Evolucion En El Tipo De Cambio
Enviado por babi9631 • 26 de Septiembre de 2013 • 7.153 Palabras (29 Páginas) • 397 Visitas
Índice
Introducción 2
El Chile pre 1973 es un caso típico de la llamada rent-seeking society. 3
El quiebre de la democracia chilena 7
El entorno macroeconómico 8
Crisis de la deuda (1982) 13
• Política cambiaria: 13
• Política fiscal: 13
• Política monetaria: 13
Modelos Económicos de la época: 14
Socialismo (1971 – 1973) 14
La economía mixta 14
Análisis Económico desde la época 1990 – 2005 14
Objetivo de la política monetaria en chile: 1990 15
Contexto institucional de la política monetaria en chile 15
Metas intermedias de la política monetaria 15
Herramientas de la política monetaria 16
El camino hacia la flexibilización cambiaria en Chile 16
Conclusión 20
Introducción
En primera instancia el trabajo está organizado de la siguiente manera: la primera parte trata del quiebre democrático chileno. Lo que aquí interesa es en qué medida tal quiebre puede explicarse, por lo menos parcialmente, por las políticas económicas intervencionistas de las décadas anteriores. En la segunda parte se describen las reformas económicas del Gobierno militar. La tercera parte se refiere a las conexiones entre las reformas introducidas para abrir y liberalizar el mercado y el proceso chileno de redemocratización: ¿hasta qué punto las transformaciones económicas facilitaron la transición política hacia un régimen democrático?. Esto es en cuanto a lo que fue el periodo 1970 a 1989 en donde se produce la aplicación de dos modelos económicos distintos en nuestro país, debido a diversas circunstancias políticas a las que se enfrentó el país.
Desde 1991, el marco de política del Banco Central de Chile (BCCh) incluye un régimen de metas de inflación (MI) y de tipo de cambio flotante en el que el BCCh interviene solo en circunstancias excepcionales. Este marco fue complementado el año 2000 con el término de un proceso gradual de integración de la cuenta de capitales y con el uso de una tasa de interés nominal.
El Chile pre 1973 es un caso típico de la llamada rent-seeking society.
En esencia, cumplir estas "demandas particularistas" implicaba re- asignar las rentas en favor de los grupos más influyentes y ello constituyó la base de una expansión sostenida de la intervención estatal en la economía. El aumento de la intervención del Estado en Chile, como en la mayoría de los países menos desarrollados, fue especialmente notorio luego de que la Gran Depresión desacreditara el capitalismo, pero sus raíces históricas e intelectuales provenían de un pasado mucho más lejano.
Algunas de las intervenciones estatales fueron decretadas por ley como resultado de una negociación política en el Congreso. Otras competían al Ejecutivo, como la política arancelaria. Otras eran administradas por un grupo de organismos "semi-autónomos" del sector público domina- dos por poderosas burocracias. Las directivas de varios de estos organismos estaban conformadas por representantes del sector privado (es decir, lobbies empresariales), del Ejecutivo y del Congreso. Ese era el caso, por ejemplo, del omnipotente Banco Central (que determinaba la asignación de créditos sectoriales, administraba las líneas de crédito subsidiadas y controlaba la totalidad de las transacciones de divisas); el Banco del Estado (a cargo de los créditos agrícolas subsidiados y, sorprendentemente, del monopolio de la distribución de fertilizantes), y la CORFO, la compañía de Holding estatal más importante.
Las políticas económicas podían entonces orientarse libremente a la captación de las rentas generadas por el cobre y la agricultura para recanalizarlas hacia los grupos favorecidos. Así, la meta principal de la llamada "política chilena del cobre" de los años cuarenta y cincuenta era aumentar la participación del Estado en las rentas generadas por las minas de cobre de propiedad extranjera. Y, de hecho, la fracción del valor de la producción de cobre retenida por el Estado creció de 5% en 1925 a 40% en 1970. Esto se logró a través de una gran variedad de mecanismos tributarios, incluida la obligación de liquidar en el Banco Central los retornos de las exportaciones a un tipo de cambio inferior al del mercado.
Debido a las intervenciones gubernamentales en el mercado de capitales, los bancos privados (y el Banco Central) estaban encargados de racionar los escasos y baratos créditos. No resulta sorprendente, entonces, que surgieran poderosos grupos económicos en torno a los bancos y que explotaran su acceso preferencial a los créditos. Los bancos también se convirtieron en blanco político. No sin algo de razón, fueron acusados de tener demasiado poder. El origen del problema no radicaba en que fueran privados, sino en el racionamiento artificial de los créditos creado por la fijación de la tasa de interés y otras regulaciones. El Presidente Allende pensaba de otro modo, y en su discurso de Año Nuevo de 1971 (habiendo asumido hacía tan sólo 60 días) anunció su propósito de nacionalizar todos los bancos privados. En menos de un año, y sin una oposición significativa, el Gobierno había cumplido su objetivo.
En suma, en tres de las cuatro décadas anteriores al Gobierno de Allende, Chile desarrolló un sistema económico mixto con amplia y creciente intervención estatal. El objetivo era captar para el Estado ciertas rentas económicas y canalizarlas hacia ciertos grupos predilectos. Estas políticas eran consideradas inofensivas desde el punto de vista de la eficiente asignación de recursos porque se pensaba que las personas eran relativa- mente indiferentes a los incentivos económicos. Pero, desde un punto de vista político, dichas transferencias de ingresos fueron el instrumento clave utilizado por los distintos partidos políticos para ganarse el apoyo de un electorado que crecía rápidamente.
Cuando los costos económicos de las intervenciones redistributivas se hicieron evidentes, el énfasis de las políticas públicas se volcó desde la redistribución del ingreso hacia la nacionalización de la propiedad.
Las expropiaciones no sólo alienaron a los inversionistas extranjeros y a las grandes empresas, sino también a los pequeños y medianos empresarios. Las asociaciones de camioneros, de dueños de autobuses y de minoristas lideraron la movilización social en contra del Gobierno de Allende. Algunos poderosos sindicatos laborales de clase media, como los trabajadores del cobre, se sumaron.
El Gobierno de Allende intentó recuperar algo del apoyo político de estos
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