diez adolescentes han concebido hijos antes de terminar los estudios secundarios

Son pocas las jóvenes que se acercan para recibir información o para realizarse los exámenes y controles pertinentes. “El adolescente es confiado; confía en el “no me va a tocar a mí” y se olvida del riesgo de embarazo o, aún peor, de contraer una enfermedad de transmisión sexual.”, comentó un especialista en ginecología

En los últimos años, este número ha crecido extraordinariamente ya que ha disminuido la edad promedio de iniciación sexual y nadie parece tomar las precauciones necesarias. Pero en mi opinión, ¿este suceso, es un problema social o individual?

Muchos aseguran que esta situación, que aqueja hoy por hoy al mundo entero, es netamente responsabilidad de aquellos jóvenes que han sido partícipes del acto sexual. Sin embargo, es un problema social y de salud pública el hecho de que estos adolescentes no cuenten con la información necesaria para vivir una sexualidad responsable y, por ese motivo, sean víctimas de la ignorancia.

Tanto las familias como los colegios deberían otorgarles a los adolescentes las herramientas y aconsejarlos acerca de cómo cuidarse para evitar un embarazo a temprana edad o una enfermedad de transmisión sexual que, en algunos casos, son mortales.

El apoyo familiar y la guía de un adulto responsable son de suma importancia porque una buena comunicación permite que las jóvenes se sientan libres de preguntar sus inquietudes y se informen correctamente para no ser apresadas por el deseo y por el impulso propiamente infantil e inmaduro. La contención de los padres, siempre, conduce hacia una toma de conciencia.

Tristemente, la realidad de muchos chicos de Argentina no es ésta. Sus familias no les brindan el sostén que necesitan y, frente a padres exageradamente conservadores o incapaces de escuchar las inquietudes del niño, deben valerse por sí mismos lo que muchas veces genera inseguridad e incertidumbre. Es, en estos casos, donde el sistema colegio debería enseñarles a los jóvenes la importancia de la protección y las ventajas de una vida sexual segura.

Si bien esta situación es la ideal, en Rosario, son pocas las instituciones que ofrecen a sus alumnos educación sexual.

La hipocresía con la que se enfrenta esta temática ha llevado a los jóvenes a una dicotomía en su pensamiento: por un lado, lo que debe ser; y por el otro, lo que los medios masivos de comunicación han empezado a vender como un valor. El “todo vale” al que se exponen los adolescentes debería estar encausado por adultos que tomen la decisión de educar pero con una amplitud de pensamiento y dispuestos a ser honestos con los adultos del futuro.

En tanto no se brinde la contención y el espacio en donde se enseñe y en donde los jóvenes puedan preguntar, sin temor, sus dudas el problema seguirá siendo social. Para terminar con esta problemática, hace falta también que los adultos se hagan cargo de la información que no otorgan a los adolescentes y la censura que se le hace al tema sexualidad; censura que parece absurda frente a todos los programas de televisión o materiales en internet que están al alcance de todos actualmente.

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