Facultad de ciencias económicas y administrativas Negocios Internacionales
Enviado por Daniel Tangarife • 8 de Agosto de 2017 • Informe • 1.307 Palabras (6 Páginas) • 244 Visitas
Pontificia Universidad Javeriana [pic 1]
Facultad de ciencias económicas y administrativas
Negocios Internacionales
Anne-Laure Chauveau, Daniel Tangarife,
Juan Camilo Torrijos, Maria Alejandra Salamanca, Diego Márquez.
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Bogotá D.C, Agosto 7 de 2017
Teniendo en cuenta su solicitud de consultoría realizamos el siguiente análisis acerca del mercado avicola en Venezuela:
En los últimos años el sector ha venido en un constante declive. La escasez de productos básicos en el mercado y los precios en aumento de éstos es algo evidente. Esta misma escasez ha hecho del mercado avícola la casi imposible sostenibilidad de las granjas. “Fuentes de la industria indicaron que en Táchira, tercer estado productor de pollos y huevos a nivel nacional, la producción ha caído un 70 %, es decir, en las 143 granjas destinadas a ambos productos en el estado, se producían alrededor de 1.300.000 huevos diariamente, y 4 millones de kilos de pollo cada seis semanas. En la actualidad, apenas producen 160.000 huevos por día y 700.000 kilos de pollo cada ocho semanas.”
“En enero, se informaba de que un 25 % de la granjas avícolas venezolanas se encontraban al borde del cierre”, “en abril se informaba de que los avicultores estaban casi arruinados por la falta de alimentos para sus aves.”
Según los vendedores de huevos, los precios de estos varían todas las semanas, en promedio oscilan entre los 14.000 y 17.000 bolívares, dependiendo de la ubicación, lo que hace de este alimento básico una opción poco barata para los venezolanos. De igual manera ocurre con la carne de pollo, la cual oscila entre unos 13.000 bolívares, lo que ha ocasionado que su consumo sea cada vez menor, igualmente a su calidad.
Lamentablemente la situación no parece mejorar y la situación política del país tampoco presagia un avance, por lo que se espera que los precios sigan aumentando y el consumo siga disminuyendo.
En el año 2014 la crisis mundial petrolera ahoga el gobierno venezolano en problemas económicos, sociales y políticos. Este monopolio global al cual pertenecía, representaba alrededor de un 90% de los ingresos generados por este país y debido a este fenómeno mundial, el precio por galón pierde hasta casi un 80% de valor. Como consecuencia, gracias a su exagerada dependencia de este recurso, Venezuela afronta lo que puede ser la peor situación en su historia.
No hay plata, no hay recursos. Es cierto que el país no puede caer y hundirse con todos sus ciudadanos a bordo, pero tampoco puede sacrificarlos a ellos, echándose al agua para permanecer a flote. Se necesita de una política racional y estratégica, pero Venezuela bajo el único mando de Nicolás Maduro, está en dictadura y así es como lo afirma la misma asamblea nacional. La utopía socialista era la base de este gobierno; un pensamiento pensado en el pueblo y su bienestar equitativo, mas no en el peligro equitativo. En adición a la violencia, la corrupción y demás, un tema que sobresale cuando se habla de esta situación lamentable, es ese de la nutrición.
El líder de este país no está en condiciones para que a medida que intenta resolver sus problemas monetarios, logre importar los recursos suficientes para alimentar a su pueblo. De acuerdo con la firma privada Datanálisis “Venezuela está aquejada por una escasez del 80% de los alimentos”. Más aún, La III Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), correspondiente al año 2016, encontró que “el 52% de los hogares del país no tiene el ingreso necesario para comprar la cesta de alimentos (...) un 30% adicional, aunque tiene los ingresos para comprar los alimentos, no tiene los ingresos para otros rubros de gastos básicos del hogar. En consecuencia, el 82% de los hogares del país se encuentra en situación de pobreza.” (Observatorio Venezolano De Violencia, “Avanza De Crisis Social”, Marino Gonzales, Feb. 22, 2017) El “presidente” decide cuanto toca pagar, pero no otorga lo suficiente para que sus propios ciudadanos puedan pagarlo.
Si se está considerando el entrar en el mercado de alimentos en un país como Venezuela, el cual está pasando por una situación de caos, si lo que se quiere es utilidad, entonces la mejor decisión sería no hacerlo. El precio es controlado por la parte gobernante y aunque estos estén elevados de manera exagerada debido a escasez, el hecho de llevar abundancia de cierto tipo de comidas pueda que logre bajar el valor que se les otorga, mas no cambiaría la cantidad de recursos que el pueblo posee. De igual forma, la inseguridad y el desespero por conseguir estos productos es real y lo que se recibiría a cambio de ellos puede pasar de un recibir casi nada a recibir absolutamente nada debido a que si no se puede pagar entonces se debe quitar.
Teniendo en cuenta que el gobierno venezolano sigue manteniendo tres tasas de cambio oficiales más una paralela, es decir cuatro, cada vez hay más restricción en el acceso a las divisas, esto implica que los negocios y más específicamente las exportaciones son cada vez menos rentables. Las tasas cambiantes constantes generan una inmensa incertidumbre en las empresas y las pérdidas son cada vez mayores. En noviembre de 2015 el sector avicola cambió con la emisión de la resolución del ministerio de alimentación la cual estableció que la Corporación de Abastecimientos y Servicios Agrícolas (CASA) sería el único ente autorizado para la importación y exportación de materia prima elemental para el procesamiento de alimentos. Además de este hecho, a principios de 2017 Nicolás Maduro decretó nuevamente un ‘‘Estado de emergencia’’ lo cual arraigó una disminución de las exportaciones avícolas brasileñas y colombianas y de otros países, debido a la incertidumbre frente al pago. El principal perjudicado es el consumidor local por la falta de proteína de alta calidad.
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