Globalización

El panorama de la competitividad está cambiando y se necesitan nuevos modelos para manejar los desafíos que se presentan en el futuro.

Primer desafío: la globalización

La globalización domina el horizonte competitivo. Implica nuevos mercados, nuevos productos, nuevos conceptos, nuevas capacidades, nuevas maneras de pensar los negocios.

Las telecomunicaciones hacen que el mundo sea más pequeño, y el mundo ya no está en el horizonte, sino aquí mismo, y a un clic de distancia. Requiere pensar en forma global y mantener el compromiso global. Pensar en forma global y actuar en forma local.

Se debe tener cuidado con las políticas ya que son inciertas y volátiles.

Las visión global requiere mover talento, ideas e información alrededor del mundo en tiempo real para crear productos, servicios, conocimientos, mejores y más rápido que sus competidores.

Se deja de lado la proximidad geográfica y se comenzará a aprovechar los recursos globales virtualmente.

Ya se han ido los días en las que las compañías creaban productos en casa y las enviaba al extranjero por barco. Con la rápida expansión de mercados globales, los gerentes están luchando para balancear la demanda para pensar globalmente y actuar localmente. Este imperativo requiere mover gente, ideas producto e información alrededor del mundo para encontrar las necesidades locales. Ellos deben sumar nuevos e importantes ingredientes al mix cuando hacen su estrategia: situación política volátil, continuos asuntos de tratados globales, fluctuación de ratios de intercambio y culturas desconocidas. Ellos deben saber más que antes de los clientes, el comercio y la competencia internacionales, En resumen la globalización, requiere que la organización incremente su habilidad para aprender, colaborar y gestionar diversidad, complejidad y ambigüedad.

La globalización ha cambiado las formas de la competencia empresarial, que ahora están dominadas por los activos intangibles y por las personas que, o bien los componen o bien los utilizan. Por ello, las empresas que actúan globalmente prestan atención especial a la dirección de sus Recursos Humanos, es decir que los toman como un componente estratégico y, al mismo tiempo, su consideración como personas; esto es, atender a su dimensión ética y moral. Para ello se propone como primer paso de un camino que no es exclusivo ni excluyente, el empleo de certificaciones sobre Recursos Humanos

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